7. Una visita nocturna

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Harry se despertó a las 4 de la mañana por un siseo que no lograba entender del todo cerca de su oído,  buscó a tientas sus gafas y esta vez supo que alguien siseaba su nombre. Tan confundido como estaba y medio somnoliento no captó que era parsel hasta que vio a una serpiente a lo largo de su cama con la cabeza estirada hacia él.

Harry ahogó un grito y se tapo la boca con las manos para no dejarlo salir.

Para Harry fue como si le tiraran un cubo de agua fría, inmediatamente estuvo despierto y sacando su varita de debajo de la almohada sin quitarle la vista de encima, más tarde reconociéndola como la serpiente de Voldemort.

-Nagini- siseó.

-El maesstro tiene un menssaje. Quiere que acudas al bossque a la 1 de la madrugada solo.

-¿Cree que estoy loco? No pienso ir- siseó enfadado.

-El maesstro dijo que en caso de que te niegues tus amigoss serán mi cena- dijo saboreando el aire con su lengua.

A Harry le corrió un escalofrío por toda la espina dorsal y un sudor frío empezó a empapar su cuerpo mientras su corazón latía de forma desenfrenada, como si acabase de deslizarse por una montaña rusa.

-Podría matarte ahora mismo.

-Pero entonces todos beberíais mi veneno en 24 horas. El maesstro está más cerca de lo que cresss. Recuerda a la 1 de la próxima madrugada.

Eso fue lo último que dijo antes de bajar de su cama. Cuando Harry reaccionó, la serpiente no estaba por ningún lado y él fue incapaz de conciliar el sueño. Tuvo que pellizcarse varias veces para saber que no era un sueño, por una vez deseaba que fuera otra pesadilla más de Voldemort.

Voldemort observó con satisfacción como regresaba Nagini. No hacía falta preguntar para saber que traía buenas noticias y una sonrisa se extendió en su rostro, oculta tras el dosel de las camas.

-¿Cómo ha ido?

-El olor del miedo del chico era muy dulce pero creo que irá. ¿Podré comerlo?

-El chico es mío pero habrán otross para ti si tienes paciencia.

-Ssi maesstro. ¿Puedo dormir contigo esta noche?

-No.

-Nunca me dejass- protestó- las mazmorras son muy fríass- dijo bajando de la cama y yendo al bulto de mantas que habían debajo de la misma.



Una hora antes de que empezara el desayuno, Harry incapaz de dar más vueltas en la cama se levantó y se vistió para salir a tomar el aire. Le dejó una nota a Ron, diciéndole que le esperaba en uno de los bancos exteriores del patio que hay cerca del Gran Comedor.

Se sentó con los codos apoyados en las rodillas y sujetando su cabeza con la manos, cabizbajo, pensando en lo que había pasado la noche anterior y en como le esperaba otra noche en vela.

¿Si quería que fuera solo que podía hacer sino hacerlo? se cuestionó Harry. Había amenazado a sus amigos y sabía que cumplía su palabra, no tenía forma de saber donde estaba y cómo la serpiente había conseguido entrar. Sabía que decírselo a Hermione, Ron y a los demás no era una opción, había tardado menos de 1 minuto en rechazar la idea. Sabía que le intentarían convencer de que no fuera e incluso dirían que estaba loco pero sabía que igualmente iría y ellos le seguirían y claramente le ayudarían, trazarían un plan que los pondría en más peligro y no quería hacer eso nunca más. Sus probabilidades de supervivencia claramente estaban reducidas sin el cerebro y el estratega del equipo, él solo era el impulsivo famoso por una estúpida cicatriz. Más tarde pensó en decírselo a Dumbledore pero si lo hacía no le iban a dejar ir y eso nuevamente pondría en peligro a sus amigos, tampoco era una opción. 

InfiltradoWhere stories live. Discover now