Capitulo 1

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Whitehorse, Canadá



Mi padre solía decir que yo era su angel sin alas, él siempre fue el tipo de hombre que tenía buenas anécdotas en su mente para contarme antes de dormir. Todas sus anécdotas eran leyendas inimaginables sobre ángeles caídos, ángeles buenos y malos. Por supuesto jamás creí que eso fuera verdad pero una parte de mi se encendía cuando escuchaba la palabra angel, como si mi cuerpo se prepara para algo que era inevitable.
Pero jamás paso.
Yo era solo una niña cuando él murió, el único familiar que tenía había desaparecido tan fácil como el polvo sobre el aire. Pero... según algunas personas solo tenía 9 años, una mente poco evolucionada a mi edad. Pero ellos no sabían nada, a los nueve años mis materia iban a la perfección, incluso me habían adelantado un año por mi cerebro subdesarrollado como decía mi padre.
Luego de que el muriera, servicio social me mando con otra familia cerca del estado. Cada año yo debía mudarme a casas diferentes en el estado de Whitehorse, para que mis estudios no se perjudicaran y mi vida siga lo mas "normal" posible. Pero no saben que eso jamás pasara
Y ahí estaba yo ahora, en el presente. Sentada en una silla frente a la señorita Collins con su labial rojo intenso y su pelo rubio atado en un rodete, junto con sus ojos castaños mirándome dulcemente, como si yo estuviera hecha de caramelo. La señorita Collins, es mi terapeuta desde que mi cumpleaños había sucedido, y decidió trabajar en la escuela como terapeuta escolar solo para mantenerme cerca.
-¿Cómo estas ________?-me pregunto luego de acomodarse en su asiento
-Bien-dije en un susurro esa mañana Ana, mi tutora legal de este año, me había preparado el desayuno con una sonrisa en su rostro. Y me trajo a la escuela, la mayoría calificaría eso como "bien"
-Me alegro, debes estar emocionada. Después de todo este es tu ultimo año y luego podrás hacer tu vida sin tutore legales. Cuéntame ¿Cuál es tu plan?
-Yo... solo pensaba estudiar Ciencias Literarias. Como mi padre-La señorita Collins me miro con un brillo de pena y remordimiento en su mirada
-Escucha ________, debes saber que no debes seguir mortificándote por aquella noche...
-No lo hago-dije interrumpiéndola-Siempre me ha gustado la literatura-dije y era cierto
-Bien, yo solo quiero que hagas lo correcto. Pero ahora quería tocar un tema... delicado-dijo, al ver que yo no hable prosiguió-Es sobre... tu madre-dijo, me tense sobre el asiento
Mi madre, nos abandono a mí y a mi padre cuando tenía solo 6 años. No había nada bueno que recordara de mi madre, ni siquiera se tomo la molestia de asistir al funeral de mi padre, ni como estaba yo luego de 8 años sin mi padre y 11 años sin ella. A mis 17 años... no era una adolecente típica sonriente y muy sociable
-¿Cómo te sientes respecto a este tema?-me pregunto, yo baje la mirada y encogí los hombros
-No lo sé, nunca pienso en eso-dije
-Pero... ¿Qué sentirías si tu madre estuviera aquí? Frente a tus ojos-me dijo, yo negué con la cabeza
-Yo... no sabría que hacer. Supongo que debería... -dije vacilando, y luego la mire-Debería irme o... ignorarla, no lo sé
-Pero... ¿Crees que eso sería lo correcto?
-Lo correcto sería perdonarla. Pero no puedo hacerlo, no quiero...-dije la señorita Collins me miro
-Cariño... sé lo que se siente perder a un ser amado, pero ella seguramente lo siente-dijo la señorita Collins. Estaba por responderle cuando golpean la puerta, era Elena la asistente de Collins
-Disculpe, pero un chico dice que según su horario ahora debería empezar su turno-Dijo Elena, me miro y me sonrió
-¿Qué? Imposible-dijo abriendo la carpeta sobre su escritorio de madera
Su mirada recorrió el documento, que probablemente sería la información del chico... lo extraño fue que parecía tener solo una hoja. Los ojos castaños de Collins se ensancharon por un fugaz segundo. Pero lo disimulo sonriéndome con vergüenza.
-Ho por dios cariño perdóname, debí haber confundido los horarios-dijo con un tono nervioso y casi... asustado-Elena dale a _______ los horarios para la otra semana, ahora atenderá a este chico. Perdóname linda, pero no puedo...
-No hay problema-dije tomando mi bolso y colgándomelo en el hombro
Salí por la puerta, un escalofrió me recorrió el pescuezo. De pronto sentía frio, al mirar al frente había un chico sentado en la banca de la sala de espera. Me miro con sus ojos miel claros y levanto la comisura de sus labios.
Jamás había visto algo tan hermoso en mi vida, su pelo negro rapado a los costados dejaba ver las perfectas facciones de su rostro y su mentón dejaba ver los primero días de crecimiento de su barba. Tenía un aspecto tan varonil y sombrío que sentía que mi sangre se congelaba cuando sus ojos avellanas se toparon con los míos.
-Toma cariño-dijo Elena estirándome un papel desde su escritorio, las piernas me temblaban no podía acercarme. El chico sombrío aun mantenía su mirada en mi y note que la comisura de sus labios se levanto en un aspecto de burla.
Como pude llegue al escritorio tome el papel en mis manos
-Puedes pasar-le dijo la señorita Collins a mis espaldas. El chico se paro, era alto. Yo lograba tocar su mentón con la punta de mi cabeza, su remera dejaba ver unos músculos firmes pero no exagerados y un torso delgado. Vestía todo de negro, con una chaqueta de cuero que le daba una apariencia de aquellos chicos que los no quieren que salgan con sus hijas.
Baje la mirada, al pasar a su lado... nuestro hombros se tocaron y sentía como una corriente eléctrica me paralizaba, pero no deje de caminar. Parecía que todo ocurría en cámara lenta, con el corazón latiéndome rápido lentamente lo mire por sobre los hombros y el estaba sentado en la silla en la que hace 5 minutos yo estaba, me miro y sentí como si una corriente me empujara hacia él. Me asustaba... pero de alguna forma u otra sentía atracción hacía el, un tipo de atracción que no podía explicar con palabras.
Solo al llegar a mi casillero pude soltar el aire acumulado.
¿Qué era lo que había pasado? ¿Quién era él? ¿Y porque me sentía asi?
El timbre sonó, al parecer me había quedado 20 minutos paralizada frente a mi casillero y me saco de mis pensamientos, decidí tratar de olvidarlo aunque era imposible, tome mis auriculares y escuche rock a todo volumen contaminando mi mente de letras que parecía poesía prohibida y real
Abriéndome paso entre las personas, llegue a la clase de biología con el profesor Sykes. Me senté en el último lugar, sola... como siempre, me saque mis auriculares. Me sentía encerrada en mis pensamientos, por más que intentaba prestar atención a la clase, no podía sacar de mi mente a ese chico sombríamente hermoso.
-Oye ______, linda ropa ¿Dónde la conseguiste en una funeraria?-dijo Carme, la castaña de ojos verdes. Al parecer Carmen disfrutaba del hecho de hacer sentir mal a las personas, pero había algo personal contra mi, si tenía una oportunidad para atacarme verbalmente. Lo hacía
Simplemente la ignore, tal vez no debí colocarme los jeans, camisa y sudadera negra. Mi cabello negro, caía sobre mis hombros... era tan azabache como era el suyo.
Baje mi mirada triste, no por Carme, ya me había acostumbrado a su incompetente habito de molestar a aquellos que no eran de su agrado o simplemente no eran como ella. La tristeza y una horrible desolación que sentía cada vez que pensaba en mi padre. Ese horrible accidente automovilístico, donde yo sobreviví. Y él no
Desde ese día me aleje de todo el mundo, aquellos a los que consideraba amigos ahora solo miraban de lejos. No era que no tenía amigos, tenía a Luci una de mis mejores amigas pero... me sentía bien estando sola. Las multitudes no me hacen feliz, pero por otra parte estar sola me dejaba con más tiempo de hurgar en mi mente recuerdos que quisiera borrar. Todo eso cambio cuando conocí a Luci, rubia de ojos celestes. Su padre un empresario trabajador y su madre una abogada que por alguna coincidencia era compañera de Ana. Luci y yo no éramos iguales, ella era desvergonzada y precipitada. Pero Luci era la única que me comprendía, la mayor parte del día, excepto este que decidió faltar.  


Entre Fuego y Plumas [Zayn Malik] {TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora