Capítulo 8

456 51 12
                                    

Vee se encontraba sumida en el sueño. Al despertar su mente tuvo un apagón y no supo si había sido una pesadilla o su reloj biológico el que la había despertado, pero un golpe la hizo olvidar completamente aquello e intentó enfocar la vista en la oscuridad.

Entonces la vió. Y su mano se extendió con rapidez hacia la mesa de noche para tantear lo que había dejado ahí hace dos noches. Al no encontrarlo su ceño se frunció y su corazón se aceleró al saber exactamente lo que pasaba.

Una vez que encendió la luz pudo ver a su madre tambaleante luchar contra los tacones altísimos que usaba para llegar a la puerta.

-¿Me estás jodiendo? -fue lo primero que Vee pudo decir. Laura se giró, aún con el dinero en la mano.

-Vuelve a dormir, niña. -dijo fastidiada.

-Diría que no lo puedo creer, pero tristemente puedo. Maldita...

-¡Te dije que no me hables así! -gritó caminando hacia ella, su dedo le señalaba amenazante. -Vives aquí, me vas a respetar.

-¿Crees que te mereces alguna clase de respeto? -preguntó alejando su mano de un manotazo. -¿Tú? Una pu-ta borracha, alguien que roba dinero de su propia hija para poder alcoholizarse con su puñetero novio.

-¡Cierra la puta boca, Venus!

De un momento a otro volvió a pasar, su mano volvió a aterrizar en la mejilla de Vee, pero esta vez no se quedó así. En dos segundos, Laura estaba en el suelo, sacudida por la bofetada que Vee se encargó de devolver con doble fuerza.

-¿Cómo te atreves a tocarme? A tu madre...

-No, ¿cómo te atreves a llamarte mi madre? -reclamó.

Los ojos de Vee se llenaron de lágrimas, y tuvo un gran conflicto porque prometió jamás volver a llorar por aquella mujer. Si en algún momento había sido digna de llamarse con aquel sagrado nombre, la pelinegra no tenía pista de ello porque desde hacía siete años que Laura se había encargado de echarle en cara cómo su vida sería mejor si ella nunca hubiera existido.

-Jamás, jamás fuiste capaz de portarte como una y lo sabes. -dijo sólo cuando estuvo segura de que no iba a llorar. -Te odio.

Un silencio sepulcral se hizo de la habitación. Laura le miró, no segura de que sentir. Sus ojos grises, aquellos que Vee había heredado, se clavaron en la joven que tampoco apartó la vista.

-¿Laura? ¿Lo tienes? -la voz de Hunter llamó. La puerta se abrió para que pasara. -¿Qué pasa aquí?

Vee pasó la mirada por el hombre, mientras que Laura parpadeaba para responder.

-Nada. ¿Sabías que Vee se va  a jugar a la estrella con alguna banda? -cuestionó, Vee había tenido que decirle porque Laura recordaba fugazmente el momento y se había puesto histérica pensando que la había metido en algún problema. Hunter levantó las cejas.

-No. ¿Es verdad, Vee?

La pelinegra no respondió. Estaba confundida, su mirada sólo intentaba descifrar el punto al que Laura quería llegar.

-Lo es. -aseguró Laura. Una sonrisa cínica apareció en su bello rostro. -Ella piensa que es mejor que esto. Cree que es demasiado buena para estar por aquí. ¿No es así, Venus?

La boca de Vee se abrió, estaba a punto de responder cuando Laura soltó una risa y señaló la habitación.

-Está bien, es tu vida. Lárgate de aquí y demuéstrame qué tan lejos llegas. -casi gritaba. Parecía que el alcohol había desaparecido de un momento a otro. -Vete. Ahora.

Hard Luck Woman. | Paul Stanley.Where stories live. Discover now