Present Mic

12.7K 795 84
                                    

Pedido por: Aitana_b_g_888

🌸——OST del capitulo; arriba——🌸

Llevabas media hora esperando a que tu novio te abriera la puerta, pero no había ni la mas mínima señal de que haya alguien ahí adentro.

Miraste nuevamente tu reloj que marcaba las 11:45 de la mañana. Comenzaba a hacer frío, así que frotaste tus manos para generar algo de calor. Acomodaste tu bufanda, de manera que cubriera tu nariz ya congelada por la fría mañana de invierno.

-¡Hizashi!¡Si no me abres entrare por las malas!

Uno, tres, cinco minutos pasaron hasta que se escucho un estruendo proveniente de aquel departamento, obligándote a abrir la puerta de una patada.

La escena era digna de una película de comedia. Ahí estaba tu novio, arrastrando una manta con un extraño pijama de panda y justo debajo de sus pies, un plato roto con rastros de una sopa instantánea.

Se le notaba cansado, con ojeras y  la nariz roja, como Rodolfo el reno... estaba enfermo.

-Hizashi Yamada, ¿Que crees que estas haciendo?

El rubio tembló ante aquel grito. No contaba con que su novia llegara y abriera la puerta. Al parecer había roto la cerradura... otra vez.

 Lo miraste de pies a cabeza, con una ira que haria temblar hasta el mismisimo diablo, por que ya sabias por que estaba asi y no te agradaba ni un poco.

-Estas enfermo.

El rubio asintió lentamente, temiendo por su vida. Solo te quedo suspirar y ayudar a levantar los pedazos del plato roto.

–Más te vale que te vayas a la cama ahora mismo.

–Si señora.

Su voz se escuchaba ronca y dañada. Ya sabías por dónde empezar.

Te dirigirte a la cocina y notaste los trastos rotos a la basura, para comenzar a preparar un té con limón. Pusiste a hervir agua y preparaste la taza con una bolsita de té, una cucharada de miel y unas gotitas de limón.

–Así esta bien.

Fuiste a la habitación del rubio, encontrandote con una torre de cosas apiladas ya sea del trabajo o potes de comidas instantáneas.

–Dios, Hizashi, no me impresiona que estés enfermo. Hace cuánto que no comes una comida casera o duermes las ocho horas que deberías dormir.

El mencionado hizo un pequeño quejido, indicando que ya sabía de lo hablaba.

–Ordenaré este desastre.

Comenzaste a ordenar los papeles del trabajo sobre el escritorio, pero el rubio se movió de manera sobre humana para que no te metieras ahí.

–¿Qué?

–N-nada, solo que lo del trabajo lo ordeno yo después.

Preferiste no batallar con el dada su condición. Asentiste y te fuiste al montículo de sobres de sopas.

Rato después el cuarto ya estaba limpio y la tetera ya había hervido. Aprovechando eso, comenzaste a hacer arroz con unas cuantas papas cocidas.

–Tal vez esto le hará sentir mejor.

Preparaste todo en una bandeja: pusiste el plato con la comida y la taza con el té y la llevaste hacia su destino.

–Querido, ya te traje de comer.

El sonrió mientras dejaba el teléfono celular de lado para recibir ti cálida comida.

Probó un bocado y sus mejillas se tiñeron de un leve color carmín.

–Esta deliciosa.

Sonreíste complacida.

–No se que haría sin ti, (T/N).

Esa era su típica frase últimamente, pero cada vez que la decía te ponías nerviosa y muy feliz. Si fuera por ti, nunca se separarían, pero el vivía en su apartamento y tu vivías en el tuyo.

–Te tomate la temperatura.

Fuiste en busca de un termómetro al baño y volviste.

–Abre la boca.

El te hizo caso y metiste el termómetro en esta, para que al rato después sonara marcando 37.5. Quitaste la bandeja ya vacía y dejaste el termómetro ahí.

–Tienes un poco de fiebre, pero no es nada tan grave.

Ibas a preparar una compresa con agua fría, pero fuiste jalada hacía la cama quedando al lado de Yamada.

–Quédate un rato conmigo.

–Pero Hizashi, tu fiebre.

–Bajara sola.

El hombre te abrazó por la cintura dejándote pegada a su pecho. Te gustaba estar así con el en las tardes en las que no tenían trabajo que hacer o hacer cosas de la casa, pero como ambos estaban demasiado ocupados, estos momentos eran pocos.

Nunca habías recaído en el hecho que extrañaba mucho a tu novio. Lo abrazaste más fuerte, sintiendo su agradable aroma.

Rato después escuchaste como su respiración se volvía cada vez más pausada, en señal de que se había quedado dormido.

Te levantaste con cuidado de no despertarlo y decidiste que era hora de terminar de limpiar el desastre de la casa, iniciando por aquel papeleo molesto del escritorio.

Terminaste de organizarlo todo y abriste el primer cajón para guardarlo, pero grande fue tu impresión al encontrarte con una pequeña cajita de terciopelo azul.

Lagrimas comenzaron a salir de tus ojos gracias a la enorme felicidad que tenías en estos momentos, ni siquiera sabías cómo reaccionar.

–Planeaba pedírtelo de una manera más romántica, no así.

Volteaste hacía tu novio quien trataba de acomodarse bien en la cama.

–Pero al parecer no eres buena recibiendo sorpresas.

Dejaste los papeles sobre el escritorio y cambiaste hacia la cama. Todo en absoluto silencio.

–¿Entonces que dices?¿Serias la esposa de este desastre andante?

Te abalanzaste hacia el mientras lloraba contra su pecho, asintiendo. Al parecer ese era uno de los factores que le causaba el estrés que lo traía enfermo, ya que después de eso, todo rastro de enfermedad desapareció, dejando a la feliz pareja recostados sobre una cama, que pronto sería "su" cama.

Escenarios y one-shots ||BNHA x Tú||Where stories live. Discover now