CAPITULO 50:

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CAPITULO 50:

POV ABRAHAM

Eva había subido a la casa del árbol con mucha facilidad. Ya llevaba ahí un rato y no bajaba, ni siquiera hacia un poco de ruido. Su madre al ver que no íbamos de vuelta, nos buscó.

-¿ Qué pasa?- preguntó.- ¿ Y Eva?

- Ahí arriba- le dije señalando al árbol- No baja.

- Madre mía- ella parecía algo agotada.

- ¿Estás bien?- le pregunté.

- Yo sí, sin embargo, ella no lo está. Para ella estar aquí es muy duro. Este lugar lugar le traía muy buenos recuerdos, pero con el cambio que ha hecho tu madre, ya no es lo mismo.

- Espera- la interrumpí - me he perdido, no sé de que estás hablando ahora.

-¿No lo sabías?- preguntó y negué- Aquí vivían los abuelos de Finch, el que fue novio de Eva, ellos pasaron aquí mucho tiempo, sobre todo - señaló a la cabaña- ahí arriba. Es más, en este lugar fue su primera cita.

Ahora empecé a recordar algo sobre este lugar, cuando Eva se enfado con sus padres y después se fue al pueblo de sus abuelos, ella pasó aquí la noche. Este lugar era muy importante para ella, tanto que solo era lo único vivo que le quedaba de aquel chico.
Me armé de valor e hice algo que hacía años había jurado no hacer más, subir ahí arriba. Al igual que Eva, dejé los zapatos al lado del tronco y empecé a escalar y cada escalón que subía me recordaba porque odia estas cárceles, pero el hecho de verla podía más que la fobia.

Una vez arriba vi que el lugar estaba bastante bien. Estaba lleno de cojines por todas partes, mantas y una pequeña nevera. Había una pared llena de fotos, al fijarme bien, en algunas aparecía Mariposa. En ellas se veía radiante,feliz, relajada... esas imágenes eran puramente lo que ella era, lo que Mariposa es, una mujer valiente, fuerte,hermosa y que alza sus alas para renacer con más sabiduría.

- Hola - dije simplemente.- Ahora entiendo por qué te gusta este lugar. Tiene su encanto.

- No tiene encanto- contestó - tiene miles de recuerdos, eso lo hace especial.

- Así que este es Finch - señalé a un chico que la abrazaba en una fotografía. Ella solo asintió.- Se ve que os queríais mucho- él la miraba como lo hacía yo, con admiración y con un amor verdadero.

- Él fue mi primer amor- contestó- antes de él había salido con algunos chicos, pero ninguno me trató con tanto cariño como lo hizo él. Teníamos una relación muy bonita, éramos novios, pero también amigos. - hablaba de él con tanto cariño- Estuvo conmigo en muy buenos momentos de mi vida, pero también en los malos. Sin embargo, eso no es lo que le hace especial, sino su personalidad. Nunca había visto alguien como él y no creo volver a ver a ninguna.

- Siempre estarás enamorada de este chico.

- No, lo estuve- contestó - pero ya no. Lo quise y lo querré siempre, pero eso no significa nada. Para mi Finch es importante porque representa una parte muy importante de mi vida, soy como soy ya que el huracán Finch y el huracán Abraham pasaron por mi vida.

-¿ Soy un huracán?- me hizo gracia el comentario.

- Lo fuiste, pasaste por mi vida y moviste todo de lugar, como hacen los huracanes.

- ¿ Ya no lo soy?

- No para mi, los huracanes no pasan dos veces por el mismo lugar, además una vez que ha pasado uno por allí, el próximo deja menos desastres porque el pueblo ya ha aprendido a defenderse de ellos.

- ¿ Eso soy para ti? - le pregunté - ¿ Te he destrozado la vida? Eso es lo que hacen, destrozan la vida de las personas. - Me dolía que ella pensara que yo le había hecho eso, porque eso no es lo que yo quería, si me separé de ella era por todo lo contrario, quería protegerla de mi y de su madre biológica, esa loca estaba planeando algo que no me gustaba ni un pelo y tal vez separándome y cediendo parte de mis ganancias, ella iba vivir feliz en su ignorancia.

- Quieres derrumbar la casa- dijo, en parte cambiando de tema.

- Ya no- y era la verdad. No era un monstruo, no iba a destruir algo que ella amaba. Además, con ella aquí conmigo, no parecía un lugar tan malo.

- ¿ Por qué has cambiado de opinión ?

- Es tuya- contesté - la casa es mía, pero este lugar te pertenece. - Eva de repente se lanzó hacia mí y me abrazó.

- Gracias- contestó cerca de mi oído. Estábamos tan juntos, que dolía. Nuestras caras estaban a apenas unos centímetros de distancia. Me quedé mirando sus labios, esos que tantas veces había soñado con volver a besar. Ella se dio cuenta. Cada vez me costaba más controlar mi respiración acelerada. Mariposa, sin dejar de mirarme a los ojos, se iba acercando a mi, a la vez que yo me acercaba a ella...

The Eva's ProblemUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum