5. Reencuentro

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Apenas si Leticia pudo dormir. Mil ideas pasaron por su cabeza. Ya no era una simple huérfana en un planeta lejano, ahora tenía esperanza.

Pero no sabía con que situaciones podía encontrarse, tal vez Vegeta no fuera agradable con ella, de hecho él solía ignorarla por completo y muchas veces la trataba mal. Como sabemos los saiyajines no son cuidadosos en su trato con las mujeres.

Tal vez quisiera ocultar lo que alguna vez tuvo con su prima. Y no, no es lo que están pensando. Vegeta no podría enamorarse de nadie, o al menos eso era lo que le repetía una y otra vez.

«Los saiyajines no están hechos para amar a nadie mas que a sí mismos.»
Decía.

Leticia era su confidente. Ella conocía todos sus secretos y cada uno de los temores de Vegeta. Claro está, del joven vegeta. Ellos eran amigos, casi hermanos, pero ocultaban su relación ya que el Rey no quería que alguien pensara que su hijo era débil en alguna forma.

—Un príncipe no debe demostrar sentimientos— le enseñaba su padre.

La unión de Leticia y Vegeta, era un acuerdo entre sus padres. Pero ella tenía sentimientos por su primo. No sólo era amor, sino más bien admiración. Vegeta no era como toda la realeza Saiyajin, el no deseaba el trono, y solo cumplía lo que su padre ordenaba, al igual que ella. Ambos eran peones en el juego de ajedrez que jugaban sus padres.

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Por fin había amanecido. Leticia se alistó para viajar hacia el planeta tierra.
En el interior de la nave que trajo Parsley, el tiempo pareció ir muy lento. Por lo que decidió dormir otro poco.

Al cabo de unas horas se despertó para comer algo, y su sirviente se apresuró a prepararle un bocadillo.

Mientras comía, Parsley le comentó: —Para su comodidad me encargaré de preparar su reencuentro con el Príncipe.

—De acuerdo, mejor que sea mi sirviente quien arregle la visita. Al menos si Vegeta te rechaza, no me sentiré humillada.

—Yo me encargo señora, no se preocupe. Traje algunos libros para que lea mientras viajamos.

—Eso es todo por ahora. Retírate.

—Como desee.—se fue del recinto dejándola sola como le pidió.

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Al cabo de unas semanas llegaron al planeta tierra. Parsley había investigado y sabía donde encontrar a Vegeta: en la Capital del Oeste. Y se dirigieron hacia ahí.

Una vez que la nave tocó tierra, Parsley se dirigió hacia la corporación cápsula. Hablando con algunos empleados de Bulma, estos le avisaron a Vegeta, que alguien lo buscaba.

Sorprendido por la noticia, pero tambien intrigado, se dispuso a recibir a su visita. Al dirigirse hacia la entrada de su hogar, se hallaba un hombre mayor de espaldas, admirando el lugar. A medida que se acercaba a este, su aspecto le resultaba familiar, y al verlo de frente lo reconoció.

—Parsley que haces aqui? Te creí muerto.

—Es un placer volver a verlo Joven Vegeta. Cuanto ha cambiado.

—Ya no soy tan joven Parsley, puedes decirme Principe Vegeta. ¿Que te ha traído hasta aquí? ¿Cómo me encontraste?

—Es Lady Leticia señor. Ella desea verlo, y quiere saber si no le incomodará su presencia en este lugar.

—¿Por qué me incomodaría la presencia de mi Prima? Dile a Leticia que deje las niñerías y venga a verme. Hace tiempo que no sé nada de ustedes y me gustaría que me pusieran al corriente.

—Con gusto señor, le diré que venga a verlo, eso la pondrá muy feliz, encontrarlo con vida después de tanto tiempo.

—Dile que se apresure, ya que pronto me iré a entrenar a un lugar lejano y me voy a retrasar para recibirla. Que no pierda más tiempo y venga a verme.

—Se lo diré inmediatamente su majestad. En la tarde se reunirá con usted hasta entonces señor.

Parsley fue rápidamente a contarle lo sucedido a Leticia, quien estaba muy ansiosa por ver a Vegeta.
Una vez que supo que éste la esperaba, se dio un baño para relajarse y se alistó  para no hacer esperar al príncipe Saiyajin. Fue con su sirviente hacia corporación cápsula.

Los nervios la estaban matando por dentro. Pero puso su mejor sonrisa fingida y se quedó a las afueras de la casa esperando.
Ni siquiera hizo falta que llamara a la puerta, ya que Vegeta sintió su ki y salió a su encuentro. Allí estaba él, después de tantos años de sufrir en silencio por su ausencia. Se veía mayor, más maduro que ese joven que desahogaba sus temores en ella.

Antes de que pudiera emitir palabra él se adelantó:
—¿Como es posible que te hayas mantenido oculta todos estos años, sin siquiera buscarme una sola vez? Ni siquiera mereces que te reciba.

Las palabras de Vegeta desconcertaron a Leticia. Sin embargo no se inmutó y le contesto fríamente.

—¿Donde queda esa cortesía Saiyajin para alguien que viene a verte desde lejos? Creí que mi tío te había educado mejor.

Un Error Que Lo Cambiará Todo        Vegeta Ouji (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora