27. Cuatro palabras

12K 1.4K 590
                                    

Tom sorprendió al día siguiente a Harry, haciendo que su corazón casi se le saliese del pecho y que la respiración se le quedara atascada dentro, haciéndolo jadear. Sin duda, no había esperado que nada más abrir los ojos se encontraría con Tom en su cama, mirándolo fijamente con los brazos cruzados. Sin duda, esta forma de despertar no estaba en la lista de las que más le gustaban.

-¿Qu-qué estás haciendo?-preguntó Harry una vez recuperó el aliento y recuperó sus gafas.

-Tenemos que hablar.

Harry tragó saliva y recorrió la habitación con la mirada. El resto de compañeros a los que había ignorado estos días no estaban. Los Slytherin eran puntuales pero también les gustaba dormir los fines de semana, excepto a Tom, Tom nunca dormía.

-¿Dónde están...?

-Los eché hace una hora.

-¿Los echaste?

-Obviamente, como dije, tenemos que hablar y esto se ha pospuesto lo suficiente.

-Tengo que ir al gran comedor a desayunar.

-Así que hoy si quieres ir a desayunar-dijo con una sonrisa ladina-que bien que haya hecho que los elfos te traigan el desayuno aquí-dijo señalando con su barbilla la mesita de noche.

Harry supuso que esto ponía fin a las cenas y comidas en las cocinas. Así que suspiró y cogió la bandeja y empezó a desayunar. Ni siquiera se sorprendió que Tom hubiese pedido sus cosas favoritas, siempre recordaba fácilmente lo que más le gustaba y lo que menos le gustaba. 

Cuando terminó ya tenía listo su plan, dejó nuevamente la bandeja en la mesita de noche, volvió a acurrucarse bajo las mantas y le dio la espalda a Tom.

-Harry...

-Estoy enfermo, creo que sigo teniendo fiebre.

Casi podía sentir a Tom poner los ojos en blanco detrás suyo.

-No tienes fiebre.

-¿Cómo lo sabes? No eres medimago.

-Quizá, esos números encima de tu cabeza sepan algo-se burló Tom.

Y Harry vio con consternación unos números demasiado grandes en su cabeza que parpadeaban y que claramente indicaban que no tenía ni una mísera décima, sea lo que sea lo que Dumbledore le había dado había hecho que le bajase la fiebre y se llevase todo su agotamiento, casi estaba tentado de decir que estaba recuperado del todo. Sin embargo, y aunque había decidido hablar con Tom... no quería hacerlo, se sentía reticente.  Había esperado ser él el que tomara la iniciativa y no que Tom lo abordara así.

Harry suspiró. Ni siquiera se había despertado correctamente.

-Y tampoco tienes dolor de cabeza-dijo Tom cuando vio a Harry abrir la boca, lo que hizo que la cerrase-pero si es así, Dumbledore me dio un frasco para probablemente cualquier tipo de problema que puedas tener.

Maldito Dumbledore, pensó Harry, no hay quien lo entienda.

-No me siento cómodo contigo-dijo Harry.

-Lo se, necesito explicarme.

-No hay mucho que decir Tom, las cosas quedaron bastante claras ahí abajo. No solo...tu estúpido basilisco mató a Myrtle sino que también has hecho que expulsaran a Hagrid.

-No tenía más remedio que...

-Siempre hay otra forma.

-¡Iban a cerrar Hogwarts! ¡Hubiéramos vuelto al orfanato por quien sabe dios cuanto tiempo!

Perdido en el tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora