Hard Luck Woman. | Paul Stanley.

Capítulo 32

-Aquí tienes, hombre. -Bob le entregó un paquete a Paul. -Ya envié las que ustedes me pidieron, pero aún quedan esas y creí que tal vez les gustaría tenerlas. Hay algunas muy divertidas.

Tomó el paquete y asintió.

-A veces somos un poco idiotas. -mencionó mientras lo abría. Bob rió.

-Son jóvenes, de eso se trata. -dijo con un encogimiento de hombros. Sus ojos se abrieron y le hizo una seña. -¡Espera, hay algo más!

Paul se quedó en su sitio, mirando las fotos. En muchas salían haciendo tonterías, ya fuera entre ellos o con las personas que paseaban por ahí ese día. Bob había corrido hasta su auto, pero ahora regresaba con una bolsa de plástico donde al parecer había más fotos.

-Mira. Pensaba que vendría contigo y que podría dárselas, pero en fin. -murmuró.

Paul quitó la vista de las que tenía en las manos y medio segundo después se quedó sin aliento. Eran las fotos de Vee, había un par donde reía o cubriendo su rostro porque no estaba lista. La última era la que probablemente había tenido el visto bueno de Bob, aunque en todas salía bien.

-Mierda... -fue lo único que dijo el chico estrella por un par de minutos. Pestañeó un par de veces, como para regresar del trance en que la foto lo había puesto. -Ah, lo siento. Es que...

-Está bien. -volvió a reír Bob. Él también lo hizo.

-¿No es hermosa? Diablos...

-Sí, lo es. -aceptó. -Por la manera en que te mira sé que no deberías preocuparte por ella, pero cuídala, de todo.

-Es lo único que quiero hacer. -y tal vez un par de cosas más que no iba a decirle.

-Espero que no te moleste que me haya quedado algunas fotos de ella. Sé de muchas agencias a las que les interesaría mucho tenerla, así que dile que si cambia de opinión me llame. -pidió.

-Lo haré, y no te preocupes; creo que también me quedaré unas para mí. -dijo con un claro doble sentido que Bob entendió. Lo señaló riendo.

-Pues es tu novia, haz lo que quieras pero yo no me conformaría con las fotos.

Una vez más, el chico estrella estaba en camino a la casa de sus padres para tener una comida familiar. Creía que sólo serían ellos tres y aunque llegó a creer que alguno de sus tíos podría estar ahí, jamás espero ver a dos desconocidas compartiendo la mesa con ellos.

-Hijo, ¿cómo va el disco? -su padre preguntó. Paul levantó la mirada y se dió cuenta que todos le miraban.

-Ah... Pues seguimos escribiendo canciones, pero el próximo mes vamos a viajar a California para grabar.

-¡Eso suena genial! -la señora cuyo nombre aún desconocía dijo. Luego señaló a su hija. -Dana está en el primer en año en la escuela de artes. También le gusta la música, ¿verdad, cielo?

-Mamá. -dijo claramente avergonzada. Sus pálidas mejillas tomaron un color rosado, pero luego miró al vocalista directamente y dijo con cierto orgullo: -Sí, toco el piano y canto.

-¿En serio? ¿Qué música te gusta? -cuestionó.

-The Carpenters son mis favoritos.

-Ella AMA a The Carpenters. -dijo su madre. -Siempre ha dicho que son la mitad de los Beatles pero el doble de buenos.

-Así es. -la chica dijo con una sonrisa.

Paul pasó el agua que acaba de tomar y se felicitó por no escupirla por toda la mesa con las carcajadas que había querido soltar.