The Eva's Problem

1.Una vista al pasado

Llegué a clase un poco más tarde de lo normal. Mamá había insistido en llevarme hoy, pero como siempre, tardó un buen rato.

A la hora del almuerzo me senté en donde estaban mis amigos.

-Hoy estará el chico en tu casa ¿ no?- preguntó Zac, mi novio.

-Sí- dije- de pequeños éramos inseparables, me da mucha pena, siempre fue un chico de lo más cariñoso con sus padres y ahora le ocurre eso y.... pff

- Amor, tranquila. Ya sabes que tus amigos son mis amigos. Todos haremos que esté bien- dijo Zac.

-Eso espero, no me gustaría que lo pasara mal.

Terminaron las clases y fui corriendo, literalmente, a casa. Abrí la puerta y lo primero que vi fue a un chico con cazadora negra de cuero, pantalones negros, camiseta blanca y una mirada aterradora. Ese no era el chico que yo conocía.

-Cariño, llegaste, ¿ qué tal el día ? - gritó mamá desde su despacho..

- Normal - dije sin dejar de mirarlo.

- Él es Abraham, ¿ lo recuerdas ?- preguntó mientras entraba al salón.
- Sí... - dije dudosa.

-Por cierto, tendréis que compartir habitación unos días.

-¿ Cómo ? - no, me negaba, mi habitación era mi refugio, mi lugar de tranquilidad.

- La habitación de él aún no está lista y no vamos a dejar que duerma en el sofá.

Y sin decir nada más subí corriendo hasta mi habitación y me encerré. A los pocos minutos se abrió la puerta y lo vi entrar

-No quiero calzoncillos por el suelo- le advertí. - Y apaga ese cigarrillo.

¿ Dónde estaba aquel Abraham que había conocido ? ¿ Dónde había desaparecido aquel chico de pelo rizado ? ¿ Dónde estaba la dulzura en sus ojos ? ¿ Dónde estaba él ?

-Sí señora.-dijo riéndo.

Mamá nos llamó para comer. Abraham salió corriendo escaleras hacía bajo.
Cuando llegué al salón, Abraham se había sentado en mi sitio. Me senté al lado de papá y todo se quedó en un silencio muy incómodo. Hasta que papá decidió hablar.

- Y bueno... ¿ necesitas algo más?

-No, gracias, todo está bien- dijo amablemente.

Tocaron al timbre y mamá fue a abrir.
- ¡ Se me olvidó ! Hoy iba con las chicas al parque de atracciones- dije

A los pocos segundos entraron todas muy arregladas.

- ¡ Party , party ! - gritaba Natalie .- ¡ wow ! - dijo mirando a Abraham . - Voy a tener que venir más a menudo. -Todos rieron.- Si quieres te puedes venir con nosotras al parque, necesitamos a un chico que nos proteja.

- Si a Eva le parece bien, voy- dijo mirándome.

- .... claro, ven con nosotras- dije. Realmente esto era una mala idea - Voy a cambiarme, ahora bajo.

Subí corriendo las escaleras y me metí en mi habitación. ¡ No tenía nada que ponerme ! Al final cogí lo primero que pillé . Me quité la camiseta y me puse la otra de tirantes de color negro, me quité los pantalones y me giré a coger los otros.

- ¡ aaaaaah ! - grité. - ¿ Qué haces ? Tápate los ojos .- Abraham me hizo caso y me puse corriendo los pantalones. - No vuelvas a entrar sin avisar, ¿ entendido ?

- Si, señora.- dijo riendo- Te has sonrojado.

-Mentira.

-Verdad - dijo poniendo voz sexy y acercándose peligrosamente hacia mi.

- Mentira - dije ¿nerviosa?

-Estas nerviosa- dijo a pocos centímetros de mi boca.

-Tengo novio.

-Y yo novia, eso que tiene que ver en que estés nerviosa, a mi lado.

Me separe y baje las escaleras casi volando. ¿ Qué había pasado ahí arriba ?

- Mamá, nos vamos - grité desde la puerta.

-Tened cuidado.

Salimos al porche y una vez que estábamos todos nos dividimos.

-¿ Como vamos ?- pregunté.

-Nosotras vamos en mi coche- dijo Natalie

- Yo voy con Eva. - dijo - Podemos ir en mi moto.

- No - yo no me iba a subir ahí.

- ¿ por qué? - preguntó.

-Porque no me gustan, mejor en mi coche.

- en mi moto.

- En mi coche.

Empecemos una " pelea " entre una cosa u otra. Abraham me miraba fijamente y se acercaba a mi. Este chico me estaba agotando y no llevábamos ni dos horas juntos.

-He dicho que en mi moto.

- Yo...he....no...pero...a... mi... - ni siquiera era capaz de decir una oración en condiciones.

- mi moto- asenti. No me quedaba otro remedio.

Me pasó un casco y me lo puse. Abraham se subió en la moto y me dio la mano para que me subiera. Agarró la otra mano las paso por su cintura en forma de cinturón. Sentí sus músculos tensarse e intenté soltarlo, pero la moto aceleró y tuve que agarrarme más fuerte. Él tomaba las curvas demasiado rápido. En el momento que puse mis pies en el suelo juré que no me volvería a montar con él más en una moto.

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