—¡Si! ¡Si! ¡Si!-exclamé ya sentada en mi auto admirando la foto en mis manos.—¡Aqui estas!
Era una foto vieja de Flash y yo, de una máquina de fotos, me veía tan joven y bonita ¿que me pasó?
Siempre la había tenido ahí escondida en el auto, y dirán, verga pero tú tienes a Peter eso podría molestarle. No, no le molesta, y si lo hiciera sería un hipócrita por que el fondo de pantalla de espera de la computadora de su oficina es una foto de él y Gwen, así que no puede decirme nada, ni yo a él, y no pretendo hacerlo tampoco.
Estaba en clases y el profesor decía que me había extrañado estos últimos días, saben que es triste, estudiar periodismo, todo es una puta competencia, por que claro, el mejor, el que tenga más carisma, irá a mejores canales y tendrá mejores historias.
Otros solo pasarán a ser camarógrafos, lo bueno es que a Ennio le encantaba ser camarógrafo, decía que hablar por la cámara no se le daba y mucho menos entrevistar, por que decía muchas palabrotas.
—Te digo algo... este tiene que ser el mejor trabajo que hagamos, en nuestra puta carrera.
—¿Por?
—¿Ves al Niño bonito de allá?-preguntó señalando al morenazo de Kovu, un chico africano de ojos verdes y negro, santo, ¿pa cuando él mio señor?
Lo más sexy de Kovu, era una cicatriz que tenía desde su ceja y bajaba por su ojo, y espero que hayan entendido la referencia.
—¿Que tiene?
—¡Me tiene harto!-chillo.
Ay no puede ser. Gire los ojos.
—Mira todas esas chicas cerca de él, tengo que vencerlo, ¡TENGO QUE VENCERLO!-chillo de nuevo.—Así que prepárate para no dormir los próximos dos meses de tu vida.
—¿Que? Y yo por que.
—Iremos tras esa mujer, la gata negra.
—Oh no, no, no, no, no, no.-dije varias veces mientras movía las manos.—Yo no pienso perder la vida por un reportaje.
—¡Entonces no eres una reportera apasionada!
—También quiero mi vida.-chille.—Y por si no lo recuerdas, me disparo.
—Ambos sabemos que si ella hubiera querido matarte lo hubiera echo.-susurro.
—¿Y si un día si quiere matarme?-chille.—Iras a hacer el trabajo solo Ennio, no cuentes conmigo.
Cuatro días más tarde estaba en mi auto de brazos cruzados mientras Ennio manejaba a no sé dónde cerca del puente de la ciudad. Ahg, lo odio. Era la 1 de la mañana, y recuerdo que Peter dormía tranquilamente cuando me fui a escondidas.
Desde aquel día no e bebido, digamos que le agarre miedo a beber, no quería perder a Peter. Y eso ya era un avance.
—Por lo menos pudiste haberme comprado un chaleco antibalas.-dije cuando apago las luces para pasar desapercibidos mientras nos estacionábamos en el puerto.
Me pasó la misma máscara apestosa, que tuve que ponerme.
—No creo que este aquí, todo siempre son rumores.-dijo bajándose.—Pero uno nunca pierde con intentar.
Rodee los ojos, un día de estos me va a matar. La escena me recordaba a la película de las tortugas ninjas, escondidos detrás de contenedores, pero yo no estaba tan buena como Megan Fox, y Ennio no estaba tan feo como las tortugas.
El comenzó a grabar con su teléfono una conversación que se podía escuchar a lo lejos, y de un empujón me acerco para que pudiera poner más cerca el micrófono.
—Te dije que esto no puede saberlo nadie...-susurro una voz femenina, ronroneando, Ay Ennio que mal que no te equivocaste.
—¿Es ella?-asenti. Dejo escapar un suspiro de niña enamorada de Harry de One Direction, y le tape la boca apurada.
—¿Que fue eso?-preguntó la voz masculina.
—Quédate aquí, yo iré a ver.
Y se escucharon unos tacones resonar por el piso húmedo, y yo me pegue a él contenedor asustada con el corazón latiéndome tan rápido que se me iba a salir por el pecho.
Me van a matar por culpa de este imbecil enamorado.
Y pum.
—Miren, miren, parece que las tortugas ninjas no aprenden a la primera ¿No? Esperaría esto de ti Miguel Ángel pero ¿De ti Rafael? Pensé que eras más sensato que el.
Mi boca se cayó casi al piso, del miedo, la impresión y un poquito en shock por sus palabras, y Ennio no dejaba de grabarla en ningún momento, aun que siempre se veía era solo su imponente silueta frente a nosotros.
¡Me van a matar!
