-Le pediré disculpas a Paul. -comentó cuando se separaron. Vee asintió, levantando su mirada hasta él.

-¿Lo sientes? -preguntó.

Peter apretó los labios. Había estado pensándolo ya un largo rato.

-Podría regresar a esa noche las veces que quieras, y estoy seguro de que hubiera hecho exactamente lo mismo. -confesó. -Sí, lo siento, pero porque es mi amigo... Lo que pasa entre ustedes, bueno, podríamos pasar la noche entera discutiéndolo.

-Claro. -rió Vee. -Está bien, espero que las acepte.

-Yo también. ¿Vamos?

-No creo que sirva mucho que nos vea juntos.

-Cierto. -se rascó la nuca. -¿Voy yo y tú llegas después?

-Sí.

La muchacha cerró la puerta en cuanto Peter salió de la habitación. Su estómago hizo un extraño sonido, no había comido nada más que un chocolate en todo el día. Sin entusiasmo se convenció a sí misma y salió rumbo al restaurante del hotel.

-Apúrate, Gene se va a comer tu comida. -le dijo Ace.

Estaban todos sentados en una mesa redonda, Ace estaba entre Paul y Peter, luego había dos asientos vacíos con Gene en el medio. El que estaba al lado de Paul era de Bill, a quien había visto hablando por teléfono en el mostrador.

-No, no lo hará.

-¿Me estás retando?.

-Lo apuesto.

Gene comenzó a tomar el plato y ella le propinó un golpe en la mano, haciéndolos reír. Incluso a Paul.

Al escucharlo, Vee se mordió la mejilla, peleando con su voluntad para no mirarlo. ¿Por qué se reía? ¿Acaso él estaba bien después de lo pasado? Ese pensamiento la hizo enojar, pero justo Bill llegó.

-¿Qué pasa, Bill? Te ves preocupado. -dijo Gene.

-Estoy preocupado. -respondió.

-¿Pasó algo?

-Es que... El nacimiento de mi hijo estaba programado en dos semanas, para ese momento ya deberíamos estar en Nueva York. Pero resulta que mi esposa se sintió extraña y fue al médico, y ahora está programado para pasado mañana.

-¿Tu esposa está embarazada? No lo sabía.

-Hay mucho que no sabes. -respondió el mánager a Ace.

-Eso es gigante, hombre, felicidades. -dijo Paul. -¿Pero qué vas a hacer?

-¿Qué más? No puedo dejarlos aquí...

-¿Y perderte el nacimiento de tu hijo? Claro que no. -reprendió Vee. -Tu esposa te necesitará.

-Sí, tiene razón. -acordó Gene. -Tienes que irte.

-Pero...

-Hey, estaremos bien. -aseguró Paul. -¿No, chicos?

-Sí, nos quedamos, tocamos y te veremos en Dakota. -intervino Peter.

-¿Están seguros?

-¿Qué importamos nosotros? Debes ir. Además ya somos mayores... Casi todos.

Bill miró a la chica.

-Estaré bien, ellos me cuidarán.

-No eres tú quien tiene que ser cuidada. -dijo con desdén.

Ella gesticuló una sonrisa y miró a los chicos, llegando hasta Paul sin pensar. Sus miradas conectaron un momento, entonces ella bajó la mirada y la subió hasta Bill.

Hard Luck Woman. | Paul Stanley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora