24. Nuevas preocupaciones

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Voldemort acababa de volver a su habitación. Había cerrado el dosel de su cama y lanzado un hechizo silenciador. Dejó que Nagini recuperase su tamaño normal y ambos se extendieron en la cama. 

Nagini soltó un suspiro de satisfacción o el sonido más parecido que tenía una serpiente para esa sensación al estirarse en la cama.

-¿Por qué no has querido aparearte maesstro?-preguntó Nagini.

-El chico no sabe quien soy.

-Pero le gustasss, podía oler la excitación de amboss.

Voldemort se rió entre dientes.

-Lo se, pero complicaría las cosas máss. Cuando sepa quien soy, si quiere, entoncess no tendré piedad con él. 

-No lo entiendo-repuso Nagini confundida-si queréis aparearos, deberíaiss hacerlo-repuso afirmando con su cabeza.

-No lo entenderías, eress una serpiente.

-Los humanos sois criaturas extrañas. El día que encuentre a una pareja de mi nivel, no dudaré.

-Estoy seguro-repuso tocando sus escamas.

Voldemort había estado en la Sala de menesteres con Harry. Habían entrado en una habitación con una cama enorme y una cálida chimenea que iluminaba tenuamente la habitación. Ambos se habían besado con pasión y Harry había dejado que le besara el cuello una y otra vez, dejando marcas a lo largo, marcas que demostraban que era suyo. Había besado con delicadeza nuevamente su cicatriz con forma de rayo como llevaba tiempo haciendo. Y Harry jadeando había querido llevar las cosas más lejos. Hacía unos meses le hubiese dicho que sí y únicamente habría sucumbido a su placer, sin importarle nada más, pero ahora, ahora las cosas eran diferentes. Era una línea que en este momento no podían cruzar y se lo había dicho, y Harry lo había entendido al igual que aquella vez  Voldemort lo respetó. Ahora se sentía agradecido de que Harry lo hubiese rechazado aquella vez y de que él por alguna razón no lo hubiese forzado, sino ahora habría tenido que arrepentirse de algo más y ya tenía suficientes cosas que explicar y planear. Las cosas ya iban a ser lo suficientemente difíciles. 

-Si vas a dormirte-dijo viendo el estado adormilado y relajado de Nagini-ya sabes donde están tus mantas.

Nagini le sacó la lengua malhumorada.

-A Harry le dejass, eres malo-dijo justo antes de obedecer y deslizarse debajo de la cama.

Últimamente Voldemort podía sentir con mayor claridad como dos fuerzas en su interior luchaban. Una quería a Harry y quería atesorarlo, hacer lo que fuera por él, compensarle pero había otra que rugía por ser liberada, sintiéndose contenida. Esa parte era su ira, su deseo de poder y la necesidad de controlarlo todo y a todos, incluyendo a Harry, quería poseerlo. Era sin duda su parte egoísta pero por suerte solía desaparecer cuando Harry estaba con él.  El simple hecho de verle y escuchar su voz, hacía retroceder esa parte más irracional. 

Voldemort sabía muy bien que había cambiado, aunque no lo suficiente. Él podía haber cambiado en relación con sus planes para Harry pero no había cambiado lo suficiente. Seguía pensando igual de los muggles y seguía detestando a los sangre sucia. Aunque tenía que reconocer que Hermione era más inteligente y habilidosa que muchos otros sangre pura. Sin embargo, era una lástima que desperdiciase el conocimiento en ideas tan poco productivas. Además, era la excepción que confirmaba la regla. 

También extrañamente había llegado a apreciar a Luna e incluso había llegado a tolerar a un Weasley, pero nada más, no había habido ningún cambio sustancial y gran parte se debía a que eran los amigos de Harry. Pero por ahora intentaba controlar su odio, sabía lo suficientemente bien las opiniones de Harry como para saber que sus ideales diferían enormemente, no necesitaba eso de por medio para añadir más leña al fuego, por lo que apartaba continuamente esa parte de él. Al menos, hasta ver si Harry sería capaz de aceptarle.

InfiltradoDär berättelser lever. Upptäck nu