Capitulo 80

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  Con el tiempo, vi como los días pasaban, las lágrimas se secaban y el mundo rodaba a mí alrededor con la misma estúpida gente haciendo la misma estúpida rutina. La tristeza que casi me impedía respirar, poco a poco se convirtió en furia, y de la furia pase al odio.

Como un refugio que tarda meses en construirse mentalmente encerré mi corazón entre gruesas paredes de cemento y destruí en mi todo rastro de sentimiento.
Sentir me hacía más débil.
Mis labios habían olvidado por completos aquella sensación de entumecimiento cuando sonreía demasiado. Como si le hubieran aplicado anestesia a un cuerpo sin vida, ciertamente sentía que vagaba por la tierra como un alma sin rumbo, pero el beneficio del dolor fue la fortificación de todo lo que me complementaba.
Nadie reconocería a la tímida, y medio sonriente ________ Benet. Soy consciente de ello, poco a poco vi cómo me perdía a mí misma y encontraba dentro de mi algo mucho más fácil que vivir con esfuerzo.
Mi alma y mi cuerpo eran hierro y mis sentimientos estaban atrapados entre ellos.
Atormentando el amor y viviendo con el dolor. Así es como la gente sobrevivía, supongo.
Sin embargo, aún no podía eliminar la entera tristeza. Pero era cuestión de tiempo.
-_________, ven princesa. Es hora de transferirte—Laura, una mujer afro-americana de más de cuarenta años me sonrió
Me puse de pie apartándome de mi cama asignada. The Sun era un enorme edificio de, al menos, quince pisos. Estaba dividido en secciones por edades. Tome la poca ropa que The Sun había conseguido de mi talla.
Seguí a Laura hasta el ascensor y el viaje resulto prolongado, hasta que se tuvo en el décimo piso. Las puertas se abrieron, mostrando un pequeño piso con cinco camas con sabanas rosas y blancas. Los tres lavaderos se extendían por la pared y solo había un baño que consistía de una regadera y un retrete.
Estaba completamente vacío.
Y sucio.
Como un manicomio. Supongo que debería sentirme en casa, ahora.
-Siento que tengas que venir a este descuidado. Pero normalmente no recibimos a personas con tu edad. No obstante, si no quieres estar sola. Tengo 20 minutos de descanso en media hora—negué con la cabeza
-Está bien—susurre, ella palmeo mi hombro con pena
-Debo volver abajo. Dios sabe que aquellos pequeños se ponen inquietos cuando no tienen la atención suficiente. No veremos pronto—acaricio mi cabello maternalmente antes de caminar hacia el ascensor-Oh, y ______—la mire-Feliz Cumpleaños
¿Qué podía apestar más que cumplir años en la víspera de navidad? La respuesta es, ser yo.
Mi edad me definía como la más grande perdedora del lugar. Solo estaría aquí poco tiempo... hasta que me encontraran un lugar adoptivo seleccionado por el gobierno. Era estúpido, porque generalmente los que le ofrecían su hogar al gobierno para poder meter extraños inquilinos huérfanos, no lo hacían por buena voluntad. Solo lo hacían por el dinero que el gobierno les daba por cuidar de "pobres" huérfanos.
Deje la ropa doblada en una de las camas con cobertores rosas. Solo tenía dos remeras, un short y jean viejos. Los usaba como piyama, ahora tenía el jean viejo y una remera dos talles más grandes que yo. Cansada me recosté sobre la cama, escuchando... el silencio.
O al menos lo era, cuando una brisa sacudió el aire a mí alrededor y el suelo vibro haciendo que los resortes de todas las camas chirriaran. No me moleste en voltearme
-Si me dices Feliz Cumpleaños, puedes conseguirte otra protegida—escuche su risa
Alex se colocó en mi visión panorámica. Su cabello rubio estaba desarreglado, y sus ojos grises se oscurecieron al verme. Aun así suspiro y se sentó a los pies de mi cama. Sus alas negras envueltas en fuego se contrajeron detrás de su espalda hasta desaparecer sin el más mínimo esfuerzo de su parte. Pero lo único extraño en Alex fueron las tres cajas de regalo en sus manos
-Dije que no quería regalos—masculle, el palmeo mis pies con mis zapatillas vans desgastadas
-Puedes tomarlo como regalos de navidad entonces
-Sin regalos—Alex bufo
-Vamos ________. Es tu cumpleaños, aunque no lo quieras. Además, Collins se siente culpable por lo que te sucedió y ya que no le permites a Luci verte. Las dos han sido un grano en mi trasero—cerré mis ojos
-Dile a Collins y Luci que gracias. Que no son culpables de nada, simplemente... yo solo, solo... quiero...
-Estar sola—asintió comprensivo y con tristeza-Es tu cumpleaños... puede que no vuelvas a verlas, te lo dije... ya tienes dieciocho y sabes lo que eso significa—lentamente me senté haciendo que la cama rechinara
Sabía lo que significaba. A los dieciocho, el ciclo de espera se cerraba. Y como no estaba muerta (Para mi desgracia) Tenía una enorme decisión que hacer, y no tenía ni la más pequeña idea de lo que haría. Estaba muy... muy asustada.
Alex me dedico una sonrisa tranquilizadora y me extendió un regalo con envoltorio rojo
-Este es de Luci—lo tome, de todas formas lo mire
-¿Cómo esta ella?—pregunte, él ladeo la cabeza
-Ya sabes, siendo Luci. Se preocupa por ti. Todos lo hacemos—suspire-Me dijo, que te dijera, que se marcharía a Toronto, y que cuando volviera. No existía posibilidad de que la ignoraras—mi corazón se estrujo
-¿No se lo dijiste?—Alex divago, y se encogió de hombros
-Si tú no lo hiciste. No tenía derecho a decirle—asentí
-Está bien. No quería que ella supiera de todas formas
Luci no podría detenerse si se enteraba que mi cumpleaños era una especie de advertencia, de que tal vez en una hora, en un día, un mes o incluso un año... tendría que tomar una gran decisión. Además de que no tenía idea de cómo estas opciones iban a presentarse, que tendría que esperar y a que tendría que temer.
Luci no necesitaba saber.
Tome el regalo de forma cuidadosa. Nada podría sorprenderme de Luci. Abrí la envoltura, era una caja de tamaño mediano, roce con mis dedos la fina inscripción en negro sobre la caja blanca.
Pandora.
Luci amaba esa tienda. Ella debió conducir tres horas para ir a la ciudad más cercana que tenía esta tienda. Abrí la caja, dentro había una nota
No sabía que regalarte. ¿Tienes idea de lo idiota que me sentí? Una mejor amiga no sabe que regalarle a su mejor amiga. Pero dame algo de crédito... ¡Eres complicada! ¡Dame un respiro!
Es broma, no quiero un respiro. De hecho, jamás. Nunca me des un respiro. Si fueras hombre, ten de seguro que serias mi novio, luego mi esposo y tendríamos varios bebes. De acuerdo, eso fue una imagen mental rara.
Terminare con esto:
Como no me permites visitarte, te diré que me aceptaron en la universidad de Michigan. No es Chicago, pero es cerca. Pero ni siquiera Michigan-cerca-de-Chicago puede animarme sobre el hecho de que te extraño. Extraño hablar contigo, extraño que me regañes porque hago estúpidas cosas, extraño que te rías de esas estúpidas cosas y luego me ayudes a solucionarlas, y, sobre todo, te extraños a ti.
No me pondré, sentimental, porque cuando vuelva de Toronto ni siquiera el mismo diablo podrá evitar que te vea. Es un hecho, no una advertencia.
Como sea, espero ver esto en tu muñeca para cuando vuelva y obviamente espero otro dije a cambio... porque es obvio que no pude evitar el descaro de comprarme otra pulsera para que estuviéramos a juego. Y para cuando vaya a la universidad, presumir que tengo una mejor amiga y que la quiero mucho y ella a mí (Que no se te suba a la cabeza)
Te quiere
Luci
Sonreí.
Por primera vez en casi un mes, sonreí tomando la pulsera y un pequeño dije hecho de plata de ley. Volví a sonreír colocando el dije en la pulsera y abrochándola en mi muñeca.
Mejores amigas.
Yo también te quiero Luci.
-Y este. Es de Collins—Alex me tendió un considerablemente regalo rectangular envuelto con una papel rosa.
Rompí el papel y abrí el gran paquete. Bufé, era hermoso... pero aun así bufe. Mire a Alex
-No me mire así. Ella dijo que era navidad y solo quiere compensarte... solo úsalo—asentí
Alex tenía un punto. No quería decepcionar a Collins
-Dile... gracias—cerré la caja
Antes de protestar y excusarme con cansancio. Alex estiro el tercer regalo frente a mí.
-Y este es mío—incline mi cabeza
-Alex...
-Shh—me interrumpió, me dedico una sonrisa con hoyuelos y empujo el regalo en mis manos-Te encantara—suspire
Abrí el envoltorio.
Reconocí el color rojo al instante, la textura de la tapa dura, rasgada y algo agrietada. Lo reconocía en todo su esplendor, mi corazón palpito con fuera y mi nariz cosquilleo, no iba a llorar. Pero aquel sentimiento de plenitud se albergó en mi corazón provocando que se encogiera
-Volví a la cabaña, no quedo casi nada. Solo cenizas. Ferniz lo encontró, es un muy buen cuaderno... esta algo magullado, pero vivo—era el segundo cuaderno que había tenido
Sentí una aflicción, mi primer cuaderno tenía dibujos de mi padre. Una foto de él. Aunque su imagen seguía fresca, aun temía poder olvidarlo.
Medio sonreí, llevando aquel pequeño tesoro sobre mi corazón y abrazándome a él
-Ferniz es muy inteligente—dije, pude escuchar la sonrisa de Alex a pesar de que tenía los ojos cerrados
-Lo es—abrí mis ojos
Precipitadamente me acerque a él y lo abrace. Como si fuera el único, confiaba en él con plenitud y lo quería por estar junto a mí. A pesar de que no podía ayudarme, él lo intentaba... y eso siempre valdría en este pobre corazón
-Gracias Alex... no sabes... lo mucho que necesitaba esto—bese su mejilla, el me apretujo en sus fuertes brazos-Gracias por estar aquí—susurre
-Hey—una media sonrisa surco sus labios y sus ojos grises desprendieron amor y cariño-Sabes que no tienes que tener miedo, pero... debo decirte algo—trague saliva escuchando la tensión en su voz, sus manos estaba apretadas y su mandíbula tensa
-¿Qué está mal?—luego de un esfuerzo las palabras salieron de mi garganta, mis dedos temblaron
Alex se removió
-El Consejo de Demonios me ah escrito... hace una semana. Eh discutido y me eh resistido. Pero ellos no van a ser tan amables si no hago lo que me ordenan. Una gran mierda está sucediendo ahí... sin Andras, temen que su poder sea subestimado y no van a dudar en matarme si siquiera pienso en desobedecerlos. Sería la victima perfecta para mostrar que nadie puede desafiarlos... y no quiero...—él no estaba respirando, su pecho se contraía y su mirada decayó
Fuera lo que fuera... no iba a gustarme... él lo sabía. Di un profundo respiro para interrumpir
-Alex... solo dímelo—exigí con dureza, su rostro se deformo en pena cuando levanto la mirada hacía mi
-Dicen que debo volver. Ya no puedo protegerte, es la regla esencial. "Cuando El o La Elegida llegara a sus dieciocho todo guardián deberá retirarse" No debo interferir con tu decisiones...son las reglas—mi corazón se contrajo y mi respiración se detuvo-________, no quiero esto, no quiero esto para nada del mundo pero ellos...
-Van a matarte si no lo haces—termine, él asintió levemente con su expresión compungida y bajo la mirada
Mire el cuaderno. Y un nuevo miedo carcomió mi interior
-¿Voy a olvidarte? ¿Borraran tu recuerdo de mi imagen?—él apretó mi mano cuando comencé a retorcerlas
-No. No, no harán eso. Me mantuve oculto, solo Collins y Luci, lo saben. Sin embargo, creo que Todd no podrá recordarme—aun así mi corazón seguía anudándose con dolor dentro de mi
Perder a Alex. Eso me llevaría a un nuevo nivel de soledad y dolor. Quise maldecir a los ángeles, a los demonios, a Lucifer, a Dios y a todos aquellos que me pudieron en esta posición. Si tan solo no fuera así, si yo no fuera yo... si tan solo pudiera respirar un momento y sentir la luz de una vida nueva y normal por un leve segundo.
Un minuto fuera de la oscuridad, es lo que necesitaba. Pero ahora Alex se iría y ya nada quedaría además de los estragos incurables y la temible irascibilidad que no controlaba.
-Lo siento... lo siento tanto—Alex se lamentó, sus ojos brillaron como si quisiera llorar pero no se lo permitiera. Y así mismo me sentí
-Está bien, Alex... está bien—mentí, nada lo estaba, lo abrace tal vez si lo abrazaba más fuerte ellos verían que lo necesitaba. Que no quería que se fuera. Que era lo único que tenía ahora
Pero nada sucedió. Y mi corazón se volvió cenizas cuando Alex se alejó.
Observe como se ponía de pie y me miraba con una media sonrisa rota, que no llego a sus ojos y no enmarco su hoyuelo.
-Ferniz se quedara aquí para lo que necesites. Solo debes... llamarlo y el vendrá. Pero si algo sucede, usa los movimientos que te enseñe—su voz profunda sonó miserable
Si él supiera todo lo malo que estaba creciendo en mí. Tanto que mi propia saliva supo a tierra.
-Gracias Alex—di mi propia media sonrisa, no iba a llorar-Si no vuelvo a verte... quiero que sepas que eres el chico con el más grande corazón y buena voluntad que eh conocido—sus labios temblaron, y no pudo hacer más que asentir en señal de respeto hacía mi
-Pase lo que pase. Elijas lo que elijas. ______ Benet... eres el ser más fuerte y valiente que conozco. Jamás dudes... de quien eres
El suelo vibro una vez más, con un brillo rojo y blanco, Alex desapareció. Como si nunca hubiera estado aquí, no quedo nada más que su fragancia.
Pero Alex se había ido... Zayn se había ido. Todos habían partido.
Me deje caer en la cama, mis ojos pesaron... estaba tan cansada, estos ardieron mientras puse mis manos en mi cabeza hundiéndolas en mi cabello. No quería llorar, no iba a hacerlo.
Todo iba mal.
Pero todo solo parecía hacerse más oscuro... que ya no podía verme a mí misma
¿Qué era lo que realmente quería? Pase tanto tiempo pensando en lo que no quería que no pensé ni un segundo a qué lugar deseaba pertenecer. ¿Qué era lo correcto? ¿Qué era lo incorrecto? ¿Cómo se afrontaba al hecho de ser la Elegida mitad demonio que tiene que elegir entre el bien o el mal? Si se le podría decir bien. Al escuchar de los Arcángeles, no parecían ser mejor que los demonios. Los dos mundos eran igual de malvados a su manera. Ambos lados me querían viva y ambos lados me querían muerta ¿qué iba a hacer? ¿Cuándo sucedería La Elección? ¿Cómo sucedería? No lo sabía... luego de todas las cosas que había visto y todo lo que eh vivido... nada era seguro.
Todo se había ido de mis manos en un pestañeo.
Mientras mis dedos tiraron de mi cabello, me sentí aún más cansada. Pero temerosa de abrir los ojos. Y temerosa de quedarme dormida y tener otra pesadilla... aun así caí en un inevitable y profundo sueño.

Casi pude tocar el recuerdo y la ilusión de mi padre bebiendo café mientras leía el diario sentado en el sillón, de Zayn tocando el piano creando una melodía única, de Alex sonriéndome levantando la mirada de su libro, Luci abrazada a Todd acurrucados en el sofá y de Collins riendo... con una pequeña niña con largo cabello rubio sentada en su regazo.
Todos voltearon su mirada hacia mí. Desee poder entrar a aquel fugaz recuerdo y jamás salir de allí.
Pero poco a poco las sonrisas y risas se desvanecieron como polvo en el agua. No sentí mis parpados. Pero sabía que mis ojos estaban cerrados.
"Nadie va a salvarte"

Escuche un susurro irreconocible. Quise abrir mis ojos, pero no pude.  

Entre Fuego y Plumas [Zayn Malik] {TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora