17. Si no lo eres

En başından başla
                                    

-¿Ari?-dijo una voz de pronto, obligándome a abrir los ojos.

Temo me miraba con una expresión de preocupación, con el labio inferior empujado hacia afuera y las cejas levantadas.

-¿Estás bien?-me preguntó, y yo me limpié el rostro de inmediato.

-Eh... sí.-balbuceé.-Estoy bien.

Volteé a ver mis zapatos con nerviosismo, intentando encontrar las palabras correctas, pero sin que yo me diera cuenta él ya estaba sentándose a mi lado y poniendo su mano sobre la mía.

-Te conozco.-anunció, apretando mis dedos.-¿Qué te pasó?

Yo lo miré, intentando aguantarme las ganas de llorar que eran igual de intensas que la noche anterior, pero no pude.

Comencé a hablar, a contarle lo que había pasado la noche anterior con mis padres pero omitiendo lo de Gabriela pues aun no estaba listo para enfrentarme a lo que fuera que había sido eso, y dejé que mis mejillas se humedecieran con mis lagrimas.

Mi amigo me escuchó atentamente sin soltar mi mano ni un segundo, y cuando acabé mi historia él me jaló para abrazarme con decisión.

-Todo va a estar bien.-me dijo, acariciando mi espalda.-Ya verás.

Su mano recorría mis omoplatos y mi espalda baja con lentitud, logrando el efecto deseado: calmarme. Yo, por mi parte, me había aferrado a él en cuanto sentí que se acercaba, rodeándolo de la cintura y apretándolo contra mí, bajando la guardia por un momento y simplemente disfrutando de la calidez que me rodeaba, la que tanto había necesitado la noche anterior.

Dejé que mis párpados se juntaran y por un momento me olvidé de todo el sufrimiento y la confusión, para concentrarme en el olor fresco de su shampoo.

-Gracias, Ari.-dijo con la voz amortiguada por tener su boca contra mi suéter.-Pero tienes que parar, dile la verdad a tus papás.

En cuanto habló nos despegamos poco a poco, examinando el rostro del otro con detenimiento.

-No puedo.-contesté negando con la cabeza.-Mi papá está peor que nunca, tiene que entender.

-Ya lo sé, pero no quiero que te lastimen más.-respondió, subiendo su mano para limpiar una lágrima de mi mentón, dejando su dedo contra mi piel durante un instante.-Si no lo eres, déjalo. Le explicamos a todos que se acabó y ya está, no tienes que sufrir más por esto.

Me quedé callado, no supe qué responderle. Quería responderle que tenía razón, que iba a parar todo y decir la verdad, pero cuando abrí la boca para hacerlo recordé ese maldito beso en el baño que me quitaba horas de sueño y simplemente me encogí de hombros.

-Sabía en lo que me estaba metiendo cuando empezamos esto, no voy a dejar que él nos haga detener nuestra lucha.-dije.-Que se adapte o se vaya a la chingada.

Temo frunció los labios y luego soltó un suspiro.

-Como quieras, Ari.

Después de eso nos dirigimos a la primera clase juntos, pues al parecer Diego solo estaba ahí para una entrevista con dirección en caso de que sus papás lo dejaran quedarse más tiempo en Oaxaca.

Tuve que recordarme que Temo nos había dado el plazo de un mes después del cual regresaría con su amigo, y que aunque en ese momento estuviera ahí para mí, no iba a durar para siempre y tendría que enfrentarme a lo que me confundía en algún momento.

Pasamos el resto del día escolar juntos e incluso me ofreció regresar con él al edificio, a lo que yo accedí; pero todo se sentía diferente, había un tipo de tensión entre los dos que me era desconocido, no era una tensión incómoda o de enojo, sino una llena de complicidad y cargada de esa calidez que ya me había acostumbrado a experimentar estando cerca de él.

Temo fue a comer con su familia y Diego, pero hicimos planes para que le diera una clase de piano en la azotea más tarde, por lo que a las siete subí mi teclado y acomodé todo en lo que llegaba, pero de pronto recibí un mensaje.

De Temo:

Las calcomanías me pidieron ayuda con la tarea, voy a tardar como 20 minutos :/ sorry

A lo que yo respondí que no había problema.

Estaba contento hasta cierto punto de que estuviéramos bien, aunque sabía que mientras más tiempo pasara, más difícil sería tocar el tema de lo que había pasado en el baño, luego en su departamento y la discusión del parque, pero decidí que ese día por lo menos iba a disfrutar del escape que me significaba su compañía.

Pasaron cinco minutos y yo me puse a tocar par distraerme, cuando de pronto se abrió la puerta de la azotea.

Volteé en esa dirección con una sonrisa de bienvenida, pero me encontré con la fuente directa del mentado ardor de estómago que me perseguía desde el sábado anterior.

-Hola, Aristóteles.-dijo cruzando los brazos sobre su pecho con su usual expresión de desdén.-Tú y yo tenemos que hablar.

Y yo me levanté con la mandíbula apretada, listo para el primer round.

N/A: Hola! Disculpen la hora pero se fue la luz en mi casa y apenas pude terminar el capítulo. Espero que les esté gustando la historia. Gracias por 11.4k visitas y todos sus votos y comentarios! Qué piensan de la nueva portada?

El Plan de la Azotea | AristemoHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin