30. Una noche para recordar

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30. Una noche para recordar.

—Necesito tu ayuda.

Logan se encontraba en el extremo opuesto de la pista de baile centrado en beber champagne y conversar con su pareja. Cuándo me vio aparecer soltó una carcajada, hizo un gesto a su pareja excusándose y posteriormente se levantó hacía mí sin quitar la expresión burlona en su cara.

—De nuevo. —Agregó esbozando una de sus sonrisas de tiburón que tanto odiaba.

—De nuevo. —Reconocí yo entre dientes poniendo los brazos en jarras. La sonrisa de Logan se ensanchó aún más. Logan era la única persona del internado que podía ayudarme con asuntos sucios. — ¿Estás dispuesto a ayudarme a hacer algo ilegal?

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—Si se trata de algo ilegal estoy dentro. —Contestó el asintiendo con la cabeza. Aquello me sorprendió gratamente. Esperaba que Logan me lo pusiera más complicado. Aunque por supuesto tratándose de Logan y su adicción a los problemas, aquello era totalmente normal. — ¿Qué tienes en mente?

—Necesito tu ayuda para sabotear las elecciones a reina del baile.

— ¡Menuda sorpresa! ¿Qué paso con la chica segura?— Logan arqueó las cejas de manera irónica manteniendo la sonrisa.

—No es para que yo gane, listillo.... Quiero ayudar a Elizabeth. Ella merece ganar...—No me apetecía contarle el drama que acababa de tener con Elizabeth en el baño. Cuanto menos supiera Logan de mi vida mejor. Tenía la sensación de que Logan ya sabía demasiado.— ¿Entonces estas dentro?

— ¿Por qué te iba a ayudar a hacer algo bueno?

—Porque para ello hay que hacer algo ilegal. —Contesté yo levemente furiosa. Logan estaba dispuesto a ayudarme a hacer algo ilegal, pero no algo bueno para mi mejor amiga. En cierta manera, aquello tenía sentido. Logan y yo no éramos amigos. No tenía la obligación de ayudarme. Tenía que encontrar alguna otra manera de convencerle. Una bombilla se ilumino en mi cabeza. —Seguro que a Helen no le hace ninguna gracia...

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—Está bien, estoy dentro... —Solté una risotada. Mi madrastra tenía más enemigos de lo que yo pensaba — ¿Qué tienes planeado?

—Queda media hora justa para que anuncien a la ganadora. Las urnas ya están en la sala de profesores. Propongo entrar allí e inflar un poquito el número de papeletas con el nombre de Elizabeth.

— ¿Y cómo piensas entrar allí?

—Ahí es donde entras tú. —Contesté señalándole. De repente me había entrado una energía sin precedentes. Un exceso de adrenalina que tenía que quemar. — Necesito que actives la alarma de incendios. ¿Estas dentro?

—Si activo la alarma de incendios, comenzará a salir agua de todos lados. —Protestó Logan frunciendo el ceño.

— ¿Tienes miedo a estropearte tu peinado?—Pregunté yo arqueando las cejas.

—Me gusta tu plan. —Logan esbozo una sonrisa, que lejos de ser su típica sonrisa de tiburón, era de complicidad. Me mordí el labio presa de la emoción. Había transformado una noche de novia patética y amargada en una de las mayores aventuras de mi vida. Abandoné la sala de los espejos sintiendo la adrenalina corriendo por mis venas.

Quizá Loga tuviera razón y el caos de los problemas era lo que de verdad daba color a la vida.

Me detuve a pocos metros del despacho de los profesores esperando a que Logan ejecutara su parte del plan. Para disimular emulé una aburrida conversación con mi madre por teléfono móvil mientras me apoyaba casual sobre una taquilla. Literalmente me encontraba hablando sola en el pasillo.

Jo es nombre de problemas. (JNENDC2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora