Capítulo 2

790 73 53
                                    

El estruendo que produjo el sonido del teléfono fue como si alguien golpeara un sartén junto a la cabeza de Vee. Ella hizo una mueca de fastidio, aún sin despertar del todo. No era la primera vez que el aparato sonaba, así que con pesar se levantó a responderlo.

Era cerca de mediodía, una hora algo inusual para despertar, aunque se podría decir que se perdonaba por hacerlo ya que su trabajo la mantenía despierta hasta altas horas de la noche. Pero ese no era el caso de la mujer de treinta y dos años que se encontraba tendida en el sillón, oliendo como si se hubiera metido en una bañera llena de todo tipo de licor, así que la chica tomó un vaso de agua de la mesa de noche y sin pensarlo lo vació sobre aquella mujer.

-¡Ah! -gritó, despertando de golpe. Ese movimiento hizo que su cabeza fuera taladrada por el dolor. -Pequeña hija de perra. -soltó enojada, mirando a la pelinegra.

-Curiosamente estoy de acuerdo contigo. -dijo con desdén, luego levantó el teléfono que no paraba de sonar. -¿Diga? -la chica respondió. Esperó unos segundos, escuchando lo que decían y miró a la mujer que se levantaba lentamente del sillón. -Sí, por el momento no está, pero yo le avisaré. Gracias.

Colgó el teléfono y miró de nuevo a la mujer con molestia. Esta no se dió cuenta, e hizo su camino hacia la cocina en busca de pastillas para calmar el dolor. Vee habló.

-Es la señora Nixon de nuevo. Necesita su pago, para mañana. -decía caminando detrás de ella.

-Y lo seguirá necesitando...

-¿El pago que desde hace una semana debiste haber dado? ¿Con el dinero que te di? -dijo molesta. -¿Qué hiciste con él, dónde está?

La mujer la miró fastidiada. Una sonrisa se formó después de que tomara las pastillas junto con un trago de ron.

-Ayer en mi bolsillo, más tarde entró por mi boca y estoy muy segura de que en la madrugada se fue por el excusado. -dijo sin pudor. Vee le miró asqueada.

-Borracha hija de puta. No volveré a pagarte un centavo para que te lo bebas con ese cabrón.

-Hey, respétame. -dijo alcanzándola, clavando sus uñas en el hombro de Vee. Ella la alejó con una sacudida. -Aún soy tu madre.

-Y he esperado que te disculpes por eso desde que tengo conciencia. -escupió. Su rostro fue sacudido por una bofetada.

-Ese cabrón, como le dices, te da un techo. Y te lo da gracias a mí, así que cuida esa boca. Ahora lárgate fuera de mi vista y no me molestes.

La pelinegra la miró con desprecio. Podía seguir hablando todo el día, con los años había desarrollado una capacidad impresionante para responder y discutir, pero la verdad era que hablar con esa mujer que era su madre le causaba dolores de cabeza de proporciones gigantescas, y siempre terminaban en lo mismo: nada. Vee sólo chocó su hombro con el de ella al pasar a su lado, y Laura se quedó rabiando en la cocina cuando Vee ignoró sus insultos.

La pelinegra azotó la puerta de su habitación, y el grito de su madre le dió una gran satisfacción. Después se dispuso a descansar otra vez. Al menos podría dormir lo que quisiera ese día, pues no tenía que trabajar.

//

-Veinte minutos tarde. -avisó Chris tan pronto como Vee cruzó la puerta.

-Y aún así estoy más temprano que todos los demás. -respondió ella, para nada preocupada por su hora de llegada. Igual el bar no abriría hasta hora y media más tarde

Se dirigió hacia detrás de la barra, ayudando a su jefe a preparar todo para la noche. Ese día Kiss volvería a presentarse y se esperaba un lleno total, así que no querían ningún contratiempo que pudiera ocasionar alguna molestia entre los idiotas borrachos que se encontrarían ahí más tarde.

Hard Luck Woman. | Paul Stanley.Where stories live. Discover now