29. El baile de invierno.

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29. El baile de invierno.

— ¿Cuándo dijiste que quedábamos en la biblioteca a las ocho para estudiar, ya estabas planeando esto?—Robert bajaba las escaleras de caracol del hall principal frunciendo el ceño. Sonreí ampliamente al ver que había cumplido mis exigencias a la primera. Aquella tarde, durante una clase especialmente larga y aburrida de historia, había intentado convencer a Robert para que cambiara su look casual y se arreglará un poco más. Había terminado retándole a ponerse una corbata para nuestra habitual sesión de estudio de los viernes por la noche.

Lo que él no se esperaba, es que yo no tenía en mente estudiar aquel viernes.

—Por supuesto. Me extraña que creyeses que tenía planeada una noche de estudio cuándo te dije que era imprescindible que llevaras corbata. — Contesté con una risotada mientras me apartaba algún rizo juguetón que caía por mi frente. Llevaba casi una tarde, y muchos tutoriales de internet para conseguir rizarme el pelo, pero al final el resultado había sido satisfactorio.

—Pensaba que me tenías preparada una sorpresa con Peter. —Gruño Robert abiertamente decepcionado. — ¿Pero esto? ¿Desde cuándo te gustan los bailes?

—Desde que estoy nominada a reina. Además, el año pasado fuiste tú el que insististe en que no podía perderme el baile. ¡Pues aquí estamos!— Alcé mis manos de forma bailarina para señalar el salón de los espejos. Aquella actitud tan seca de Robert me estaba extrañando demasiado. Robert siempre había sido un aficionado de los bailes, y después de perderse el baile de bienvenida pensaba que iba a ser menos difícil convencerle para que se quedase conmigo.

— ¿Donde esta Ian?—Robert alzó la ceja de forma sarcástica.

—No quiero hablar de eso... —Dije secamente mientras buscaba a algún camarero. Fuera por mi expresión desesperada o porque simplemente pasaba por allí, uno de ellos llegó a mi auxilio. Cogí dos copas de champagne y ofrecí una a mi acompañante. — Solamente bebamos.

— ¿Seguro que no prefieres subir a la habitación ver una película y comer palomitas?

— ¡No!—Exclamé yo enfadada ante la insistencia de Robert. ¿Por qué era tan complicado entender que quería quedarme allí en lugar de ir a mi habitación a deprimirme porque mi novio, con el que apenas llevaba una semana, había decidido ignorarme por un partido de lacrosse? —Esto es divertido... La gente baila...

—Pero a ti no te gusta bailar...—Insistió Robert cruzándose de brazos.

— ¡Eso es mentira!— Bufé enfadada. ¿Qué estaba tramando Robert? ¿En serio quería que me derrumbara y le dijera que las cosas con Ian no estaban yendo bien? Trate de alejar aquellos pensamientos de mi mente. Estaba siendo solamente una dramática. Las cosas no iban mal con Ian, solamente no podía venir al baile porque tenía un partido.

—Jo, ¿Estas bien?—Robert me miraba con preocupación, cómo un médico observa a un paciente que está a punto de estallar en una crisis nerviosa.

— ¿Qué? ¡Claro que sí! ¿Por qué?— Inquirí de forma brusca. No estaba bien. Mi novio me había dejado para jugar un estúpido partido de lacrosse en una universidad que compartía con su ex novia. ¡Y yo me estaba convirtiendo en una novia posesiva!

—No lo sé... Llevas un tiempo comportándote de forma extraña. Cómo si no fueras tú.

— ¿A qué te refieres?— Contesté yo a la defensiva dispuesta a rebatir cualquier argumento de Robert. ¡Era la misma de siempre! Solamente que mi vida, lejos de haberse simplificado, era aún más carne de argumento de telenovela barata. Había empezado a salir con Ian, y lejos de contar con la aprobación de mis amigos. Robert ya había dejado claro su postura, y mi mejor amiga ni siquiera sabía que me había echado novio.

Jo es nombre de problemas. (JNENDC2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora