2. Las segundas partes nunca fueron buenas.

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2. Las segundas partes nunca fueron buenas.

 Contemplé por la ventanilla del coche, cómo nos íbamos acercando a St. Jude. El internado se erguía majestuoso entre los verdes árboles. Suspiré profundamente. Aquí estábamos otro año más.

 No podía creerme que hubiera pasado un año desde que aquella chica new yorkina hacía huido de la gran manzana hacía un futuro incierto en Montana. La sensación ya no era la misma, ni mucho menos. Sabía lo que me esperaba aquel último año.

Después de pasar la verja del internado el coche se quedó parado por completo. Era la hora de enfrentarse a la triste realidad que es, volver a las clases después de un perfecto y corto verano.

— ¡Jo!—Una voz femenina, levemente aguda, aunque yo ya estaba muy acostumbrada a su tono, emitió un chillido detrás mio.

Pero antes de que yo pudiera gritar su nombre, Lizzie ya me estaba abrazando casi hasta sin dejarme sin respiración.

—Abrazo en grupo. — Dijo Robert detrás nuestro uniéndose también a nuestro sándwich de abrazos y provocando nuestras carcajadas.

Ahora sabía por qué se me había ocurrido volver a St. Jude aunque la mayoría de estudiantes pensaran que yo era una zorra. Porque la vida con Lizzie, y con Robert, era un poco menos dura. Incluso en un internado elitista, perdido en ninguna parte.

—Quiero saber todas las novedades veraniegas. — Comenzó Lizzie cogiéndonos a Rober y a mi de los brazos. Nos habíamos separado justo después de la boda de Helen y papá, cuándo ellos se marcharon de luna de miel a Bali. Lizzie se fue a Los Ángeles con su padre, Robert se había ido con mi hermano a navegar por el Pacifico, y yo me había quedado con Jack en los Hamptons.

— He descubierto que me encanta navegar. — Comentó Robert sonriendo. Su piel había adquirido un tono tostado fruto de haber tomado el sol todo el dia en la cubierta del barco de mi hermano. — Además ha sido súper romántico. La luna, las estrellas, la cubierta, el champagne…

— Corta Robert, no me apetece saber tus detalles guarros con mi hermano. — Contesté con una sonrisa de burla. Robert sabía que no lo decía en serio. De hecho cuándo tuvieron una crisis en medio del verano, la que tuvo que consolarle había sido yo. Asique podría decirse que estaba enterada de toda la relación entre mi mejor amigo y mi hermano.

—En serio, ¿No os parece extraño que de nosotros tres el único emparejado, es el gay? — Preguntó Robert con sorna.

— No empecemos el tema de novios o tendremos que poner una mordaza a Jo. —Protestó Lizzie poniendo los ojos en blanco.

—¿Sigue con el discurso de cuarentona rodeada de gatos?— Preguntó Robert siguiendo con la broma de Lizzie.

— ¡No es cuarentona rodeada de gatos! Yo prefiero decir que es de mujer independiente...

—Que no necesita un hombre para ser feliz. Lo captamos. Y lo respetamos todo el verano... ¿En serio vas a seguir con el celibato todo este año?— Preguntó Lizzie cruzando se hombros. — Este internado puede ser horrible en muchas cosas, pero los estudiantes no están mal. Y son los herederos de las principales familias de Estados Unidos. ¿Qué más quieres?

— Muy poco superficial Lizzie. Además ¿Celibato? ¿No crees que estas exagerando?— Pregunté alzando una ceja burlona. Lizzie tenía a ser muy dramática y exagerada. Si se había ganado el título de drama queen era por algo.

—Es el último curso. Somos los mayores del internado. Además, ¿Quién no tiene novio en el último curso? Es una experiencia más cómo estar a punto de repetir el último año por química, o ponerte mechas rosas....— Explicó Lizzie entusiasmada.

Jo es nombre de problemas. (JNENDC2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora