CAPÍTULO 49: 2

1.7K 116 6
                                    

- Digamos que en realidad nos conocemos desde siempre.- le contestó Martina.- Mis padres siempre habían hecho negocios con los suyos, nosotros solo nos conocíamos de vista y eso, pero nunca hablamos hasta hace un tiempo.
- ¿Y os vais a casar?
- Aún no, somos muy jóvenes- rio- solo estamos comprometidos, tal vez nos casemos en algunos años, ¿verdad Príncipe?
- Así es, ambos debemos terminar nuestros estudios aún, que en parte, es lo más importante. - Abraham actuaba correctamente,  hablaba de una forma educada. - cambió de conversación- ¿Y tú ,Eva,  qué tienes planeado hacer?
- Nada.
- ¿Nada?
- Exacto.- intentaba hablar con él lo menos posible.
- ¿Por qué?
- Creo que cuando planeas algo, nunca sucede de esa forma, por ello he decidido que voy a vivir la vida, voy a dejar que el destino me lleve a mi lugar.
- ¿No vas a estudiar ni nada? Realmente me extraña, tú eras muy cuidadosa con ese tema.
- Tú lo has dicho, era. - le contesté. Con esto quería reprocharle una vez más que me había abandonado, que se había ido sin mirar atrás. - De todas formas, no he dicho que no esté estudiando o que no vaya hacerlo. Eso te lo has inventado tú.
- Eva- me llamó la atención mamá.
- No, no ha dicho nada malo – contestó. Me molestaba estar ahí, así que intentaba hacer todo lo posible para que lo supieran.

Después nos guiaron al jardín. Habían decidido salir, ya que creían que el ambiente estaba demasiado cargado y que nos vendría bien el aire fresco. Entre Martina y Abraham prepararon café, yo no tomé, nunca me había gustado su sabor, pero sí su sabor.
Mientras ellos tomaban el café con unas pastas, caminé por aquel jardín que tantas veces había pisado. El césped estaba aún mojado de la lluvia del día anterior. Seguí el camino de piedras y llegué a mi querido árbol.
- ¿Qué haces aquí? – preguntó Abraham detrás de mí.
- Nada.
- ¿Sólo me vas a hablar con una palabra?
- ¿Y tú solo con preguntas?- le contesté.
- Eva.
- Abraham.
- ¿Por qué no podemos ser amigos? – reí. ¿ Amigos? Este chico tiene un pequeño problema que no le deja pensar con claridad.
- ¿Me ves con cara de querer ser tu amiga?- contesté yo a la pregunta- No quiero ser tu amiga, no quiero ser nada de ti. Ahora estoy muy bien, bastante bien en realidad.
- ¿ Por qué? - preguntó- ¿tanto año te hice?
- Es muy  Bonita- dije cambiando de tema.
- ¿Martina? Lo es, es una chica muy buena.
- No, la casa del árbol, aunque ella también lo es.
- No me gusta, la vamos a tirar. Aún estamos esperando a que nos den un permiso.
- ¿Qué?¿ Por qué?
- No me gustan- dijo simplemente.

Me quité los zapatos, ya que con ellos era más difícil subir, y empecé a escalar. Siempre me había gustado subir por aquí. Llegué a la casa y aún estaban todas las cosas que pertenecían a ella, nadie había subido y se notaba. Abraham me llamó desde abajo y ni siquiera me molesté en contestar, por fin, después de mucho tiempo me sentía bien. 
Estar ahí me hacía sentir en un lugar lejano, como en una isla desierta, solo estaba mi pensamiento y yo. Al principio crees que te vas a volver loca, pero después te das cuenta que en realidad, es el único que te comprende, que sabe lo que de verdad quieres y que no te obliga a hacer algo que no deseas. 
Al parecer estuve más rato de lo que debía arriba y Abraham se asustó. Por eso, ahora se escuchaba a mi madre gritar mi  nombre.


The Eva's ProblemWhere stories live. Discover now