Capítulo VIII. Llegar a un acuerdo

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— ¿Donde estabas? —pregunta el mayor molestó; Asbel no iba a responder pero no tenía ánimos de pelear

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— ¿Donde estabas? —pregunta el mayor molestó; Asbel no iba a responder pero no tenía ánimos de pelear.

— Andaba con un amigo —responde con naturalidad dejando el vaso de lado.

— ¡No sabes lo preocupados que nos tenías! —el mayor camina hasta él y lo sujeta de los hombros.

— Perdón no quería preocuparlos —dice con la cabeza gacha y sin verlo al rostro.

El padrastro levanta su rostro para dejarlo a centímetros del suyo, Asbel sentía como una gota de sudor recorría toda su frente al sentir nervioso de lo que el mayor pudiera hacer a continuación.

— Si vas a escaparte procura llevar tu celular sino por gusto te lo compré —susurra en su oído y después lo abraza—, abrázame para que tú madre piense que me preocupo por ti —hace lo que el mayor dice y lo abraza.

Después de separan y el mayor vuelve a hablar.

— Ahora sube a tú habitación, ¡estás castigado! —ordena el mayor, y Asbel hace lo que dice y sube hasta su habitación.

Cierra la puerta con seguro y después se tumba en la cama boca arriba viendo hacía el techo y pensando en su día con el rubio.

Recordaba cada momento que tuvo con el, un cosquilleo nace en su estómago, suspira y se pregunta que estará haciendo en estos momentos, ladea la cabeza y ve la hora en su reloj despertador, su celular vibra y con algo de pereza estira su brazo hacía la mesita de noche para tomarlo con su mano y revisar el aparato electrónico.

Se pone nervioso al ver un mensaje de un contacto desconocido, pica en la pantalla para abrir el mensaje y leer que dice.

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Te preguntarás como obtuve tu número y la respuesta es que Elías me doy hace mucho tiempo.

Solo te escribía para que guardarás mi número y así podamos seguir en contacto, me la pasé bien a tú lado, perdón, quise decir que me gustó pasar tiempo contigo y conocer un poco más de ti.

Te veo el lunes en la escuela.
Casi me olvidó, soy Luke.

****
Sonríe al saber que el mensaje lo mando el rubio

Estaba a punto de responder pero el celular le indicaba “conectado a red Wi-fi, sin conexión a internet”, molestó, se levanta de la cama sale de la habitación y busca a su madre. Baja las escaleras para llegar al primer piso, después va a la cocina dónde se encontraba su madre cocinando.

— ¡Mamá!, ¿¡no hay internet!? —se queja molestó.

— No lo habrá por unos días, recuerda que estás castigado —responde la mujer sin dejar de picar los vegetales.

Asbel refunfuña entre dientes y regresa a su habitación molestó.

Entra a su habitación, cierra la puerta con fuerza y va al cuarto de baño a tomar una ducha para relajarse.
Enciende el grifo de la regadera y espera a que se entibie; se quita la ropa del rubio la cual pone en el cesto de ropa sucia, se quita su prenda íntima y camina para adentrarse y ponerse debajo de la corriente de agua tibia.

Lo Que Nunca Me Dijiste©Where stories live. Discover now