Capitulo 11

2.2K 192 31
                                    

Narra Purre

—Yo no sabía que iba a tener una hija. —empecé diciendo. —En mis planes no estaba ser padre, la verdad. —me reí.

Levanté la mirada y observé a Pilar que me miraba tranquila.

—Hace nueve años, me llegó una llamada desde el hospital diciendo que mi hija acababa de nacer. —negué con la cabeza. —Yo no sabía de qué me estaban hablando. No tenía novia en ese tiempo porque hace unos meses vos y yo habíamos roto. Bueno, mejor dicho, vos te marchaste.

Ella retiró la mirada. Aquel no era el momento, lo sabía.

—En fin, fui al hospital para hablar en persona con los médicos. Al llegar, directamente, me llevaron a ver a Ariadna. —seguí. Una sonrisa se posó en mis labios. —Era el bebé más bonito que había visto, pero yo estaba convencido de que yo no era su padre.

—Ella es su hija, señor Giménez. Se llama Ariadna. Así le puso la madre. —dijo una enfermera.

—Se lo repito por décima vez, yo no he tenido ninguna hija. —le dije mirando al bebé en su mantita. —Esa niña no es mía. ¡Se están confundiendo!

La chica frunció el ceño. —La madre nos dijo que era usted su padre.

— ¿Y dónde se supone que está su madre que no me habla ella sobre "nuestra hija"? —pregunté.

Aquello era imposible. ¡Habían pasado meses desde que no tuve relaciones sexuales!

Ella me miró un segundo dubitativa. Suspiró hondo y miró a la niña.

—Ella ha fallecido nada más darla a luz. Tenía un mioma muy grande y no la pudimos salvar. —contestó. Me quedé pálido. —Lo siento mucho.

— ¿Qué? Pero... ¿Quién era? ¿Quién es la madre de esta niña? —pregunté, pero no recibí respuesta.

Estuve todo el día pidiendo que me dijeran el nombre de su madre, pero nunca me lo quisieron decir. Estaba desesperado, me estaban diciendo que aquella niña era mi hija y ni siquiera me decían quién era su madre. No tenía ni idea de cómo era posible nada de eso.

Les denuncié. Denuncié a los médicos, al hospital, a todos por ocultarme información sobre la madre de mi hija y aun así no me dijeron nada.

Yo no recordaba en ningún momento haber dejado embaraza a una chica. ¡Era imposible!

Al cabo de unos días, donde me aseguré que la niña se quedara en el hospital hasta que supiera que estaba pasado, les pedí que nos hicieran una prueba paternal.

—Aquí tiene. —dijo un médico dándome los resultados.

Los abrí sin dudar ni un segundo.

Leí todo el papel por encima hasta llegar al final donde me decían lo realmente importante.

El presunto padre no puede ser excluido como el padre biológico del menor probado. Basándose en el análisis, la probabilidad de paternidad es del 99%

Releí aquellas dos frases mil veces. Desvié la mirada hacia el pequeño cuerpecito que estaba a mi izquierda. Aquella niña era mi hija. Y yo era su padre.

La visión comenzó a ser nublosa para mí y por un momento temí que me desmayaría. Cerré los ojos, pero los volví a abrir cuando Ari empezó a llorar. Me quedé mirándola sin saber qué hacer. La tomé en brazos y empecé a acunarla hasta que se calmó.

Sus ojos verdes me miraban con curiosidad.

—Lo siento tanto —susurré entre lágrimas. —No pensé que iba a ser padre de esta forma. —me mordí el labio. —No sé quién es mamá, Ari, pero te prometo ser el mejor padre del mundo. O lo intentaré. Podemos aprender el uno del otro. No me juzgues mucho si lo hago mal ¿vale?

Papá, ¿Qué Es Pilurre? (EDITANDO)Where stories live. Discover now