Capítulo 44

358 20 0
                                    

Nota: Este capítulo no estaba incluido en esta corrección, pero LLEGAMOS A LOS 5 MIL VOTOS, así que, aquí mi sorpresita para ustedes.

Gracias, por seguir leyendo. 

Espacio para dejar un comentario sobre hasta ahora, que te pareció este libro. 

***

Hace pocos años atrás...

Buscando la verdadera historia...

Nunca pensé volver a encontrarme con ella, Rony.

Lucía un vestido sucio en las vastas apretado por un corsé crema y una mirada entre cansada y adormilada, cuando me miró dejó la jarra de cerveza a un lado para lanzarse a mí, yo la recibí en medio de la conmoción y la sorpresa. Medio abrazándola, medio odiando el abrazo.

Verónica había visto mucho de mí, excepto esta faceta. Había conocido a la adolescente a la que castigaban por todo, sin familia y tan sola como una palmera en medio del desierto. Ella también conoció a la muchacha enamoradiza con sueños de grandeza y vestidos distintos para cada día del año, pero..., pero en ese momento ni siquiera sabía lo que era. Había perdido todo lo que un día me había definido, mis gustos, mis tiaras y collares, la elegancia y los abanicos. Todas las sonrisas y las palabras altamente mordaces. No tenía nada, ni una casa, ni alguien que me amara o velara por mí. Era nadie. La más propensa de morir por soledad y jamás haber sobrevivido al mundo sin nadie enfrente.

Sentí vergüenza de mí misma.

Pero entonces, y no lo sabría sino tiempo después, ella sintió lo mismo al verme. Había escapado de la vida de noble para criar a su hijo sola, aún cuando era cada día más difícil. Me contó de las incontables veces que le dolía escuchar como llamaban a su pequeño "mocoso bastardo" pero que también estaba orgullosa de él. Como nunca podría estarlo si vistiera gabardina y chaquetillas finas. Sabía que su vida sería mucho más cómoda bajo el ala protectora de un hombre, es más de alguien noble y solvente en cada aspecto económico y social, pero las posibilidades de que su hijo crezca como un salvaje narcisista eran casi seguras. Sabía que si se habría quedado su hijo se convertiría en alguien poderoso, pero no alguien feliz. Y fue la seguridad con la que dijo, que su decisión había sido inquebrantable y que jamás se arrepentiría —aún en los momentos más duros—, que me hizo ver a mí misma, que él único obstáculo para sobrevivir, todo este tiempo, había sido yo misma.

Hell, ese era el nombre de un pequeño de mejillas regordetas y cabello rubio oscuro. No sé porque, pero cuando finalmente conocí al niño, que me miraba con desconfianza y simpleza, me eché a llorar. Mucho. Muchísimo.

—Leah... —murmuró Liam, sentándose a mi lado y acariciando mi espalda de arriba abajo. —¿Qué le pasó? —susurró hacia Jason, que se había mantenido en silencio y no había hecho más que comer y tomar mirando todo en completa inactividad.

—Creo que se despide. —murmuró, y sus ojos raros y un poco apagados me miraron con profundidad. Sus hombros que habían estado tensos se aliviaron, y tomo aire antes de que forzara una sonrisa —Duele mucho dejar ir lo que no sabías que tenías aferrado.

Y como si así fuera, me encogí en mi misma mientras mis sollozos aumentaron en volumen.

Verónica tuvo que irse, pero Hell se quedó a mi lado, incómodo y ceñudo. Lo entendía, y me enternecía a partes iguales, porque el niño era tan bello como su madre lo había descrito.

—¿Por qué lloras? —murmuró el niño —Algunos lloran cuando toman mucha cerveza. ¿Eres de esos?

Sacudí mi cabeza en negación y lo miré.

Por Un Arrebato © |COMPLETA|Where stories live. Discover now