21. Nuevas asociaciones

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Harry estaba frustrado. Nunca había pasado tanto tiempo encerrado en la biblioteca ni siquiera para el torneo de los tres magos. Sentía que su cabeza iba a estallar. Y por encima de todo, seguía sin entender como Matt había conseguido un pase libre a la sección prohibida de la biblioteca.

Desde que Matt se había ofrecido a ayudar en encontrar formas de que Voldemort uniese su alma sin que peligrara su vida con el fin de convencerlo, no habían hecho otra cosa más que leer y Harry estaba ansioso. Ahora que oficialmente estaban juntos lo único que quería era pasar el tiempo con él pero obviamente las citas en la biblioteca ni siquiera podían llamarse así.

Harry aún no podía creer que Matt lo hubiese defendido de los rumores que habían nacido con su reciente relación en el Gran Salón, pero mentiría si dijese que no le había gustado. Sentía que todas las semanas atrás nunca habían pasado, había un sentimiento cálido que no hacía más que aumentar. No podía creer la suerte que tenía, Matt era demasiado atractivo para su bien, le encantaba la profundidad de sus ojos, que casi parecía que podían ver el alma en su interior, el como ladeaba la cabeza casi imperceptiblemente cuando estaba confundido y no quería dejarlo ver y por encima de todo le gustaba la risa que en contadas ocasiones conseguía escapar de sus labios. No sabía si los demás conocían sus manías o si solo era él porque se fijaba mucho. Ron decía que el amor cegaba, al igual que cuando estuvo saliendo con Brown y que Matt al final tampoco era para tanto. 

Una parte de él tenía miedo de que Voldemort viniese y le arrancara el último trozo de felicidad que había encontrado, parecía que siempre conseguía quitarle todo lo que le importaba. Y por una vez en mucho tiempo, deseó que algo así no ocurriese de nuevo. Si Matt muriese al igual que Cedric o su padrino simplemente no podría volver a levantarse de nuevo. Y por eso a veces pensaba que la alternativa de huir de Hermione era lo más plausible, pero luego se metían de lleno en la montaña de libros y recordaba que siempre entre todos conseguían encontrar una solución entre esas paredes.

Por ahora se había contentando con hacer manitas debajo de la mesa de la biblioteca, pero estaba llegando a su límite, no podía leer ni una sola línea más.

-Matt, salgamos a tomar el aire-susurró en su oído.

Matt lo miró y Harry simplemente le dio su mejor sonrisa, consiguiendo un suspiro resignado.

-Está bien, ¿a donde quieres ir?

-¿Hogsmeade? Es fin de semana.

-Bien-dijo reorganizando la mesa con un simple movimiento de varita.

Salieron de la biblioteca con las manos enlazadas como se habían acostumbrado a hacer. Era muy cómodo y el resto de personas ya se había acostumbrado. 

Matt en esos días se había encargado de silenciar a cualquiera con solo una mirada, a veces sentía como si un aura escapara de su cuerpo pero con tan solo dos palabras de Harry toda sensación desaparecía.

Cuando se adentraron en uno de los pasillos, a Harry le pareció ver de refilón un pelo platinado, que solo podía pertenecer a Malfoy, doblar la esquina.

-Espera un momento-le dijo Harry a Matt antes de salir corriendo.

Corrió por el pasillo sin esperar una respuesta y al doblar esa esquina vio a unos metros más adelante la persona que le había parecido ver.

-¡Malfoy!-llamó Harry.

El aludido se giró en respuesta y desde la distancia Harry pudo ver que tenía el ceño fruncido.

-¿Ya te ha liberado Snape?-preguntó Harry cuando estuvo delante suya.

-¿Estaría aquí sino fuera así Potter?-se mofó Malfoy.

InfiltradoWhere stories live. Discover now