La belleza del loto púrpura

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Hace dos días Wangzi Hei y su gente ingresaron al bosque Ting en busca de plantas medicinales para curar la enfermedad de su abuelo, en el camino no hubo muchas complicaciones ya que extrañamente no se encontraron con ninguna bestia espiritual. Pero cuando llegó la noche uno de sus sirvientes lo traicionó colocando veneno en su comida y casi al instante fueron emboscados por los hombres del rey demonio.

En una situación normal esos sujetos no serían rivales para Wangzi Hei, pero por culpa del veneno en su cuerpo se vio obligado a retroceder, él y su gente se separaron. En el camino fue gravemente herido por uno de los enemigos y perdió mucha sangre, usó su último esfuerzo para deshacerse de esos tipos molestos cerca de un precipicio.

Un día después, cuando finalmente se estaba recuperando y estaba listo para regresar con sus subordinados, inesperadamente fue azotado por un mar de bestias espirituales y al tratar de evitarlos su herida volvió a abrirse y perdió el conocimiento.

Todo a su alrededor era solo oscuridad, el veneno en su cuerpo no era suficiente como para matarlo, pero lo hizo sentir un dolor punzante cerca de su herida, la perdida de sangre causó que su consienta se volviera borrosa y sus cinco sentidos casi lo habían abandonado por completo.

No podía creer que él, Wangzi Hei, el hombre que causaba terror en los corazones de sus enemigos, se viera reducido a tal estado.

Trató de ponerse lúcido varias veces, pero todos sus esfuerzos fueron en vano, casi no podía mover su cuerpo. A este paso su única alternativa era... Esperar su muerte.

O era devorado por las bestias espirituales o moría por la perdida de sangre. Las esperanzas casi lo abandonaron.

¿Quien podría ayudarlo en este
momento?

¿Él iba a terminar así?

¡Todavía no se había vengado de la persona que le hizo esto!

¡Él no quería rendirse!

"Te agradecería que te tranquilizaras...."

Una suave voz resonó al lado de sus oídos y un tenue olor a flores y medicina llenó su nariz.

¿Quien está ahí?

El primer reflejo que sintió en ese momento fue ponerse a la defensiva, si se encontraba con un enemigo ahora, era casi seguro que moriría.

Pero no hubo dolor....

De repente sus sentidos fueron recuperando su lucidez lentamente y fue ahí cuando sintió un cálido tacto en su piel. La mano que tocaba su pecho era pequeña y suave tanto que pensó que la otra parte era un niño.

Wangzi Hei no estaba acostumbrado al contacto con otras personas, si alguien se atrevía a tocarlo sin su consentimiento perdería las dos manos... Pero ser tocado por esta persona no le desagradó en lo absoluto, se sintió casi... ¿Bien?

Lentamente trató de hacer un esfuerzo para abrir los ojos, este simple movimiento casi gastó todas sus energías, pero él quería ver a esa persona.

Finalmente sus ojos se abrieron y una hermosa figura roja se grabó en su mente, debido a que su cuerpo estaba muy débil solo pudo ver vagamente la silueta borrosa de esa persona.

Cabello negro, traje rojo y un rostro... ¿Dorado? No, parecía estar usando una máscara...

El agradable olor de la persona era muy reconfortante, tanto que Wangzi Hei inconscientemente se sintió deleitado y atraído...

"Parece que ya estás recuperando la consciencia... Bien..."

La persona vestida de rojo se acercó a su rostro, sacó un pequeño frasco de porcelana y vertió el contenido en la boca de Wangzi Hei.

El líquido entró lentamente por su garganta y casi al instante su cuerpo se sintió envuelto en nubes, una sensación tan placentera y reconfortante mezclada con una irresistible fragancia llenó todo su ser.

La persona de rojo limpio la sangre en la cara de Wangzi Hei con sus delicadas manos de jade mientras decía "Ahora solo tendrás que descansar, me tengo que ir"

Wangzi Hei sintió que las delicadas manos que acariciaba su rostro se alejaban y un tenue sentimiento de perdida brotó en su corazón. Inconscientemente trató de levantar su mano para detener a esa persona, pero fue demasiado tarde.

La silueta roja ya había desaparecido...

.......

A la mañana siguiente, los cálidos rayos del sol atravesaban las hojas de los árboles, el viento fresco soplaba con calma mientras hacía bailar el largo cabello negro de la persona recostada bajo el árbol.

El hombre era tan hermoso que parecía un ser de fantasia, su cabello negro azabache contrastaba perfectamente con su blanca piel parecida a la porcelana, tenía finos y delicados labios rojos, una nariz recta, un par de cejas como espadas y para intensificar su belleza tenía un encantador loto púrpura en el medio de su frente. Estaba vestido completamente de negro y se podía apreciar claramente las vendas alrededor de su pecho.

Pero de pronto los párpados del hombre comenzaron a temblar levemente mientras abría los ojos.

Si una persona viera esta escena seguramente se sorprendería, el hermoso hombre que estaba recostado bajo el árbol tenía un par de extraños ojos bicolor, su ojo derecho era de un impresionante color azul mientras que el izquierdo era de un misterioso color verde jade.

Wangzi Hei se sentó al pie del árbol y tocó su pecho, ya casi no sentía dolor e incluso en veneno dentro de su cuerpo había sido erradicado.

¿Quien era esa persona?

¿Porqué lo ayudó?

En ese momento muchas preguntas dieron vueltas en la cabeza de Wangzi Hei.

Pero se sorprendió al darse cuenta de los feroces latidos de su corazón, su mente fue oprimida tratando de recordar a la persona que le salvó la vida... Pero sin importar cuanto se esfuerce solo recordó su delicada silueta, su irresistible aroma y su inolvidable tacto.

¡Él tenía que encontrarlo!

Fue justo en ese momento cuando un par de sombras blancas se acercaron a él.

"¡Maestro!" Gritó el hombre vestido de blanco mientras corría con la preocupación tallada en su rostro.

"¡Por fin lo encontramos maestro! ¡No pudimos buscarlo antes por la maldita ola de bestias!" Habló el otro hombre de túnica blanca, parecía ser un poco más joven que el primer hombre.

Wangzi Hei se puso de pie y saludó a los dos hombre vestidos de blanco "Estoy bien, Baiyan, Braise ¿Saben lo que ocurrió?"

Señorita Prodigiosa: La Leyenda Del Doctor DivinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora