Capítulo 4

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-No lo sé, Maddie. Trabajo ese día. -dijo Vee al teléfono.

-Oh, por favor. Sabes cuánto tiempo he esperado que me invite a salir...

-De hecho sí. Por eso no sé por qué quieres que vaya contigo, ¿qué voy a hacer? ¿Caminar detrás de ustedes con una gorra y gafas para que no me vea?

-Ya te dije que puede invitar a Sean. -recordó Maddie. Vee se mordió ligeramente el labio al pensar en el grandulón rubio con el que cruzaba miradas en el instituto, pero lo soltó y sacudió su cabeza.

-No, no quiero tener nada qué ver con ningún chico ahora. 

-¿Qué me dices de esos rockeros? No tuviste problema para meterte en su auto...

-¡No hice nada con ellos! -se defendió rodando los ojos. -Sabes que lo digo en serio: no chicos.

-Cariño, creo que es momento de que dejes de pensar en él...

Vee suspiró. La verdad era que no pensaba ya en él, siempre estaba ahí, como en el fondo de su mente, pero ya no era el pensamiento constante que le había martirizado desde que lo perdió.

-Lo sé, por eso no lo hago. -murmuró, aunque las palabras salieron con convicción. Luego miró el reloj de la pared. -¿Sabes qué? Lo pensaré, pero ahora mismo tengo cosas qué hacer...

-Te llamaré. Besos.

Vee colgó finalmente el teléfono, luego se dirigió a la cocina y se preparó el almuerzo. Había quedado en ayudar a la señora Nixon a mover algunas cajas, todo para saldar la deuda de su madre, pero sabía que la anciana era generosa y que tal vez le diera algunos dólares por ayudarla. Comió su desayuno y dándose cuenta de que aún tenía media hora libre, fue hacia el sillón y encendió la televisión.

Mató fácilmente diez minutos viendo una comedia, luego se aventuró por los canales sin saber qué ver. Un sonido se produjo fuera de la casa y la puerta se abrió. Tarde Vee notó la nota en la mesa de café:

"Estoy en el salón, poniéndome más bonita de lo que soy. Dejé comida en el refrigerador y no te preocupes, regresaré para la tarde. Disfruta, cariño.

Laura."

Vee revoleó los ojos sabiendo que la nota no era para ella, sino para Hunter, el novio de su madre que acababa de entrar en la casa, el cual Vee no soportaba. Bajo ninguna circunstancia le gustaba estar con él, y todo venía desde que en su cumpleaños número catorce aquel cerdo la había sentado en sus piernas para tocarle el trasero. Nunca pasó a mayores y Vee nunca mencionó nada a sabiendas de que Laura jamás le hubiera creído, pero desde entonces evitaba estar con él y normalmente lo hacía con éxito, pero esa tarde él rompió la rutina.

-Venus, preciosa. -habló cuando la vió. Su pecho se oprimió y se controló para no darle una mueca de asco.

-Hunter. -habló secamente.

-¿Sin beso? -preguntó, inclinándose hacia ella. Vee chocó su mejilla con la de él, haciendo el sonido sin tener que besarle directamente. -¿Dónde está tu madre?

Vee no dijo nada, sólo señaló la nota y siguió cambiando los canales. Hunter levantó la nota, la leyó y un "pues estamos solos" salió de su boca, poniendo nerviosa a la morena. Rápidamente se excusó, le cedió el control y se retiró. Tan pronto como se arregló, se fue de la casa sólo despidiéndose con un gesto. Como recordaba, Hunter nunca había intentado nada desde aquel día, pero ella no iba a esperar a que lo hiciese.

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Había un revuelo junto a la puerta mientras Deuce era interpretado por los chicos en el escenario. Vee preparaba bebidas rápidamente y las entregaba a los clientes frente a ella, su mirada se elevaba sobre los cuerpos para intentar ver qué pasaba.

Hard Luck Woman. | Paul Stanley.Where stories live. Discover now