15. Celos y corazones rotos

12.9K 749 213
                                    

Punto de vista de Anna

Me siento superficial, patética, acomplejada y desequilibrada.

He pasado una semana entera reprochándome como he podido hacer aquello, como he podido dejar que me besara, e incluso, de yo haberlo besado. No he contestado sus llamadas desde aquella noche, ni sus mensajes que se va aparecer en la puerta de mi casa si no soy capaz de enviarle una respuesta, ahora se cree con algún derecho sobre mí. Por un exquisito y majestuoso beso que yo no desee pero se sintió fenomenal.

He tratado de mantener mi mente ocupada en mi reporte, no crean que lo he tirado todo por la borda. He redactado un buen argumento y reproduzco la voz de Harry en mi grabadora un par de veces para asegurarme que lo que hace es ilegal y yo tengo que hacer lo correcto.

Antes de meterme a la ducha el sonido escandaloso de mi celular suena, por lo que lo cojo de la cama y el nombre se Sam parpadea en medio de la pantalla.

Antes de que pueda decir algo ella lo hace, como siempre.

— ¿Me creerías si te digo que me he enamorado del hombre más bestial y magnifico en la cama? —No puedo evitar reír, por el poco pudor que ella tiene.

—Probablemente te diría que eres una psicópata sexual, y que no te has enamorado. Porque cuando lo hagas no te expresarás así.

Escucho una carcajada al otro lado de la línea y sé que tengo toda la razón.

—Esperaba escuchar un: Si Sam, te creo. Pero arruinas la frase. —Se queja y sé que aún está bromeando.

— ¿De quién se trata? —Pregunto, porque todos los chicos con quien se mete suelen ser de nuestro antiguo colegio.

—Se llama Sean Di castro y es un papito mi rey. Como dirían los latinos.

No me suena en lo absoluto.

— ¿De dónde es? No he escuchado acerca de él.

Me despojo de mi ropa mientras es mi hombro quien sostiene mi celular.

—Es nuevo en la ciudad, lo conocí hace una semana en la fiesta de Lucrecia. ¡Tienes que conocerlo! Le hable de ti, y me dijo que podríamos ir al coctel de hoy de verano. —Escucho la emoción en su voz, pero no de una chica enamorada. Cuando realmente la vea así, valdrá la pena conocer al chico quien lo haya logrado.

—No lo sé, tengo que hacer un par de cosas hoy—. Digo porque es cierto, pero no quiero decirle acerca de mis dudas sobre entregar el reporte.

—Te llamare en un par de horas para quedar de acuerdo, ya está dicho. —Antes de que pueda quejarme, corta al otro lado de la línea.

...

Estoy siendo paciente y trato de que los nervios no me dominen, estoy de pie en frente de la oficina del señor Lincoln, su secretaria me mira de pie a cabeza confundida como si a quien viera se tratara de una psicópata desenfrenada. La comprendo, yo me vería igual.

— ¿Se encuentra usted bien señorita Lee? —Pregunta ella, regalándome una sonrisa calmada.

Yo asiento y le regalo la misma sonrisa, con la diferencia que la mía es fingida. Observo mis manos y estas sostienen la carpeta donde tengo toda la información que he conseguido de Harry, casi arrugando el material.

¿Qué demonios pasa conmigo? Se supone que estoy haciendo lo correcto.

—Puede pasar. —La secretaria me hace seña con sus manos y trago con dificultad cuando la puerta se abre.

Camino a pasos lentos como si jamás quisiera llegar ahí.

Es como si algo estuviese reteniéndome.

Heaven [ Harry Styles]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora