¡Él acaba de matar mentalmente a su nieto!

1.4K 167 8
                                    

Después de matar al monstruo, Bai Feng se secó el sudor de la frente y colocó la espada dragón de regreso en su vaina. Mientras tanto, el enorme cuerpo de la criatura que yacía inerte detrás de ella, comenzó a descomponerse hasta convertirse en un montón de polvo. El rostro del niño y forma de araña ya no se encontraban a la vista, lo único relativamente llamativo fue el cristal brillante que cayó después de que el cuerpo desapareciera. A diferencia del imponente tamaño del monstruo, su núcleo resultó inesperadamente pequeño, era delgado y no parecía ser más grande que el dedo meñique de un adulto, pero el color rojo escarlata que rodeaba sus bordes lucía hermoso y a la vez un tanto siniestro.

Bai Feng mantuvo silencio mientras se agachaba para recoger la gema, sus ojos fríos inspeccionaron con cuidado el núcleo antes de guardarlo en su espacio de almacenamiento.

Bai Feng levantó la cabeza y observó el cielo oscuro, aún no pasaban del medio día pero las sombras siempre se mantenían en su lugar.

Después de unos minutos, Bai Feng pateó el suelo y desapareció de su lugar. Una horda de polvo se levantó cuando comenzó a correr a través del vasto desierto de arena negra. El monstruo con cara de niño había sido una gran distracción, aunque no tenía prisa, Bai Feng aún quería encontrar el último ingrediente para curar la enfermedad de Tian Ming. A estas alturas, el mundo ya no contaba con la rica producción de hierbas espirituales que alguna vez tuvo, ahora incluso una hoja era considerada un tesoro para los cultivadores, algo que ni siquiera una montaña de oro podía pagar.

Bai Feng fue clara de esto y aún así se atrevió a aventurarse fuera de la barrera para buscar una de esas plantas. Pero Bai Feng no mostró mucho problema, gracias a su contrato con las bestias espirituales en el interior del Palacio de jade, había desarrollado cierta habilidad que le permitía sembrar cuantas hiervas espirituales quisiera. Así que en conclusión, solo necesitaba encontrar una pequeña semilla para lograr su objetivo, lo cual no fue tan difícil como buscar directamente la planta.

Desde la llegada de los Ni Kuilei, el poder espiritual en el continente había comenzado a escasear y por consecuencia, las plantas espirituales no pudieron seguir creciendo. Claro que aún quedaban las semillas, sin embargo, no importaba cuanto esfuerzo pusieras, al final ninguno de ellas pudo sobrevivir. De esa manera, las semillas de plantas espirituales se convirtieron en un peso muerto para las personas, nadie estaba dispuesto a comprarlas y mucho menos a consumirlas, ya que incluso sino podían crecer, el poder explosivo dentro de las semillas era suficiente como para causar severos daños al organismo humano.

Como médico, Bai Feng estaba muy informada sobre eso, la gente no consumía semillas y al final optaban por arrojarlas o usarlas como un veneno para matar personas y robarles sus recursos. Fue realmente irónico, las plantas espirituales que alguna vez se usaron para salvar vidas, se convirtieron en un arma traicionera para matar humanos.

Bai Feng pensó eso y se rió con desdén.

A estas alturas no importaba cuan noble fueran los cultivadores y personas que alguna vez vivieron gloria y riquezas, después de la llegada de los muñecos de barro la humanidad mostró su cara más fea y su naturaleza podrida y retorcida.

Perro come perro, era la única regla para sobrevivir.

El viento movía el largo cabello de la persona vestida de rojo, sus mangas revolotearon como una elegante mariposa mientras se movía a la velocidad de un rayo en entre la intensidad del desierto. El rostro blanco y esculpido lucía frío e indiferente, exudando una sensación de animosidad distante y cruel.

Bai Feng se detuvo cuando vió que el cielo se hacía más oscuro que antes. Al parecer no tendría mas opción que seguir corriendo hasta llegar a alguna parte. Aunque el desierto negro era peligroso y casi mortal, sería estúpido quedarse parado en el mismo lugar durante tanto tiempo, pero correr sin un rumbo fijo tampoco era buena idea. Bai Feng se acarició el mentón y pensó en sus posibilidades, podría pasar la noche en el interior de su espacio dimensional junto a Mu Jin Yue y los demás, pero no tenía muchas ganas de perder el tiempo. Ya que el flujo temporal entre ambas dimensiones no consistía, temía que surgieran inconvenientes mientras ella no estaba.

"... Ah"

Bai Feng suspiró y negó con la cabeza, al final optó por probar suerte y ver hacia donde la llevaba el camino en dirección al norte.

Sin embargo, justo cuando estaba por dar un paso adelante, una luz aguda cruzó su mirada, rápidamente se alejó unos cuantos pasos mientras colocaba una mano en la vaina de su espada.

Hace un instante pudo sentir claramente una leve presencia espiritual perturvar el aire a unos cuantos metros de ella. Aunque no detectó intenciones maliciosas, esa no era razón para bajar la guardia.

"... Ayuda.. ¡Maldición!"

Una voz vieja se escuchó desde un punto desconocido, haciendo que el cuerpo de Bai Feng se tensara y casi cayera al suelo.

"¡Maldito mocoso!... ¡¿Cómo te atreves a olvidarte de esta vieja bolsa de huesos?! ¡Seguro eres valiente, eh!"

La voz envejecida sonaba furiosa como un demonio. Bai Feng se quedó sin habla mientras trataba de buscar a la persona origen de esos penetrantes rugidos.

Fue entonces cuando la arena bajo el suelo se movió y un anciano de cabello blanco se arrastró hacia la superficie. Su barba larga estaba llena de suciedad y la tierra oscura salía de su boca mientras tosía. Aunque no parecía herido, todo su cuerpo estaba maltratado como un saco de papas y el color blanco de su túnica se volvió gris debido a la mugre.

El anciano tosió como si quisiera escupió hígado, miró a su alrededor y cuando su vista cayó sobre el joven de túnica roja, sus ojos brillaron.

"¡Oye niño¡ ¡Este anciano acaba de matar mentalmente a su estúpido nieto! ¿Te interesa convertirte en mi nuevo nieto?"

"..."

Señorita Prodigiosa: La Leyenda Del Doctor DivinoWhere stories live. Discover now