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Una lectora pidió un capítulo narrado por Peter, esto fue lo que me salió.

Mary Jane se fue a la cama, de una vez cuando llegamos, se recostó de medio lado y la escuché suspirar.

Se me caía el alma al suelo verla así, y saber que estaba así. Lo que más quería en el mundo era verla feliz, así que me acerqué lentamente a ella, y acaricié su cabello, apenas pudo sostenerme la mirada.

—¿Quieres que pida una pizza?-dije tratando de alegrarme el día pero ella negó con la cabeza.—Vamos, es tu favorita.-dije sonriendo un poco. Se acurruco un poco mientras sonreía.—Esa es mi gordita.-dije riendo.

Se veía tan tierna, tan preciosa.

Pero su mirada estaba tan triste. Bese su mejilla y fui por el teléfono para pedir la pizza.

—Pónganle maíz.-dije mientras hablaba con la chica por teléfono.—Y anchoas...

Y escuché como M.J gemía de dolor, y después rompía en llanto.

—¿Eso es todo?-preguntó la chica.

—Si, eso es todo.-dije rápidamente para trancar el teléfono y correr donde mi chica.

La metí dentro de mi pecho y la abracé fuerte, y sentía como su espalda se quebraba del dolor, y me llenaba la camisa de lágrimas. Bese varias veces su frente mientras que ella se calmaba.

Ay mi Mary Jane.

Para cuando llegó la pizza, ya ella estaba casi dormida, pero cuando la olió se sentó emocionada.

Comenzó a comerla y se veía más feliz que minutos atrás.

Me partía el alma a mi también eso de que... ya saben, le hicieron un aborto, yo estaba algo emocionado con la idea de que ella estuviera embarazada, me prometí a mi mismo que la iba a cuidar y que él bebé estaría sano.

Pero no pudimos.

No pudimos.

Y yo sabía que ella le dolía, no tanto emocionalmente, si no en lo físico, veía como se removía a mi lado a la hora de dormir sin encontrar paz, la escuchaba gemir, y como su rostro cambiaba.

Le dolía.

Y no podía hacer nada.

Me quede despierto hasta las 3 de la mañana, a su lado, solo pensando, y fui por las pastillas que le había mandado el doctor, la medio desperté y se las di de tomar.

Ella se quedó encogida a mi lado, solo mirando a la nada, acaricié su rostro. Sabría que tendríamos otros bebés en el futuro, y ella también lo sabía.

Pero por lo que yo entendía, era normal que ella se deprimiera. Pase mi pulgar por sus labios y ella medio sonrió.

—Aquí estoy M.J.-le susurre.—Y no me voy a ir M.J, jamás me voy a ir de tu lado...

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Queens (Mary Jane)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora