Prefacio & Personajes

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-Prefacio-

Una mirada.

Ella sabía muy bien que no debía importarle, que debía ser fuerte como un roble y bella como una flor. Aunque la mirasen como si fuese un palito de madera roto, y una flor pisoteada.

Pero siempre la miraban de la misma forma.

Corrió a trompicones, resbalando por las pesadas bastas de la falda amarillenta que llevaba, apoyándose del muro y respirando agitadamente.

Pero se negaba a dejar de correr.

El lugar era inmenso, pero estaba tan solo como ella. No importaban cuantos la visitaran, siempre... siempre tenía el aroma a abandono y acumulaba el polvo del olvido.

Ya sentía la pesadez en la cabeza cuando alcanzó a llegar al pequeño cuartito oscuro.

No había luz alguna, y lo único que sentía era frío dentro.

Pero era el lugar más confortante de todos.

Cuando era niña la encerraban horas allí, cuando insistía en cabalgar con las dos piernas alrededor del animal, o cuando gritaba que odiaba el caldo de verduras que comían cada miércoles, siempre terminaba con gritos de angustia y con el trasero rosado e irritado por las palizas.

Te convertiré en una dama, aunque me cueste la vida.

En algún momento, ese pequeño, oscuro y frío cuarto se habían vuelto mucho más caliente que la habitación que compartía con las niñas del lugar.

Abrió la puerta, con ayuda de un impulso, y la cerró detrás de ella, sintiendo enseguida el ambiente tan helado y lleno de recuerdos.

Se dejó caer, hacia abajo, llegando a tocar las nalgas con la superficie sucia. Dejando que el vestido se llene de polvo y humedad. Y enterró el rostro en las rodillas, lo tenía todo roto.

Las lágrimas empezaron a fluir apenas había entrado, pero cuando por fin estuvo arrumada, se permitió sollozar.

Ella era como un hermoso abanico de plumas; por un tiempo fue la obsesión de su creador, donde cuidaba cada detalle y sumaba con delicadeza cada perla o hilo que lo mantenían todo junto. Después, en algún momento llegó a ser la pieza que daba más brillo a su dueña. El complemento ideal, la luz de una velada. Pero, al cabo de unos días el brillo quedó relegado por otro. Las plumas se encogieron y amarillaron, y todo rastro de esplendor y luz se habían oxidado entre el polvo y el tiempo.

Ya no tenía luz para dar.

Cada pluma que un día habían sido causa de orgullo y amor, se habían caído o encogido hasta perder su valor.

Ya no era nada.

Se acomodó más junta, el frío ya había empezado a traspasar la tela pesada y el asfixiante corsé que cada mañana se ponía.

Pero se sintió un poco mejor, un poquito más viva. Como si por un minuto, los luminosos rayos del sol diesen, por pura casualidad, con el maltratado abanico, haciéndole recordar las risas, la luz y la admiración.

A veces ella necesitaba eso, estar tan triste para saber que aún era capaz de sentir.

Si ella lloraba, entonces entendía que aún podía reír.

Que el abanico no estaba desecho, aún no estaba en la basura.

Solo necesitaba cambiar de plumas, limar las perlas y colocarlo en la mano correcta, para que pueda volver a brillar como en un inicio.

Solo que aquella chica, que gimoteaba y se encogía en la esquina de una academia lo suficientemente grande para no ser encontrada, jamás fue un abanico.

Pero tampoco estaba lista para verlo.

*** 

NOTA DE LA AUTORA:

Hola, gente hermosa que ha llegado hasta aquí por obra y gracia del Espíritu Santo.

Yo no soy muy importante, ahora mismo, por lo que iré al grano:

Sigo corrigiendo la historia.

Es mi primera hija, y normalmente la pulo cada vez más.

Complejo de primogenita.

Los personajes son meramente de tu imaginación y mi sintonización con las letras, a mi me gusta pensar en Eleanor con su cabello suelto, rostro lleno de sonrisas y bajo una máscara oculta sus emociones más "débiles", pero en lo físico, quería crear algo así como una muchacha más simple que hermosa.

Así que imagina su cabello, sus labios y su nariz en la forma en la que imaginas lo que tienes reprimido ante alguien.

Y para Alejandro.

Bueno, cada vez que pienso en él, las olas saladas en una playa bermeja y oculta por el infinito mar, es la imagen de mi cabeza. Un hombre refunfuñado, resentido con la vida. Pero también pasional y con ganas de finalmente sentirse en paz.

Ese es él. Con cabellos anaranjados.

Pero, si aún así quieres imágenes, he aquí algunas:

Personajes:

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Justo aquí: samaijoyce.

Besos.

Por Un Arrebato © |COMPLETA|Where stories live. Discover now