Capítulo 13

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-¡Dios mío! ¿No piensas salir de ahí? -el quejido de Ace volvió a llamar a Vee a través de la puerta del baño.

-Dos minutos, te pedí dos malditos minutos. -le dijo ella, molesta. -Pasaron veinte segundos.

-Necesito entrar. -le ignoró para volver a tocar la puerta. -Vamos...

-¡Ya! -soltó desesperada ante su insistencia. Unos segundos pasaron y ella salió del baño aún sin estar lista, sólo tenía una falda puesta y sujetaba la toalla en su parte superior. -Eres un niño.

-Un niño que necesita entrar al baño. -respondió entrando al instante.

Ella negó, caminando hacia su habitación. En el momento Paul apareció en el pasillo y se detuvo en seco, mirándola con los ojos entrecerrados.

-¿Qué pasa, cariño? -cuestionó Vee divertida. -Si quieres reclamar algo, Ace es a quien buscas.

-Sí, no tengo quejas esta vez... Sólo entra en tu habitación porque no tengo ganas de tomar otro baño.

-¡Ugh, Stanley! -soltó mirándole mal, aunque en el fondo quería reír. Con rapidez se dirigió a hacer lo que él le dijo.

Paul soltó una risa, pero un carraspeo de parte de Gene le hizo girarse para observar al demonio mostrando su dentadura en una sonrisa.

-¿Qué?

-Ah, nada. -se encogió de hombros y caminó hasta él. -¿Hueles eso?

-¿Oler qué? -volvió a preguntar, sabiendo que estaba por soltarle una de las suyas.

-No sé, es un olor como... De desesperación y terribles ganas de meter a Vee en tu cama. -completó con diversión.

-¡Cállate! -Paul volteó los ojos.

-¿No es verdad?

-No dije eso. -murmuró Paul, entonces ambos compartieron una sonrisa. -Pero no estoy desesperado...

-Si te sigues diciendo eso tal vez se vuelva verdad.

-Si tengo que ser honesto, el otro día con la mesera del club... Viejo, te juro que en la oscuridad su cara no era la suya...

-Era la de Vee. -adivinó Gene. Paul asintió.

-Apareció de la nada y sólo tuve que seguir. -mencionó con un encogimiento de hombros.

-¿Qué apareció de la nada? -la pelinegra preguntó.

Los dos habían dado un pequeño salto y se giraron a ver a la joven asustados para que Paul pudiera ver ese mismo rostro del que hablaba; Vee estaba parada en su puerta, sus ojos grises les miraban con interés mientras las esquinas de su boca se elevaban un poco.

-Tú. -si Gene no respondía probablemente Paul tampoco lo hubiera hecho, y la hubiera seguido mirando por un largo rato.

-Ajá. -dijo sarcásticamente. -¿De qué hablaban?

La chica no dejaba de mirarles, como si lo que había escuchado la intrigara de verdad. La suspicacia en su rostro hizo que ambos chicos se sintieran presionados, poco faltó para que ambos se pusieran de rodillas y se echaran a sus pies para confesar.

-¿Por qué tienen una reunión sin mí? -dijo Ace, al rescate de ambos.

-No eres el único que no sabe qué pasa. -negó la pelinegra sin dejar de verlos. Luego se dió la media vuelta. -¿Es hora, no?

Gene y Paul se miraron y ambos dejaron escapar otra sonrisa en señal de alivio. El Spaceman no preguntó, pero pudo suponer lo que había pasado.

Esa mañana se dirigían a probar su nueva vestimenta. Bill aseguró que Helen era una de las mejores en esas áreas, pero no podían arriesgarse a llevarse los trajes sin saber si eran del tamaño adecuado, al menos no con lo mucho que les había costado estar cómodos con los que ahora usaban.

Hard Luck Woman. | Paul Stanley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora