Asbel Ross era el típico chico deportistas que todos amaban, querían y hasta incluso temían. Pero él no era feliz del todo, solo su mejor amigo sabía que su orientación sexual era distinta a la de los demás chicos de la secundaria.
Tenía secretos có...
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El castaño corrió desde la escuela hasta su casa, no quería ver a su padre en especial si era el director de su escuela; no sabía qué hacer y la única solución que hallo era encerrarse en su habitación y esperar a que su madre regrese para contarle lo que pasó.
Llego a casa saco sus llaves y entró, subió hasta su habitación y se encerró en ella bajo llave. Tiro su mochila al suelo, también se quitó la cazadora, se asomó por la venta para verificar si no lo había seguido y afortunadamente así fue, Evan no se esmeró si quiera en seguirlo. Aunque fue un alivio a decir verdad.
Alterado Asbel entra al cuarto de baño, se desviste y enciende la llave de libera la corriente de agua. Se posiciona debajo del agua y deja que este haga su trabajo y recorra cada centímetro de su piel. Aplica jabón en su cuerpo y talla con la esponja hasta que sienta que la suciedad haya desaparecido, después aplica shampoo en su cabello y hace un pequeño masaje para esparcirlo bien.
Enjuaga su cabello y cuerpo para quitarse los productos de limpieza, cuando acaba apaga la llave del agua y toma una toalla, la enrosca en su cintura y sale a su habitación para poder cambiarse.
Camina al clóset y toma un calzoncillo blanco, deja caer la toalla para ponerse la prenda interior; una vez ya puesto toma una playera café y un pantalón azul, se viste y se acuesta en la cama. Toma su celular y lo primero que encuentra son varias llamadas y mensajes del rubio.
Lo ignoro, buscó sus sus audífonos y los conectó; escucho varias canciones como "Pillowtalk" de "Zayn" y "Without Me" de "Halsey".
Cuando estuvo a punto de quedarse dormido escuchó cómo alguien tocaba la puerta de su habitación, puso pausa en la canción que estaba escuchando y se levantó a abrir. Tan solo quitó el seguro su pequeño hermano menor entro disparado y se ocultó en el clóset de su hermano.
Algo había pasado pensó y así era ya que su madre venía por el corredor y con un cinturón en mano.
— ¿Dónde está? —dijo molesta viendo a su hijo mayor.
— No sé —respondió encubriendo al menor—, pero tengo algo que decirte.
— Luego, debo regañar a tu hermano —Asbel frunció en entrecejo.
— ¿Ahora que hizo? —pregunta curioso.
— Rompió varias ventanas.
— No a de ser la gran cosa —dijo el castaño —, de seguro estaba jugando con sus amigos y fue un accidente.
— Si pero sus accidentes salen caros, están pidiendo dinero para reponerlas —evidencia algo insignificante para Asbel.
— Mamá si quieres yo lo pago pero no le pegues.
— Esta bien —dice ella dejando en cinturón a un lado—, ahora ¿de que querías hablarme?.
Asbel pensó dos veces como decirlo. Pero lo mejor era decirlo claro y como era.
