Capitulo 12

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9:35 p.m.:

Nueve horas y cincuenta y cinco minutos para que finalice La Purga:

El felino dio un último salto y cayó parado, sacudió su cabello, para deshacerse de todos los pequeños pedazos de escombro que había juntado: consecuencia de haber caído por pelear con su cabeza.

Suspiró con cansancio y correteó con precaución hasta el interior del barrio. Quedando alerta al haber oído aquella irritante melodía.

La maldita Leti continuaba expandiéndose.

Cáncer recordaba haber pertenecido a aquel extravagante grupo. De allí sacó su forma de torturar, y planificar.

Tenía dieciséis cuando pisó la enorme casa donde se juntaban a organizar. Un conocido lo reclutó cuando oyó el profundo odio que el pequeño le profesaba a aquellos "abusones" que solo lo molestaban por ser más bajo.

Rápidamente lo incluyeron al advertir el extraño y errático comportamiento con el que lidiaba, uno enfermo. 

Con destreza y constancia en pocos días Cáncer hacía un perfecto uso de las numerosas cuchillas que habían quedado bajo su cuidado.

La primera vez fue perfecto.

Apresó a una de aquellas ratas que tanto odiaba e hizo de su habitación un calvario. Lo había atado a la cama, una extremidad en cada punta, y el juego se extendió desde un par de tornillos en los dedos hasta conseguir arrancar sus entrañas con él consciente aún.

Al otro día el rumor se había expandido por toda la escuela.

Pero poco a poco lo dejó. Cáncer no era un asesino a sangre fría por amor al deporte, él se basaba en la venganza, el dulce motivo que lo impulsaba a vivir año tras año para aguardar hasta aquél glorioso día.

Y sus ganas de permanecer en aquel lugar se fueron de manera definitiva al retrete cuando vio como uno de sus compañeros acorralaba a una embarazada y abría su vientre para arrancar a su futuro y pequeño bebé. 

Ese día Cáncer renunció al grupo y se ganó varios enemigos que prometieron cazarlo algún año.

Sacudió la cabeza, y sintió un doloroso ácido que subía y bajaba por su garganta. Se quitó un poco la máscara y vomitó. El solo recuerdo le daba escalofríos.

9:45 p.m.:

Y por fin algo parecía salir como él deseaba. 

La enorme casa se alzaba con extrema pomposidad frente a él. Reflejando en su estructura la desagradable personalidad de su dueña.

Miró los costados de la mansión buscando con minucioso cuidado un punto débil o ciego por el cual escabullirse.

Y lo halló.

Cáncer ya imaginaba que tendría que andar saltando como un mono por los tejados. Pero se sorprendió bastante al descubrir una ventana mal cerrada que daba, posiblemente, directo al sótano.

Enfiló hacia claustrofóbico lugar y comenzó a arrastrarse por la tierra para ingresar su menudo cuerpo por el orificio. Consiguió pasar su torso hasta la altura de su cadera, una vez en ese punto frenó. No pensaba en meterse de una o por completo, bien podía tratarse de un truco.

Del lado de afuera abrió sus piernas y trabó una posible caída al engancharse con ambas, una dirigida a la derecha y otra a la izquierda. 

-Espero que ningún imbécil quiera venir a joder- murmuró sabiendo que se encontraba en una posición comprometedora y bastante erótica.

"Si daddy estuviera aquí nadie podría joderte. Vamos con Daddy".

-Mira jodido hijo de puta, por tu culpa me caí hace rato. Cierra el pico o no iremos-.

"De todas formas no puedes silenciarme soy producto de tu abstinencia y necesidad. QUIERO IR CON DADDY" la voz se multiplicó por miles que comenzaron a taladrar la cabeza del pequeño cangrejo, quien en un segundo de distracción cayó con fuerza hacia adelante.

-Mierda- murmuró al sentir su pierna dolorida.

Las pisadas de repente comenzaron a oírse por encima de su cabeza, advirtiéndole que lo habían oído.

Comenzó a arrastrase por entre las numerosas cajas que se encontraban desperdigadas por el suelo y haciendo un esfuerzo se encogió todo lo que su cuerpo pudo.

La puerta se abrió con un golpe seco y un crujido en la madera delató la presencia ya en el interior del cuarto. Cáncer reprimió sus ganas de salir y atacar, necesitaba ver quién era y qué tenía para defenderse.

Aguardó unos pocos segundos, las pisadas se detuvieron a pocos metros de él y una respiración pesada se hizo presente.

Cáncer sintió un sudor frío cayéndole por la espalda, ese momento podría arruinarlo todo. Mordió su labio inferior y se acomodó en su lugar, tratando de ocultar lo más posible su cuerpo.

En la habitación reinaba la oscuridad, en cierto punto lo hizo recordar a la habitual iluminación de la casa de Piscis o la habitación de Leo y Libra.

Cáncer esbozó una sonrisa divertida. Seguro que sus amigos anti-purga estaban ocultos en sus hogares. Al día siguiente pasaría para saludarlos y ver cómo estaban (muy en el fondo de su corazón rogó que todos se hallaran bien).

Un ruido lo descolocó, movió los ojos de un lado al otro, tratando de ver todo lo que podía...

Su corazón se estrujó, al igual que su mente y sus ojos quedaron fijos en el cañón de la escopeta que pasaba justo por al lado de su cabeza, pero que no lo apuntaban a él.

-¿Quién anda ahí?- la voz áspera y envejecida cortó el silencio que había perdurado durante varios segundos eternos.

El rifle se paseó por el borde de la caja de lado a lado, apuntando directamente a la pared, obligando a Cáncer a que se acostara en el suelo para que no chocara con su cabeza.

Solo bastó una mirada de refilón para que el chico observara a su contrincante.

Era un hombre de edad avanzada, ciego de un ojo pero que no estaba entre sus víctimas.

-¿Papá?- esa era la voz que buscaba.

...

963 palabras.

Díganme que ustedes también aman tanto como yo a la vocecita interior de Cáncer. Okno, pero bueno, le hace la vida imposible, maldita voz xD

Doce Horas Para Sobrevivir [Zodíaco] {Yaoi}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora