Capitulo 67

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  Avance entre los gemidos y gritos de desesperanza, como si caminara entre huesos rotos. Sabía perfectamente donde estaba ella, tal vez no podría matarla, pero si podría enfrentarla.

-¡Amonet!—grite su nombre
El sonido de los cascabeles de colas de serpiente reboto en las paredes, el susurro de la lengua de las serpientes rosando sus dientes acaricio mi cuello. No me moví, tampoco decidí darme vuelta aunque sabía que sus ojos estaban observando mi nuca. Amonet rio, y como polvo en el aire me rodeo, las serpientes susurraron riendo junto a ella, que se colocó frente a mí.
-Ah caso has decidido por fin dejar ese tonto juego de lado y rendirte ante mí—trague saliva ante su sonrisa, ella era la viva imagen de la irascibilidad, siguiendo solo sus ambiciones sin importar a quien deba enfrentar, sin miedo.
-Tu ambición Amonet, ya no podrá ser saciada. Tu tiempo en el mundo humano ah terminado, supéralo, no podrás gobernar. Ya has perdido el juego—las serpientes se tensaron alrededor de sus brazos, sus ojos feroces y hambrientos de venganza me miraron. Ni siquiera mostré una pizca de miedo que muy al fondo sentía
-No. Este juego aun no ah terminado—Amonet decidió atacar, sabía que lo haría
En su salto sobre mí, tome su muñeca guiándola más allá de mí y con todas mis fuerzas estampé mi rodilla en su vientre. Una de sus serpientes se deslizo por su columna y dejo ver sus colmillos, moví mi mano tomándola en el aire y con una fuerza que no podría explicar pero sabía que poseía desprendí la cabeza de su cuerpo. Los ojos de Amonet destellaron sorpresa, trate de mantenerme inhibida ante su furia. Amonet trato de atacar una vez más, esta vez con sus uñas rasgo mi mentón tirándome al suelo. Trato de pisarme en el proceso de mi caída, pero yo gire a un costado patinado sus pies. Me puse sobre su espalda antes de que pudiera levantarse, la segunda serpiente en hombro mordió mi muñeca. Grite pero realice el mismo movimiento que con la otra. Puse mis rodillas sobre las muñecas de Amonet que maldecía en una lengua que desconocí. Se removió y yo tome su cuello.
-No puedes matarme niña tonta, yo ya estoy muerta. Puedes hacerme lo que quieras pero al final despertare de vuelta
-Oh, créeme, lo sé—tome su mentón y la parte trasera de su cabeza y con un rápido y audaz movimiento al costado quebré toda la estructura de su cuello. Rápidamente el cuerpo de Amonet se hablando y dejo de luchar. Estaba inconsciente.
Lance un gemido de cansancio y toque mi muñeca que había adquirido un color grisáceo. Debía apresurarme, mi cuerpo humano en el otro mundo está demasiado cerca de la muerte gracias al veneno. Debía resistir.
Volvía tener un momento de debilidad en la cual no podía moverme. Aun así seguí caminando hasta una de las puertas. La patee una y otra vez. Yo poseía la única fuerza para abrir estas puertas, ya que era la única que aún estaba con vida. Se abrió con un sonido metálico luego de varios intentos y arrastre el cuerpo de Amonet dentro. Aun me sentía presa de la adrenalina, me senté junto a una de las paredes y cerré la puerta tratando de frenar la sangre que corría rápidamente por mis venas. Luego de unos minutos Amonet se levantó y con miedo y horror grito cayendo en cuenta de que volvía a estar encerrada.
-Por favor, no. Sácame de aquí. No hagas esto. Te lo ruego—yo me saque una basurita metida entre mi uña
-Amonet suplicando. Que dichoso día—me acerque a los barrotes y la mire a los ojos. Mi voz cruel se sentía complacida dentro de mi cabeza-Mi madre. Su nombre es Angelina. Sé que sabes dónde está, y me lo dirás
Amonet me miro con desprecio
-Veo que te eh subestimado Illi Ellecti—mascullo entre dientes
-Si. Normalmente hacen eso. Bien, tienes cinco segundos para decirme
-¿Qué obtengo yo a cambio?—yo sonreí
-Mi gratitud—dije, ella rio
-No eres muy lista Illi Ellecti—yo alce mi mano tomando la aguja del reloj sobre su puerta-¿Qué estás haciendo?—moví la aguja en el número seis, las luz se presentó. Amonet grito
Aparte mi mirada de ella y deje que sus gritos y suplicas continuara por unos minutos. Hasta que volví a correr la aguja lejos del único número en el reloj
-Veras Amonet, mi paciencia a llegado a su límite. Y si no hablas ahora dejare que esta pequeña aguja en este reloj se quede apuntando sobre el número seis, permanentemente—Amonet escupió sangre y había heridas abiertas en sus costillas que me permitían ver sus huesos
-Las niñas buenas se vuelven malas ¿Eh?—dijo entrecortadamente en el suelo
-No tienes ni idea—dije mirándola, ella temblorosamente se levantó del suelo-Yo fui quien capturo a Angelina, creí que tal vez tú estabas con ella. Pero creo que ya sabes que no era así, porque sigues aquí
-Ve al punto—exigí con firmeza, Amonet respiro apoyándose en una de las paredes. Estaba agitada y adolorida
-Lleve a Angelina con las hijas e hijos de Cauchemar, ellos... ellos tienen el mismo don que te ah estado atormentando. Como Idrael, los hijos del vampiro Cauchemar se meten en tu cabeza y reviven los fantasmas de tus pasados creando escenas que te torturan lentamente—mí respiración se agito con furia
-Y donde queda este lugar en donde se encuentran los hijos de Cauchemar—Amonet vacilo por largo tiempo-¡Dímelo!—moví la aguja tanteando sobre el seis haciendo que la luz volviera a aparecer
-¡Esta bien! ¡Te lo diré!—grito en suplica, yo aparte la aguja del lugar haciendo que el destello se esfumara. Amonet gruño con dolor-Ellos se ocultan bajo el Palacio de Pávlovsk. Queda... queda al sureste de San Petersburgo, Rusia. En la ciudad de Pávlovsk
Eso quedaba notablemente lejos, pero no me importaba si mi madre aún estaba con vida. Iría por ella. Mis pensamiento fueron interrumpido por la risa de Amonet
-De verdad eres una verdadera Benet como tu padre. Sanguinaria, fría y malvada. Tu padre estaría orgulloso
-Cierra la boca—mascullé agotada, la mire-Una última cosa. Estas visiones, estas imágenes que Idrael me impone ¿Cómo hago para evitarla?
-¿Por qué supones que yo sé cómo?—fue mi turno de reír sínicamente
-Vamos Amonet, has entrado en almas y mentes de miles. Sé que lo sabes—Amonet guardo silencio-Bien supongo que lo averiguare por mí misma mientras dejo esta aguja sobre...
-¡Bien! ¡Maldita sea te lo diré!—sonreí y ladee la cabeza triunfal-Se debe crear una barrera. Puedes evitar que ella entre a tu cabeza si usas algo forjado por Amitiel. Fierro sagrado, bendecido por él. Es impenetrable, y el fierro es indestructible. Busca algo hecho de ese fierro y colócalo en ti
-¿Cómo qué?
-No lo sé una corona, una collar o tal vez un diente da lo mismo niña estúpida—ignore lo último y comencé a pensar
Amonet se movió bruscamente y tomo las rejas tratando de abrir la puerta. Pero fue en vano porque estas quemaron su piel obligándola a retroceder de dolor. Yo rodé los ojos
-Por supuesto, sigue intentado casi lo logras—me burle rodando los ojos
-Me has encerrado otra vez. Y si, te felicito lo hiciste. Eres toda una digna Elegida, pero realmente no creo que seas lo suficientemente para hacer La Elección—entre cerré los ojos observándola con desconfió, ella ladeo la cabeza incrédula-¿Es en serio? ¿No sabes nada sobre La Elección?—rio-No eres tan lista como creí después de todo
-Explícate—exigí frustrada, ella se miró las uñas y luego a mí. Yo hice el aman de tomar el reloj. Amonet bufo
-La Elección es el lado que debes tomar el día en que mueras. Cielo o Infierno. Dejas tu sagrada sangre correr por sobre lo que quieras. Tus poderes evolucionaran según la elección que tomes, si me pregunta el Infierno es mucho mejor de lo que crees—rodé los ojos
-¿Dejar correr mi sangre? Este mundo es tan sanguinario. Y ¿Por qué todo tiene que ser así de espeluznante? Oh el cielo o el infierno. La Elección. La Elegida. Uh—imite su voz, estaba tan concentrada en burlarme de ella que deje de verla
Amonet estiro su brazo fuera de las rejas y tiro de mi cabello rasguñando profundamente mi pecho con sus garras. Gruñí y rápidamente gire su muñeca para zafarme de su agarre. Exhale furiosa y la mire, ella tenía piel quemada por el roce del metal.
-Lo ves Amonet, has matado en mí el ultimo sentido de compasión—saque la liga que ataba mi pelo en una coleta y tome la aguja del reloj
-¿Qué estás haciendo?—exclamo con miedo, yo deje que la aguja se posara sobre el seis, ate el extremo de la aguja con la liga y el otro con la punta final del reloj.
El destello de luz comenzó a aparecer.
-¡No! ¡Lo prometiste pequeña santígüelas!—dijo aferrándose a los barrotes
-Yo nunca prometí nada—dije
Amonet me miro con una furia que creí pronto estallaría en sus ojos. Algo tiro de ella, pero se sostuvo con fuerza de los barrotes
-Epíthesi. ¡Ephítesi! ¡Pamé gia ti_glykvtita pou mou!—grito en la lengua extraña que no entendí pero supe que no era nada bueno cuando los cascabeles y el sonido del rugido de serpientes rosando sus lengua con sus dientes se intensificaron y aumentaron su número.

Al otro lado del laberinto las serpientes aumentaron su número arrastrándose una sobre otra en el suelo, paredes y techo. Miles de serpiente de todo los colores se arrastraban en mi dirección, el pánico me ataco por sorpresa así que mis pies comenzaron a andar hasta donde la luz a la vuelta del laberinto se encontraba. Corrí con todas mis fuerzas, pero ni mi don con la velocidad pudo hacer que me escapara del feroz agarre de alguna alrededor de mis brazos, piernas y cadera. Algunas mordieron mis hombros. Grite tratando de apartarlas con rapidez, estaba cerca, estaba tocando la luz. Las mordidas se intensificaron y todo mi cuerpo parecía arder en llamas de dolor. Su piel viscosa y a la vez rasposa recorrían mis extremidades con ferocidad, su lengua fría acariciaba mi cuello. Los gritos de dolor de Amonet mezclados con los míos quedaron grabados en mi mente. Sin pensarlo dos veces, continúe corriendo y me lance al otro lado de la luz golpeando la puerta y rompiéndola en mil pedazos, lanzándome de vuelta a mi hogar...  

Entre Fuego y Plumas [Zayn Malik] {TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora