El sexto príncipe, Xi Liu Yuan

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Hace un año, cuando los Ni Kuilei llegaron al mundo, el sexto príncipe, Xi Liu Yuan, se encontraba en el país de Qixia como embajador. En ese momento, aún era el príncipe libertino y arrogante del pasado, disfrutando de fiestas por aquí y allá mientras era rodeado por numerosas mujeres hermosas. Tampoco se tomó muy en serio su título como embajador, ya que después de todo, sabía que solo era un método de su padre para librarse de él.

Desde el día en el que él y su tercer hermano, el príncipe Xi Bai Cang, fallaron en matar al príncipe heredero, su padre, quien ya debería haber sido informado de lo ocurrido, les dió la espalda y no volvió a conversar con ninguno de ellos. Claro que como emperador no podía darse el lujo de tener especulaciones sin sentido sobre él, así que sin importar cuan insatisfecho se sentía con respecto a estos dos hijos, todavía no pudo ejercer la pena de muerte.

Finalmente, el tercer príncipe, Xi Bai Cang, fue enviado como rehén a las áridas tierras del oeste, mientras que por otro lado, el sexto príncipe, Xi Liu Yuan, obtuvo el título de embajador y viajó hasta Qixia.

Cuando Xi Liu Yuan escuchó eso, no pudo evitar reírse fríamente.

A lo que respecta 'embajador' solo fue una manera elegante de decir 'prisionero de guerra'. Alguien que sería usado como escudo de carne para el emperador de Qixia.

Por supuesto, a los ojos de la gente común, el sexto príncipe de Bai Xi fue alguien muy favorecido por el emperador, razón por la que recibió tantos privilegios durante su estadía en un país de guerreros como Qixia. No obstante, este buen tratamiento solo fue una fachada perfectamente diseñada para ocultar las verdaderas intenciones de su padre, el emperador. El día en el que llegó a Qixia, fue inmediatamente trasladado al Palacio imperial, al principio lo trataron con respeto y cuidado, pero cuando llegó el momento de reunirse con la familia imperial de aquel país, su situación dió un giro de 180°.

En emperador de Qixia, un hombre de sangre caliente criado en el campo de batalla, lo obligó a sentarse en el piso mientras le pasaba la cabeza. El príncipe heredero de Qixia, quien tenía aproximadamente la edad de su segundo hermano, le arrojó los desperdicios en la cara. La emperatriz, que resultó ser una mujer hermosa y delicada, lo observó con una sonrisa burlona mientras se apoyaba sobre la mesa. No importaba cuan enojado o humillado se sintiera Xi Liu Yuan, se vió obligado a apretar los dientes y tragarse sus gritos.

Después de lo ocurrido, sus días en el Palacio fueron todo menos acogedores.

Aún dormía en una habitación bastante lujosa y amueblada, lo vestían con prendas de oro e incluso disfrutaba de privilegios que ni siquiera el príncipe heredero podía tener. Sin embargo, solo Xi Liu Yuan sabía que se había convertido en la pequeña muñeca de la familia imperial de Qixia. Cada vez que se encontraba con un miembro de la familia imperial, lo obligaban a hacer cosas humillantes y asquerosas, como lamer el piso o dejar que el príncipe de la corona cogiera un cuchillo y le hiciera innumerables cortes en el cuerpo. Luego de eso, continuaba recibiendo privilegios y fingiría que nada extraño había pasado.

Esto no era conocido por ninguna persona fuera del Palacio.

Para los plebeyos, el sexto príncipe fue alguien que recibió un pastel caído del cielo.

Fue por esto que Xi Liu Yuan no se sintió mal cuando vió que el mundo había sido invadido. Es más, lo que en verdad quería era ver la expresión de terror en el rostro de su apostoso padre y hermanos mayores. En ese momento vió como los muñecos de barro entraban por las grandes puertas del Palacio y mataban a todas las personas en su camino, vió a la emperatriz gritar y ser atravesada por una de sus filosas garras, el príncipe heredero estaba muerto y el emperador de Qixia se desangraba al un lado de su trono.

Fue una vista maravillosa.

Una sonrisa retorcida, llena de una extraña felicidad, apareció en el rostro ceniciento de Xi Liu Yuan.

¡Así es como debería ser!

¡Estos bastardos, todos tienen que morir!

El Xi Liu Yuan de ese momento estaba demasiado inmerso en la auto-satisfacción, que no notó que ninguno de los muñecos de barro se había acercado para atacarlo.

Dos días después, la ciudad capital de Qixia se convirtió en un pueblo fantasma.

Las casas habían sido destruidas y montañas de cadáveres fueron amontonados en cada esquina de las calles. Xi Liu Yuan caminó en silencio, sus ojos no paraban de girar mientras se movía sigilosamente por las sombras. Se había escondido en el Palacio durante los últimos días, y no se había atrevido a salir por temor a encontrarse con algún peligro. La única razón por la que había salido, se debió principalmente al hecho de no tener comida ni agua que beber, había recorrido el Palacio entero buscando alimentos, pero todo había sido destruido con la llegada de los Ni Kuilei.

Ahora se movía por los suburbios de la ciudad, sin saber a dónde ir.

...

Al final, de alguna manera logró llegar a la cordillera fronteriza del país y refugiarse en el interior de la barrera.

No habían mujeres, solo un grupo de hombres que disfrutaban de los placeres carnales entre ellos. Xi Liu Yuan vió esto y se sintió asqueado, ensució sus manos en la tierra y luego las levantó para frotar su rostro, al instante, la cara guapa y hermosa del sexto príncipe se convirtió en un rostro delgado y amarillento.

Luego de vagar durante algún tiempo en el pueblo, Xi Liu Yuan llegó a una vieja casa de madera casi al final de la barrera. El dueño anterior había muerto de hambre, dejando el lugar abandonado y lleno de polvo. Xi Liu Yuan se deshizo del cadáver y limpió el lugar, luego busco un conjunto de ropa limpia y se convirtió en el nuevo dueño de la posada.

Sus días fueron tranquilos, de vez en cuando lograba robar algunos trozos de pan de las personas que vivían junto a su casa, siempre cuidadoso de no dejar ninguna evidencia.

Ese día se encontraba barriendo el espacio frente a su casa, cuando de repente escuchó a alguien dirigirse a él desde atrás.

"Disculpe."

Xi Liu Yuan se giró y se sorprendió al encontrarse con un hombre hermoso y hermoso que lo miraba fijamente.

Su aturdimiento solo duró unos segundos antes de desaparecer. Esa persona le preguntó si él y su amigo podían quedarse unos días en su posada, solo entonces se dió cuenta de que otro hombre guapo había venido también. Xi Liu Yuan sonrió y fue cortés todo el tiempo, sin embargo, cuando escuchó a esa persona dirigirse a él como 'su Alteza', su sonrisa se congeló.

Señorita Prodigiosa: La Leyenda Del Doctor DivinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora