Capítulo 25

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"Entonces yo no desconfiaré, y no tomaré más de lo que el camino me da. No lo necesito. No cuando te prometí que seré tuya si tú me das la misma promesa"

-Samy Jara

Capítulo 25

—¿Estás seguro que esto no es una mala idea? —preguntó al pelirrojo de mi marido que me mira entre divertido y burlesco. Hago una mueca divertida—Tu madre y Hasser me miran entre enojadas y fastidiadas, y no creo que esa debe ser la reacción que una noble deba causar.

Él bufa mientras acaricia la crin de Abel, parece que mi caballo ha elegido dueño, pues está sumamente encantado con la atención de cierto marques.

—Supongo que es una muy mala idea, pero en verdad estoy ansioso de cabalgar contigo. Además, eso de la etiqueta social de un noble es una mediocridad. Yo jamás te haría hacer algo que tú no quieras. —no entiendo como eso no sonó excesivamente dulce, lo dice con naturalidad apenas mirándome.

—Bueno, ya hemos cabalgado en una ocasión —sonrío divertida, y Alejandro se ríe mientras asiente.

Sin apagar su sonrisa se impulsa para quedar perfectamente en la silla, luego estira su mano en mi dirección y yo la observo divertida, ¿Es demasiado grosero que rechace su mano? Es decir, yo puedo solita y sin ayuda subir al lomo de Abel, y además es hasta un tanto difícil hacerlo con una sola mano.

Pero como una aduladora llena de corazoncitos en la cabeza, tomo su mano y el me ayuda a quedar sobre el lomo de Abel. La sensación sería descrita como algo sobrenatural. Sentir que algo te sostiene y es lo suficientemente fuerte para guiarte es simplemente algo que nadie merece. Abel rechina mientras da un pequeño trote, río y me estabilizo.

Entonces alguien sopla despacio en mi cuello y es instantáneo, mi cuerpo reacciona casi sin permiso; mis vellitos se levantan, mis nervios empiezan a volverme líquido, mi corazón chapotea feliz y yo soy un mar de sensaciones y nerviosismo.

Me enloquece cuando Alejandro se estira para tener las riendas del animal. Me enloquece cuando Alejandro y yo estamos tan cerca que no puedo determinar dónde termina mi espalda y comienza su pecho. Me enloquece cuando la respiración de Alejandro se pierde en mi nuca. Me enloquece. Este hombre me enamora.

—Estaba pensando que, si sientes algo duro crecer en tus nalgas, no te asustes simplemente debe ser el viento —no puedo evitar reír porque en definitiva eso no puede ser el viento.

—Son unos desvergonzados, terminan con la inocencia de mi alrededor, es solo estar cerca de ustedes y saber que ambos quieren arrancarse la ropa. Espero y no sea contagioso, porque o sino necesitaré de mucho autocontrol —Puedo imaginar como Alejandro gruñe mientras pone a Abel en marcha, yo en cambio saludo con una sonrisa a David y este me guiña un ojo antes de adelantarse y dirigir la campaña.

Recorremos el camino y Alejandro y yo compartimos conversaciones y un tanto de manoseo en todo el camino. Es verdad sobre algo, no podemos alejar las manos el uno de otro. Es algo aditivo que solo crece y crece de manera vertiginosa y peligrosa.

—Huele tan delicioso. No puedo creerlo. —el trote del caballo solo hace que esto se vuelva más divertido —¿Falta mucho para llegar?

Es increíble su habilidad para cabalgar, aunque no debería sorprenderme, pero no es muy común que nobles troten de manera tan natural en animales.

—Es lavanda —ante mi ceño fruncido, explica —La razón por la que huele tan delicioso. Y a tu pregunta; hace un tiempo que estamos en la tierra de Alencar, pero falta menos de una milla para llegar a la casa grande.

Por Un Arrebato © |COMPLETA|Where stories live. Discover now