Lo Que Nunca Me Dijiste©

Capítulo III. "Miserable"

Después de comer y de hablar con Elías por teléfono, decide regresar a su casa y seguir pasándola solo como todos los días de su vida.

Estando a unos cuantos pasos de la casa visualiza el auto de su padrastro, rueda los ojos y entra a la casa. Pero antes de tomar la perilla escucha gritos de parte de su mamá y de su padrastro; rápidamente Asbel entra, se sorprende y se involucra en la pelea.

— ¿Y tú donde estabas? —pregunta el hombre un poco más alto que Asbel, pelo negro y ojos azules, barba espesa, cejas pobladas, a simple vista parecería su verdadero padre; después un gran olor a alcohol llega a sus fosas nasales.

«Este maldito volvió a beber» —pensaba antes de responder.

— No es de tú incumbencia —responde serio y este camina hasta su madre en plan de defenderla—, que pasó aquí pregunta Asbel viendo a su madre.

— Este inútil no consiguió nada del trato que tenía con unos amigos suyos —por “trato” quiere decir “venta” y por “amigos suyos” se refiere a los “distribuidores de la droga”.

— ¡No me hables en esa forma mujer! —dice el como todo un misógino—, solo espero hagas el único puto trabajo, ¡que tienes que es cuidar y alimentar a mi hijo!

— ¡A ella no le hablas así, maldito traficando! —insulta Asbel a su padrastro ebrio.

—Lo que faltaba —dice sarcástico—, el miserable a hablado —Asbel ya está acostumbrado a que su padrastro lo llame por ese sobrenombre.

Asbel de la ira toma un cuchillo que estaba en el mesón de la cocina y se lo lanza como advertencia.

— Este miserable tiene ciertos trucos bajo la manga —sonríe de forma maliciosa.

— ¡Desgraciado hijo de puta! —maldice el hombre—, a mí no me amenazas de esa forma.

— ¡Por favor no hagan esto! —pide la mujer, Asbel voltea y mira al menor viendo toda la escena.

— ¡Adrián!, ve a mi habitación, ponle seguro y no salgas de ahí —dice y cuando voltea es demasiado tarde ya que su padrastro le pega con una botella de vidrio; está se impacta en la cabeza de Asbel e incrustándole varios cristales—, ¡ahora! —grita Asbel después de caer al suelo, el menor rápidamente salen chispado al segundo nivel.

— ¡A mi hijo no le dices que hacer! —lo patea en el estómago y Asbel se retirar del dolor—, ¡mujer mi navaja! —ordena y la mujer temblorosa no responde nada—, ¡Pásame el cuchillo de la pared! —ordena y mira a Asbel de una forma macabra.

Asbel pasa su poca vista a su madre quién caminaba a dirección del cuchillo incrustados en la pared.

— ¡Mamá por favor no lo hagas! —pide Asbel con voz quebrada.

— Perdóname... —pide ella llorando—, ¡por favor perdóname! —repite después de haberle dado el cuchillo al padrastro.

— Ahora lárgate, que tengo que mostrarle modales a tú hijo —dice recorriendo todo el cuerpo de Asbel con la punta del cuchillo.

— ¡Llévate a Adrián! —pide Asbel a su madre—, no quiero que escuché —ella cobardemente sube, de una forma milagrosa ella convence que el menor salga de la habitación y al bajar por las escaleras este trae la cabeza tapada.

— ¿Mami a dónde vamos? —pregunta él.

— A comer un helado hijo —dice ella triste.

— ¿Y As no viene? —pregunta y algo dentro de Asbel y de su madre se rompe.

— ¡No él está ocupado con algo! —ambos salen dejando a solas al padrastro con Asbel.

— Fue considerado de tú parte hacer que mi hijo no escuche tus estúpidos gritos de lamento, de esta no te salvas —dice comenzando a desvestir a Asbel y solo dejándolo con un bóxer negro.

— ¡El no merece saber la clase de monstruo que es su padre! —dice y este con la hoja afilada del cuchillo se lo pasa por el rostro de un solo movimiento.

Asbel solo se queja un poco y no muta mucho a decir verdad.

— Parece que el miserable sabe resistir un corte, ¿haber en cuanto tiempo de desmoronas y comienzas a gritar?

El hombre pone la punta del cuchillo en el hombro de Asbel y comienza a hacer presión, la punta comienza a perforar la piel y la sangre comienza a emerger. Asbel se queja un poco más pero aún no comienza a gritar; después comienza a bajar la punta en línea recta hacía su abdomen y aquí ya se queja más fuerte.

— ¡Ahhh….!, ¡Mierda esto duele!.

— Vaya te desmoronaste rápido —dice apuñalado el abdomen de este y aquí si grita de dolor.

— ¡Ahaaaa! —grita y el hombre le tapa la boca con la mano.

— Shss…los vecinos pueden oírte —saca la punta del abdomen y se pasa al brazo—, llegó la hora de marcarte como el cerdo que eres —dice el hombre quedando a la altura del antebrazo y escribiendo sobre la piel de Asbel.

La punta rompía la piel, el hacía presión y escribía en lo que Asbel intentaba liberarse pero ya está dbil después de los gritos y las posteriores heridas.

“Miserable” fue la palabra que el hombre escribió en su antebrazo.

El hombre se levanta y lava el cuchillo para quitarle la sangre que dejó en él y después regresa donde estaba Asbel tirado casi semi desnudo y bañado en su podría sangre; este sonríe sádico pero se le borra al ver la posa de sangre seca en la alfombra de la sala.

— ¡Mierda!, ahora hay que comprar otra alfombra —Asbel no responde ya que el hombre le cubrió la boca con cinta adhesiva para que sus gritos de dolor no se escucharán tan fuerte.

El hombre limpia lo más que puede y carga a Asbel para irlo a tirar a su habitación.

— A la próxima haré algo que hace tiempo no hago contigo —lo tira sobre la cama y Asbel no responde nada, solo se queda estático sin decir nada.

Una vez el hombre cierra la puerta y le pone seguro es inevitable que comience a llorar de la cólera, ira, y frustración de no evitar lo que le hizo; con algo de debilidad usa su otra mano para quitarse la cinta y del mismo modo toma un trozo de sabana y la coloca encima de su mallugado cuerpo.

Poco a poco comienza a quedarse dormido pero es cuando escucha la voz de su madre.

— ¿Donde está? —pregunta preocupada.

— ¡En dónde los cerdos deben estar! —dice el como si Asbel hubiera sido el malo de la historia.

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Hola, hola Wattpader's

Si los capítulos son muy cortos me avisan y ¿en serio que opinan de la narración? (Soy nuevo con ese estilo de narración).

Espero les guste.

Mil disculpas si hay mala ortografía....