The Eva's Problem

CAPÍTULO 52

CAPÍTULO 52 :

POV ABRAHAM.

Martina llamó para decir que Eva no dejaba de vomitar y que no podía conducir de vuelta a casa. Me pidió que fuera a por ellas y eso hice.
Al llegar vi que Eva sostenía una bolsa en la mano y no se veía muy bien. Estaba pálida y apenas se sostenía en pie.

- ¿Qué ha pasado?- pregunté.

- Supongo que no le hicimos mucho caso y creíamos que de verdad exagerada cuando decía que si subía acabaría muy mal.- contestó Kora, ya que ella era incapaz.

- ¿Se ha subido?- dije sin creerlo. Cuando yo vine con ella y sus amigas, se quedó junto al puesto de dulces.

- ¿No es obvio?- contestó Mariposa.

- Me hubiera encantado verlo- le contesté- cuando vinimos juntos, fue imposible verte en alguna atracción.

- ¿Has estado ya aquí?- preguntó Martina. No iba a mentirle así que asentí.

- Vine con ella y sus amigas cuando pasó lo de mis padres.

-¿Nos podemos ir?- interrumpió Mariposa. - Pero, ¿quién lleva mi coche?- preguntó.-¿Ha venido con alguien?

- No, vengo solo.- le contesté- Martina no tiene carnet, ¿ y tú?- le pregunté a Kora, alias la golpeadora de partes bajas.

- Ella tampoco tiene. Y yo no pienso dejar mi coche aquí.

- Y yo no voy a dejar que conduzcas en este estado. - respondí. Los dos sabíamos que si empezamos con nuestra cabezonería no llegaríamos a ninguna parte. Y es que cuando a ella se le ponía algo entre ceja y ceja no había nadie que le hiciera cambiar de opinión, pero es que a mí sí es algo relacionado con ella, tampoco. Y esta guerra no la voy a perder.- Eva, estás mal, no puede conducir en esas condiciones, no te preocupes por tu coche. Te prometo que mañana a primera hora de la mañana vengo a por el.

- Pero … - iba a protestar, pero esta vez no le iba a funcionar.

- Pero nada. – contesté.- Ahora súbete al coche. – realmente no me gustaba darle órdenes. Ella no era uno de mis soldados, pero no me quedaba otra opción. Era eso o arrastrarla hasta el coche.

Mariposa a la vez que hablaba por lo bajo, si subió al coche no muy convencida. Ella subió en la parte del copiloto, en la parte trasera era más fácil que se sintiera peor y el coche estaba recién lavado. 

- Te espero mañana- dijo. Y aunque en un principio me emocionó, después lo estropeó – Me tienes que llevar a recoger mi coche.

- A las nueve te recojo- le contesté.

Y justo a las nueve en punto estaba tocando a la puerta de su casa. Abrió y allí estaba ella, siempre tan puntual.  Gritó diciendo que se iba y cerró la puerta.

Tanto silencio era agobiante, y lo decía yo, cuando para mí el silencio siempre fue paz. Que Mariposa estuviera tan callada solo podía significar una cosa, tenía muchas cosas que decir, pero no quería abrir la caja de Pandora tan pronto, aún no era el momento y ella lo sabía. Y lo peor de todo, no era su caja, sino la mía. En ella no estaban todos los males del mundo, sino los de SU mundo. Esa caja estaba llena de pesadillas que nadie nunca debería experimentar. Y menos ella, porque eso la destrozaría. Mariposa descubriría que el único lugar que es seguro para ella, es decir, su casa, es en realidad una falsa.

En realidad no me apetecía nada tener que recoger su coche y después que cada uno se fuese por su camino así que empecé a pensar que podía hacer para pasar más rato junto a mi Mariposa.  Y lo primero que se me ocurrió fue ir a desayunar porque seamos sinceros, eran las nueve de la mañana y a esta hora todo el mundo quiere comer algo.

- Ese no es el camino al parque- fueron sus primeras palabras.

- Lo sé- le contesté- pero tengo hambre, no me ha dado a desayunar. Y no me gusta nada conducir con el estómago vacío.

- Hemos pasado mínimo seis cafeterías y en ninguna has parado.

- Ya – contesté. Era cierto, pero solo había una cafetería en la ciudad que tuviese unos desayunos tan buenos. -  Vamos a Lina's bakery. Es el único lugar donde uno puede desayunar de una manera decente.

- Eso está al otro lado de la ciudad- dijo – tardaremos cerca de una hora en llegar.

- No tengo nada que hacer hoy – dije sin más.

- Pero yo sí- me contestó – tengo planes con Isaac y no quiero llegar tarde.

- Llegaremos a tiempo – le aseguré sabiendo que era mentira. Estaba totalmente, en realidad no, seguro de que este día lo pasaría mejor conmigo. Además Mrs Perfecto seguro que era un tío muy aburrido.

Para hacer más ameno el trayecto puse algo de música. Y aunque a Mariposa al principio le costaba un poco, después se soltó la melena y empezó a cantar a la par que la canción. Bajo, pero al menos cantaba.
Lina's Bakery era una pequeña cafetería- panadería  que hacía todo artesanalmente. Era famosa por sus galletas con chispas de chocolate, entre otras cosas.  Aparcamos en el primer aparcamiento que había libre y entramos. Como todas las mañanas, Felipe dirigía la organización del lugar, apesa de ser un lugar pequeño, entraba mucha gente.

Él nos indicó una mesa que estaba junto a la ventana. Arthur no tardó mucho en venir a preguntar que qué íbamos a tomar.

- ¡Cuánto tiempo! -  dijo – Lo de siempre, ¿no?

- Por supuesto.

- ¿Y tú?- le preguntó a Mariposa.

- Nada.

- ¿Segura? Aquí hay cosas que realmente están buenísimas.

- No me apetece- dijo sin más.

Arthur trajo mi desayuno y empecé a comer. Mariposa no dejaba de mirar la comida que había tan mi plato.  Realmente Lina tenía unas manos que valían millones.
Ella hacía las recetas justo como su padre le había enseñado. Y aunque cualquiera intentara imitar alguna de sus recetas, no iban a saber tan bien.
- Mariposa- la llamé.

- Eva- contestó.- para ti siempre seré Eva.- dijo fríamente.

- En mi corazón siempre serás mi Mariposa- y era cierto. Le puse ese apodo cuando éramos unos niños y por más que pasen los años, será mi Mariposa, estemos juntos o separados, da igual.

- Dejé de ser Mariposa cuando te fuiste sin mirar atrás. – contestó – Lo mejor es dejar esta conversación, no nos va a llevar a ningún lado.

- Vale. Yo solo quería ofrecerte un poco.

Mariposa era buena en eso. Podía cambiar el rumbo de la conversación siempre que quisiera y lo hacia de una forma muy natural.
Finalmente, tomó la última galleta que quedaba en el plato.