Capitulo 19

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Aries sintió su cabeza rebotar contra el asfalto, la sensación de que su cerebro se reventaba no se hizo esperar ni un segundo y un sonido que perforaba todo se coronó como la cereza del pastel.

-Eres bien estúpido, el gato se fue y Piscis se perdió. Vaya Acuario, menudo guerrero valiente- Aries había comenzado a delirar y nada mejor que ponerse a decir idioteces.

-Eres un malnacido, ojalá y te mue- varias voces que anunciaban multitud se hicieron presentes y Aries aprovechó aquel instante dorado para tomar su lugar: arriba.

-Que boquita la tuya- Aries se mordió el labio inferior, se cargaría a ese chico esa misma noche aunque le costara la vida, pero ese no era el momento. 

Las voces provenían de los callejones de su derecha, eso les dejaba una única escapatoria: el lado contrario, menuda ironía ¿no?

Aferró sus manos a la ropa de Acuario y lo levantó del suelo arrastrándolo consigo hasta el pequeño estrecho donde, minutos u horas atrás, había visualizado a aquél extraño pelirrojo hematofílico.

-Calladito o nos hacen puré de mierda- advirtió y se atrincheró en una de las esquinas, tomando a Acuario de la cintura y buscando la próxima salida. 

La ventana, de un sótano, se presentó como una salvadora entre toda la mugre por allí esparcida. 

Aries colocó uno de sus pies y pateó el vidrio con fuerza varias veces, hasta que consiguió romperlo; no era demasiado grande pero era suficiente para que ambos pasaran sin grandes dificultades.

-¿Y ahora?- Acuario se movió con cautela por el recinto, palpando las cosas a su al rededor, pues poco se podía vislumbrar a simple vista.

-Ver en donde nos metimos y decidir qué hacer: nos quedamos callados o nos vamos- respondió Aries dando un último vistazo hacia afuera para luego tapar el agujero con una tabla de madera desde el lado de adentro.

-Tenemos que irnos, Piscis está solo- demandó Acuario y luego abrió los ojos sorprendido -Es decir, yo tengo que irme; tú has lo que pinte, quiero encontrar a Cis- volteó y se acercó a las escaleras.

-Oye, oye- Aries lo sostenía con fuerza, no iba a permitir que el azuladito se fuese así como se le pintaba la gana -Y si mejor, no sé, ¿piensas un poco con aquello que está dentro de cabeza?, solo es una propuesta, claro- el signo de fuego podía sentir la piel de Acuario justo por debajo de su boca y le fue inevitable no dar un ligero mordisco.

-¿¡Pero qué mierda haces!?- Acuario había bajado la guardia.

-Shhhh, ¿acaso quieres que nos descubran?, no es una idea muy inteligente si lo que quieres es ir a por tu pecesito asustadizo- Aries había comenzado a entretejer su trampa, solo bastaba con que Acuario diera mal un paso, uno solo -Escúchalos, se están acercando, ven vamos hacia arriba- volvió a pasar su brazo por la cintura de Acuario y comenzó a arrastrarlo por las escaleras.

Acuario abrió la boca, dispuesto a protestar por toda aquella estupida escena de "buen samaritano", Aries no era ningún alma bondadosa y mucho menos alguien misericordioso, pero sí muy condescendiente y manipulador.

-Calladito, están casi al lado nuestro- le murmuró Aries al oído.

-No me des órdenes, imbécil- espetó con odio Acuario, tratando de zafarse del agarre del contrario; aquella cercanía estaba rompiendo con todos sus esquemas de espacio personal.

-Bien, sin órdenes. Solo mantente callado, no significa que porque esté mal de la cabeza tenga ganas de que me empalen en medio de la calle. Me gusta mi virginidad anal..., a no espera, ya la perdí, aunque no recuerdo con quien, pero seguro le debe haber encantado. Aunque probablemente fue en una orgía- la cara de Acuario se dividía entre el asco y el impulso de asesinarlo -Bien, ya cierro la boca-.

Doce Horas Para Sobrevivir [Zodíaco] {Yaoi}Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon