capitulo 46:

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CAPÍTULO 46:
POV. ABRAHAM

Lo primero que vi al acercarme cuando Martina me dijo que la chica estaba muerta, fue su brazo. Vi una mariposa en su brazo, mi cabeza me llevó directamente a ella, a mi mariposa. Tras eso me fijé en su cara, aunque eso solo me serviría para confirmar lo que ya sabía, lo que esos lunares que tanto conocía me habían confesado.
Me volví loco, en este momento no podía pensar en otra cosa que no fuese matar a esa cosa que no merecía ser llamado “persona". Así que me abalancé sobre él. Mi cabeza no era costiente de lo que estaban haciendo mis puños, ellos solo querían dar golpes hasta vengar la muerte del ser más especial que existía, la mariposa.

El ruido exterior a mí desapareció. Solo escuchaba el latido de mi corazón que cada vez iba más rápido.
- Abraham – escuché su voz de nuevo, pero no era posible, ella ya no estaba – Estoy bien, no estoy muerta. Para. – Giré un poco la cabeza mientras aún sujetaba a ese imbecil y la vi. Ahí estaba mi mariposa, viva.
Las cosas no me cuadraban, no entendía nada. Cuando Mariposa lo medio explicó quise matarlo. Tal vez no pudo drogarla, pero si lo hubiera hecho, habría hecho con ella cosas asquerosas. Mariposa se sentiría una basura, se sentiría como una marioneta utilizada como él hubiera querido. Y ella no se merece eso, ni ella, ni nadie.
Levanté la mano para volver a darle y ella posó su mano en la mia.
- No lo hagas, tú no eres así. – me dijo. Solté a esa escoria y corrió como si no hubiera un mañana.

Martina me estaba hablando, pero en realidad no podía quitar la mirada de ella. Hacia tanto tiempo que no la veía, que tenerla ahora aquí, me parecía surrealista. 
Alguien tocó mi hombro y Dios, deseaba tanto que fuera ella. Pero no fue así, me encontré con una chica igual de baja que ella.
- Hola – me dijo.
- ¿ Te conozco? – le pregunté.
- No, pero ahora sí- me dijo- Esto va por mi amiga
La chica me dio una patada en la entrepierna que me dejó sin respiración. Instintivamente puse ahí mis manos para protegerme de otro golpe.
Mariposa gritó su nombre desde la otra parte de la sala y decidí que era mi momento.
- No sabía que tenías que mandar a tus amigas a hacer algo que quieres- le dije.
- No me ha mandado ella, lo he hecho yo porque he querido- contestó la amiga.
- No estoy hablando contigo- contesté lo más borde posible.
- Mira- ahí volví a escuchar su dulce voz– lo primero, a Kora la tratas bien, que ella ha contestado bien- pero si ella había empezado, fue ella la que se acercó y me dio una patada -  y lo segundo, no, si hubiera querido, hubiera ido yo y te hubiera pegado la patada.- Lo sabía, sé que si Mariposa hubiera querido, me hubiera pegado ella.
- Oye mari… - empecé.
- Para ti soy Eva, recuérdalo. – Que golpe más duro ese, para mi siempre fue, es y será Marioosa.
- Principe – me llamó Martina- ¿ me explicas que está pasando?

Mariposa gracias a ella se enteró que nos acabábamos de prometer. Y yo en realidad quería a Martina, pero después de volver a verla, me di cuenta que en realidad a la única que yo amaba era a Mariposa, ella era la única que ponía mi mundos patas arriba. Y amaba eso de ella, porque  así la vida no era tan aburrida.
Y sé que soy la persona más ridícula y mala que existe, ya que, a la vez que tenía la mano cogida de Martina, estaba pensando es todos los momentos que pasé junto a ella.
Por mi cabeza pasó ese día en el baño, el parque de atracciones y hasta la jodida fiesta sorpresa. Y es que por estar junto a ella, volvería a pasar todos esos momentos, incluidos los más feos, como la traición del que decía ser mi amigo.

Cuando la llevamos en el coche Mariposa no lo estaba pasando nada bien. En su cara reflejaba que estaba enfadada y tal vez decepcionada.
Ahora me encontraba a punto de finalizar una de las compras más importantes de la empresa. Había encontrado en la ciudad una casa que era perfecta para el negocio familiar. El exterior era lo más simple posible. Era la típica casa familiar que pasa desapercibida. Lo interesante se encontraba bajo tierra. Tiene un sótano bastante amplio en el que la mercancía o como nosotros le llamamos “ los pañales del bebé" entraban sin problema alguno.
En la parte habitable habíamos decidido vivir mamá y yo, aunque posiblemente, después de ver a Mariposa tal vez no, viviría también Martina, mi prometida.
El único fallo que le veía a esa casa era la maldita casa en el árbol, desde que caí desde una de pequeño, las odio. Así que una vez estuviera todo instalado, sería lo primero que derrumbaría con satisfacción.

Los muebles en sí estaban bien, solo eran un pocos antiguos y mamá se había ido de compras junto a Martina. Ambas se habían encargado de amueblar la casa entera.
Hoy teníamos la casa un poco “patas arriba”  había tornillos por todas partes y gente con muebles por todos lados.  Estaba claro que hoy de quedaría lista la planta baja y que los días posteriores acabarían con este ruido.

Mi móvil sonó, el identificador de llamadas mostró el nombre de Julie, mi hermana. Llevaba ya un tiempo sin verla y al parecer este era el momento del reencuentro.
- Venga Abraham- me suplicó- vente a la graduación, lo pasaremos bien.
- Que no Julie- le dije – que tengo mucho trabajo y no tengo tiempo para esas tonterías.
- Vendrá Eva- dijo.
- ¿ Cuando es? – le pregunté.
- La semana que viene, el viernes.
- Perfecto, creo que tengo ese día libre.

Es cierto que solo había aceptado por Mariposa, queria volver a verla, tenerla cerca al menos.  En realidad lo que estaba haciendo estaba mal, estaba comprometido con Martina, ella era una mujer maravillosa y no merecía que yo me portara como un completo idiota al pensar en otra chica. Martina, en realidad, era todo lo que un hombre puede desear, es una chica dulce, con carácter y no duda en decir lo que piensa. Es una chica fuerte que nada ni nadie puede destruir. Es solidaria, entrega su vida a todas aquellas personas que la necesitan y ama a los animales. Es una mujer por la que vale la pena luchar. 

- Hola, príncipe- dijo Martina - ¿Estás bien? Te veo muy pensativo.
- Sí, princesa, estoy bien- cambié de tema- ¿ Qué tal el día?
- Muy bien, con tu madre es muy divertido ir de compras.
- Ella hace divertido todo. – asintió. Y tan solo no me refería a mamá, Mariposa era igual, hacia todo con una sonrisa.

The Eva's ProblemTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon