[Capítulo 2] Los muggles

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    —¡Dios! —exclamo—.¡Este lugar es enorme!

    Ya hemos llegado casi al centro de la ciudad, hay un montón de coches y personas moviéndose de un lado para otro y unas vías de tren justo encima de nosotros.

    —Vamos por aquí —dice Newt mientras se mezcla con un grupo enorme de personas reunidas entorno a una mujer que suelta un largo discurso.

    —¡Esta gran ciudad brilla por las joyas de los inventos del hombre! ¡Las películas, los coches, la radio, la electricidad...!

    Newt choca con una mujer que come un hotdog (o así creo que los llaman aquí).

    —Disculpe —dice Newt.

    La mujer nos mira curiosa con unos preciosos ojos color chocolate, Newt no se detiene, así que yo le sigo.

    —Pero dónde hay  luz —continúa la mujer—, hay sombra. Algo está rondando la ciudad, desata la destrucción y luego desaparece sin dejar rastro. Tenemos que pelear, acompáñanos...

    Me pego más a Newt, aterrada, ¿será que ya conocen el mundo mágico?

    —Tranquila —susurra Newt dejando su maleta en el suelo.

    De repente, un hombre algo ancho y de cabello negro choca con la maleta, está acompañado por una chica que no debe de superar los 19 años, casi mi edad, y huele... huele a vainilla. Mi vista se nubla instantáneamente, siento un mareo insoportable mientras imágenes con mi madre se filtran en mi cabeza; las dos leyendo juntas, cocinando... La imagen de mi madre muerta, tirada en la entrada de mi casa... Contengo las lágrimas y apoyo mi mano en el hombro de Newt.

    —Annie..., Annie, ¿te encuentras bien? —dice ayudándome a no caer.

    —Sí, sí —contesto intentando sonar convincente—, solo un pequeño mareo.

    La muchacha de cabellos negros y olor a vainilla ayuda al hombre a levantarse.

    —¡Jacob!, ¡hermano!, ¿estás bien?

    —¡Disculpe! —exclama Newt, aún sosteniéndome.

    —No pasa nada —dice el hombre cogiendo a su hermana de la mano y subiendo las escaleras de lo que parece un banco.

    —¡Tú! —exclama la mujer del discurso, señalando a Newt—. ¿ Qué te trae a nuestro meeting de hoy?

    —Yo..., yo... —tartamudea Newt.

    —Íbamos pasando —complemento.

    —¿Sois buscadores? —pregunta la mujer—, ¿sois buscadores de la paz?

    —Somos más como cazadores —dice Newt.

    La mujer asiente y retoma su discurso.

    —¡Escuchad lo que digo y entended mi advertencia! ¡Reíros si queréis! ¡Hay brujas entre nosotros...!

    Un aullido pequeño, inconsciente y casi imperceptible sale de mi garganta, Newt me da un suave codazo.

    —¡...tenemos que luchar juntos por el bien de nuestros hijos, por el bien del mañana!¿ Qué dices a eso amigo?

    Paso la mirada por el lugar, algo aburrida. Hay un puñado de chavales repartiendo unos boletos y bastantes hombres pidiendo dinero. Noto algo extraño, un gorro de uno de los pobres hombres..., ¿se mueve solo? Abro los ojos como platos, miro la maleta que sujeta Newt y vuelvo a pasar la mirada por el lugar, encontrando al escarbato Niffler con el gorro entre las manos y colocando las monedas en su bolsillo. El escarbato me mira y luego echa a correr.

    —¡Niffler!, ¡no! —susurro.

    Newt (que ha observado toda la escena) echa a correr hacia el banco y yo le sigo pegada a sus talones, entramos en el edificio y nos colocamos en una de las filas.

[Animales fantásticos] El secreto del lobo albino |Editando|Where stories live. Discover now