[Capítulo 7] La Escapada

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    Estamos caminando por las calles de Nueva York junto a Tina, en busca de la maleta de Newt.

    —¿Cómo no desmemoriaron al no mag?—pregunta Tina, de nuevo.

    —¡Lo pillamos! —exclamo—. La hemos cagado en eso. Ahora, ¿puede parar de repetirlo? 

    —Si alguien investiga será mi fin —me regaña Tina.

    —¿Pero por qué sera su fin? —pregunta Newt, preocupado.

    —Nosotros fuimos los que no lo hicimos —digo, obviándolo.

    —Me prohibieron acercarme a los Salemers —explica.

    La miro apenada. En el fondo, Tina Goldstein parece una buena persona. Un poco obsesionada con su trabajo, sí, pero supongo que Newt y yo también somos un poco obsesos del nuestro.

    De repente, una criatura de la maleta de Newt —una especie de insecto, en tonos azules metálicos— pasa delante de nuestros rostros.

    —¡Wow! —exclamo sorprendida.

    —¿Qué era eso? —pregunta Tina.

    —Eh... una polilla —improvisa Newt.

    —Sí, claro... seguro —susurro—. Una enorme.

    Doblamos la esquina de la calle, en la que hay un montón de jaleo. Allí hay muchas personas discutiendo. El edificio que tienen en frente tiene uno de sus pisos completamente destruido y con sus ladrillos tirados por la calle.

    —¡Dios mío! —susurro.

    Echo a correr hacia el edificio en ruinas, parando a una mujer que agarraba a su hijo del hombro.

    —¿Han salido todos? —pregunto—. ¿No queda nadie dentro?

    —No sabemos —dice ella—, nadie a entrado a ayudar.

    Miro a Newt y a Tina preocupada. "Por favor" pienso, "que nadie esté herido". Nos mezclamos entre la gente y escuchamos a una mujer declarando.

    —Le estoy diciendo, señor agente, que el gas explotó otra vez, no pienso subir con mis hijos hasta que sea seguro.

    —Perdone, señora —dice el policía—, pero aquí no huele a gas.

    —Es que no fue gas —interviene un hombre—. Era gigantesco, era un gran hipopota...

    Newt pasa detrás y le hechiza levemente.

    —...¡Gas! —exclama el hombre.

    —¡Sí, gas! —grita la gente.

    Newt y yo subimos al edificio, dejando a Tina un poco atrás, mientras un puñado de gente sale del edificio.

    —¿Se encuentran bien? —pregunto a quien sale de allí.

    La mayoría de la gente parece no haber sido herida, a excepción de algunos con pequeños cortes en la cara y en los brazos.

    —¡Annie! —exclama Newt—. Sube, rápido.

    Subo las escaleras a toda prisa hasta llegar a la puerta del edificio y abrirla.

    —¡Wow! —exclama Newt.

[Animales fantásticos] El secreto del lobo albino |Editando|Where stories live. Discover now