Capítulo 5

586 56 17
                                    

-Sólo será media hora. Sí, cómo no... -la pelinegra decía en voz baja. Decenas de palabras inaudibles salían de su boca con cada minuto que pasaba.

De alguna forma u otra, Maddie había logrado convencerla de que la acompañara a su cita con aquel chico del que no había parado hablar. Vee puso una sola condición; la cita tenía que durar poco, pues por la noche tenía que trabajar. Maddie aceptó diciendo que treinta minutos serían suficientes, pero esos minutos se habían multiplicado por cuatro y ahora Vee se encontraba inmensamente aburrida, además de molesta.

Con una mirada acusadora observó a su amiga reír con su cita dentro del restaurante donde estaban. Maddie fingió no verla, y ella refunfuñó, girándose para no agrandar su molestia. Al darse la vuelta sus ojos captaron algo en la otra acera, una cabellera conocida que le hizo esbozar una sonrisa.

-¡Stanley! -gritó para que pudiera escucharla. Luego comenzó a caminar hacia él.

Paul se giró buscando a la dueña de la voz, y no tardó mucho en encontrarla. Ella se acercó y depositó un beso en su mejilla derecha.

-Hola. -saludó ella. Por un instante se preguntó por qué se había acercado, tal vez un saludo a lo lejos habría sido suficiente. 

-Hola, Vee. ¿Qué haces por aquí? -Paul regresó el saludo, contrario a lo que Vee pensó, él estaba feliz de que se hubiera acercado.

-Yo debería hacer esa pregunta, tú estás lejos de casa. -respondió mirándole. -Pero estoy aquí, siendo la tercera en discordia... -dijo cabeceando hacia la pareja dentro del restaurante.

-Pasé al apartamento de los padres de Ace a recoger algunas cosas, para que no se atrase más de lo que normalmente se atrasa. -dijo negando. Vee sonrió. -Y no entiendo por qué tendrías necesidad de ser eso, pequeña.

-¿Pequeña? Hace unas semanas no me veía tan pequeña para ti. -se quejó recordando la noche que se conocieron.

-No te ves pequeña, pero lo eres. No sólo para mí. -aseguró Paul. Ella rió.

-¿Te parece si olvidamos que conoces mi edad? -pidió.

-¿Te parece si te invito a tomar un café? -las palabras fluyeron de la boca de Paul sin permiso.

Vee se sorprendió, pero hizo su mejor intento por no mostrarlo ya que se dió cuenta de que él también estaba algo desconcertado. Sin pensarlo mucho asintió.

-Claro, vamos.

Paul tendió el brazo para indicarle que entrara por la puerta que él mismo estaba sujetando. Había sido criado de la mejor manera, y podía ser todo un caballero si lo quería, en ese preciso momento era así. Vee agradeció el gesto y entró.

-Siéntate donde quieras, iré a ordenar. ¿Quieres algo más? -preguntó Paul amablemente.

-No, es todo. 

El cantante se formó en la línea para ordenar, había dos chicas sentadas en el fondo que le miraban coquetamente. Él iba a sonreírles, pero justo en el momento las chicas comenzaron a mirar mal hacia donde Vee se encontraba, hablando en voz baja sobre ella.

Paul reprobó aquel comportamiento infantil casi al instante, así que después de ordenar comenzó a caminar hacia la mesa que la pelinegra había escogido, junto a las dos chicas.

-Listo, cariño. Así que, ¿trabajas más tarde? -preguntó en voz alta, mirando de reojo a las chicas que rodaron los ojos.

-Mmm sí. ¿Ustedes tocan esta noche? 

-Sí, sólo que comenzaremos un poco más tarde porque Gene tiene un asunto familiar...

-Espero que no sea serio... -dijo la chica distraídamente. Por primera vez notó al par que le miraban como si estuvieran listas para saltar sobre su cuello y quedarse con el chico. Su mirada regresó al Starchild, levantando las cejas un tanto admirada por aquellas dos. -¿Es trabajo de tu mánager avisarme que aceptarte un café puede poner mi vida en riesgo?

Hard Luck Woman. | Paul Stanley.Onde histórias criam vida. Descubra agora