Capítulo LV. Debes decírselo

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Asbel estaba indeciso sobre cual era el momento indicado para contarles a sus padres el peligro en el que están

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Asbel estaba indeciso sobre cual era el momento indicado para contarles a sus padres el peligro en el que están. Entonces se levanto del suelo ya que estaba tirado a la perdición dándole vueltas a este asunto. Camino hacia la habitación de sus hermanitos. La puerta estaba abierta como todos los días por orden de Roger ya que así los puede tener mejor controlados ya que si llegan a pelear se escuchara fácilmente desde abajo.

Asbel entro a la habitación y los dos menores encontraban en sus escritorios propios para hacer sus tareas del día.

— As necesito tu ayuda —dijo Dylan rogando.

— Yo también —acompaño Adrian.

Asbel sonrió y asintió.

— ¿En que necesitan mi ayuda enanos? —pregunto sentándose al borde de la cama de Adrian.

Los menores tomaron sus cuadernos, un lápiz y se sentaron junto a su hermano mayor. Adrian estaba del lado derecho y Dylan del lado izquierdo y ambos pusieron sus cuadernos en el regaso de Asbel mostrandole en que requerían su ayuda.

— Matemáticas —dijo Dyan—, ayúdanos en matemáticas por favor.

— Saben que papá se molestara si los ayudo en matemáticas verdad —dijo asbel.

Los menores se vieron entre si y se asustaron.

— Pero As, papá no entiende que ese profesor es malo. no sabe explicar no le entendemos —Asbel se rió sabia bien o que es no entenderle nada a un profesor que no se sabe explicar.

— Bien los ayudaré enanos —dijo tomando uno de los cuadernos y se dio cuenta que lo que ambos estaban viendo la regla de tres compuesta y directa.

Así pasaron el rato los tres juntos, pasando un tiempo de hermanos resolviendo y explicando cosas de matemáticas. Después de haber resuelto la tarea de matemáticas de los niños, los tres bajaron y salieron al patio trasero de la casa y se acostaron en el césped a ver el cielo y las nubes.

Y aunque parezca algo aburrido para el mundo era la actividad que más les gustaba hacer a los menores. Ellos siempre salian y se recostaba en el césped o el en tronco del árbol de roble que estaba en su jardín. Siempre les fue gratificante la compañía del otro desde que se conocieran ya que antes aunque tuvieran seres, humanos que los amaran. Nunca, o bueno, en muy pocas veces los adultos los podían entender. Más que entre sí era mucho más fácil ayudarse y apoyarse el uno al otro como hermanos que eran.

— ¡Chicos entren!, ¡lavense las manos y vengan a comer! —llamo indicando Roger la hora de comer.

Los menores de levantaron del césped y entraron corriendo a la casa debido ya que los dos tenían mucha hambre. Asbel por otro lado se quedó en el césped pensando. Sabía que con cada segundo que pasaba significaba que poco a poco la hora de decirle a sus padres se aproximaba.

Lo Que Nunca Me Dijiste©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora