[Capítulo 8] Confusión

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    —¡Wow! —exclama Newt al ver el enorme agujero en la pared.

    —Tú te ocupas de Jacob y yo de su hermana —le digo.

    Newt se acerca al hombre y yo a la muchacha. La chica parece estar correctamente, simplemente desmayada por un golpe, supongo.

    —Annie —me llama Newt—, mira esto.

    Me acerco a Jacob y observo el mordisco que tiene en el cuello.

    —Eso es del... —comienza Newt.

    —...murtlap —termino yo.

    —¡Scamander, Whitewolf! —escucho que exclama Tina.

    —¡Rápido! —dice Newt—. Hay que reconstruir esto.

    Saco mi varita y empiezo a reconstruir  el piso mientras Newt recoge la maleta.Termino justo antes de que Tina entrase en el piso. Newt cierra su maleta.

    —¿Estaba abierta? —pregunta Tina.

    —Solo un poquito —contesta Newt.

    No puedo evitar mostrar una pequeña sonrisa.

    —¿Le parece divertido, señorita Whitewolf? —pregunta Tina.

    —¡Por supuesto que no! —exclamo, con sobreactuación—. Y, por favor, llámeme Annie.

    Ella me mira sopesando si es ironía o no.

    —¿El escarbato esta suelto otra vez? —pregunta Newt.

    —Eh... es posible —contesta.

    —¡Entonces búsquenlo! —exclama acercándose a los Kowalski—. ¡Búsquenlo!

    Pongo los ojos en blanco, un poco harta.

    —¡Le sangra el cuello! —exclama Tina.

    —Lo sabemos —digo.

    —¡Está herido! —puntúa.

    —Lo sabemos —repito.

    —¡Agh! —se queja—. ¡Despierten, despierten!

    De repente, el Murtlap salta de debajo de los hermanos, corriendo hacia Tina. Salto rápidamente y agarro al animal de la pata. Newt abre la maleta y yo meto a la criatura dentro.

    —¡¿Qué es eso?! —exclama Tina.

    —Un murtlap —contestamos Newt y yo al unísono.

    —¿Qué más tienen ahí? —pregunta Tina.

    Antes de poder contestar, Jacob se levanta despacio.

    —¿Ustedes? —dice, desanimado.

    —Hola —contesta Newt, con una sonrisa.

    —¡Oh!¡Por el amor de dios! —exclama, mirando a su hermana inconsciente—. ¡Isabelle!¡Hermana!

    —No se preocupe —le digo—, se pondrá bien.

    —Tranquilo, señor... —empieza Tina.

    —Kowalski, Jacob Kowalski —contesta, confuso.

    Newt saca rápidamente la varita apuntando a Jacob. Yo me interpongo entre los tres.

    —¡Newt!¡No puedes desmemoriarlos —exclamo—, están heridos!

    —Pero la señorita Goldstein nos regañó por todo Nueva York por no desmemoriarlo —me contraría.

    —¡Están enfermos! —le grito.

    —¡Están bien! Sabes que la mordedura de los murtlap no es tan mala... —dice subiendo el tono.

    Jacob produce unos sonidos doloridos. Miro a Newt enfadada.

    —¡Newt, no hemos visto nunca una reacción tan seria! —exclamo.

    —Pero si fuera grave tendría... —empieza.

    —¡No lo digas! —le interrumpo apuntándole con un dedo—. Sé la reacción, no hace falta que lo digas.

    —Pero yo no la sé —puntualiza Tina, que estaba observando nuestra discusión, callada—. ¿Cuál es?

    —Pues el primer síntoma son llamas por el ano... —informa Newt.

    —Asqueroso —aporto.

    —Duraría 48 horas como mucho —prosigue Newt—. Podemos quedárnoslos si quiere.

    —¡¿Quedároslos?! —exclama—. No nos los quedamos...

    —Escuche, señorita Goldstein —digo, persuasiva—, si nos los quedamos y los curamos, usted podría usarlo como testigo, ¿no le parece?

    Ella guarda silencio un rato para finalmente negar con la cabeza.

    —Scamander, Whit... Annie —dice—, ¿saben algo de la comunidad mágica en Norte América?

    —Sabemos un par de cosas, de hecho —dice Newt—. Sabemos que tienen reglas muy retrógradas para su relación con personas no mágicas.

    —No pueden ser sus amigos —empiezo—, no pueden casarse con ellos, no pueden tener ningún tipo de relación, básicamente. Lo que, personalmente, me parece muy absurdo.

    Tina pone los ojos en blanco.

    —¿Quién se va a casar con ellos?

    Voy a contestar que seguro la chica tenía muchos pretendientes, pero ella se me adelanta.

    —Me los voy a llevar. A todos.

    —¡Eh, Eh! Bájale cuatro —digo—. No sé porque nosotros debemos ir.

    Tina pasa de mí e intenta coger a los muggles.

    —Ayúdenme, por favor —dice.

    —¡Argh! De acuerdo —concluyo.

    Agarro a la aun inconsciente chica por debajo de los brazos y la levanto. Miro a Newt que sigue ahí parado.

    —¡Vamos,Newt! Eres un Hufflepuff , ¿no es cierto? 

    Me mira molesto, pero logro ver la sombra de una sonrisa en sus labios. Después, Newt ayuda a Tina a llevar al señor Kowalski.

    —Esto es un mal sueño,¿verdad? —dice Jacob.

    —Para todos, señor —suspiro—, para todos.

    Después, Tina nos teletransporta.    

[Animales fantásticos] El secreto del lobo albino |Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora