Un año después, las cosas empeoran

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Ambos se encontraban fuera de la barrera de protección mientras buscaban algún animal salvaje para cazar en una enorme llanura arenosa.

Pensarían que es casi imposible encontrar algo decente que comer en un lugar lleno de tierra y plantas secas, pero esto era lo único que quedaba de un vasto bosque antes de la guerra entre humanos y muñecos de barro.

En realidad, estaba severamente prohibido abandonar la barrera de protección sin el consentimiento de algún líder dominante, como son el maestro de alguna secta o el mismo emperador, si eran descubiertos, el castigo no sería pequeño. Pero la falta de alimentos nutritivos en ese lugar, llevó a estos dos jóvenes a arriesgar su vida para buscar algo de comer con lo cual alimentar a sus pequeños hermanos de secta, que consistían en niños que ni siquiera habían alcanzado los 12 años todavía.

Estos dos jóvenes que caminaban silenciosamente por la extensa llanura, eran los únicos cultivadores mayores que quedaban en su secta, el resto de sus hermanos aprendices que estaban en un nivel mucho más alto fueron enviados a la batalla contra los Ni Kuilei, dejando sólo a los de bajo nivel espiritual y a los más jóvenes.

Dentro de la barrera sólo podían sobrevivir aquellos que tenían suficientes suministros, ya sea medicina o alimento, todo era valioso. Aunque los cultivadores con un rango superior a Guerrero de Bronce podían permanecer al manos 6 meses sin comer, no era lo mismo para aquellos cuyo nivel de cultivo no superaba la Etapa de Meridianos, ellos aún tenían que alimentarse para conservar energía y seguir viviendo.

Sería más conveniente para aquellos que buscaban suministros ir a la ciudad, pero las probabilidades de salir con la cabeza aún sobre los hombros eran realmente escasas. Grandes grupos de Ni Kuilei patrullaban las calles a cada momento del día, si uno tuviera la intención de infiltrarse, esa persona debería tener la presencia de un fantasma.

Ambos jóvenes continuaron caminando por el arenoso desierto oscuro, pero en todo ese tiempo no vieron ni el más mínimo rastro de un animal, sólo arena, nubes negras y plantas podridas.

"Hermano aprendiz, creó que deberíamos volver ahora" La mujer se sujetó fuertemente a las mangas del joven, su delicado rostro estaba levemente pálido.

El joven giró la cabeza y la consoló, "Ya estamos aquí, si volvemos sin nada Shifu nos castigará por no decirle sobre nuestra partida, pero si al menos somos capaces de traer algo con nosotros, entonces tal vez no se enoje demasiado"

La joven lo pensó un poco y luego asintió con la cabeza.

El discípulo hombre sonrió, "Buena chica"

Pero mientras ambos conversaban, de repente, a lo lejos, vieron una gran masa de humo negro que se precipitaba rápidamente hacia ellos.

El rostro del joven se hundió instantáneamente, cogió la mano de la mujer y se apresuró a tirar de ella, "¡Tenemos que salir de aquí! ¡Esos malditos nos encontraron!"

Ambos comenzaron a correr, pero el humo negro les pisaba los talones, de su interior, un gran número de Ni Kuilei montaban sus caballos e iban tras ellos.

Los dos discípulos corrieron con todas sus fuerzas, hasta que llegaron frente a un inmenso mar de enredaderas espinosas que crecían en medio del desierto. Se podría decir que en todo el lugar, estas eran las únicas plantas que aún continuaban viniendo, ya que no se alimentaban de agua, sólo de angustia y sufrimiento humano.

Ambos jóvenes se encontraban actualmente en un callejón sin salida, estaban cansados y su energía espiritual no era suficiente como para enfrentarse a tantos enemigos.

Aunque ya tenía claro en destino que les esperaba, el joven aún apretó los dientes, sacó su espada y se puso en frente de la mujer mientras rugía, "¡Atrás o los mataré a todos!"

"Hermano aprendiz..." La joven se aferró a la espalda del muchacho mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

Los Ni Kuilei, al ser sólo un montón muñecos son vida, naturalmente no podían entender las palabras humanas, así que sacaron sus armas y se acercaron lentamente a la pareja.

El joven se puso en posición de combate, listo para enfrentarse a la muerte. Pero antes de que lograra dar un paso adelante, una nítida voz un tanto perezosa se escuchó en el lugar.

"Niño, esta bien ser valiente, pero recuerda que existe una delgada línea que separa la valentía del suicidio"

Totalmente sorprendido, el joven se dió la vuelta, y ante sus ojos una rápida figura roja pasó a toda velocidad por su lado mientras se dirigía hacia el grupo de Ni Kuilei.

"¡Detente! ¡Es peligroso!" Gritó el joven mientras la sangre abandonaba su rostro.

La persona no pareció haberlo escuchado, ya que en un parpadeó apareció frente al primer Ni Kuilei, desenvainó su larga espada plateada y con un sólo movimiento de su mano, la espada cortó el aire y atravesó el cuerpo de todos los enemigos, dejando sólo los escombros y un montón de tierra.

La persona vestida de rojo se arregló algunos mechones de cabello que habían caído en su rostro, guardó su espada y se dió la vuelta para observar el estado de los dos discípulos de secta.

Sólo Dios sabía que cuando ambos jóvenes vieron el rostro de la persona que tenían en frente, casi se les olvidó respirar.

Hermoso... esa palabra parecía no ser suficiente para describir lo que vieron.

El diseño de su ropa roja indicaba que se trataba de un hombre, tenía el cabello largo y negro que era sujetado por un bello lazo de seda en una cola de caballo. Algunos mechones de pelo negro caían graciosamente por su frente, contrastando con el saludable blanco de su piel. En ese rostro delirantemente hermoso se encontraban un par de cristalinos ojos azules como el hielo, aunque eran fríos e inexpresivos, también eran claros y profundos como el interior de un lago.

El joven discípulo dudó un momento antes de hablar tímidamente, ya que aún no había superado la conmoción que sufrió hace un momento.

"Muchas gracias por ayudarnos joven maestro, el nombre de este humilde es Qu Xun" El joven se volteó hacia la mujer en su espalda, "Esta es mi hermana aprendiz Chu Xi ... ¿Nos podría decir quien es usted?"

Bai Feng lo observó por un momento, luego curvó sus seductores labios en una sonrisa embriagadora.

"Por ahora no puedo decirte mi nombre, pero ya que estamos comenzando con las presentaciones, simplemente.... llámame doctor divino"

Señorita Prodigiosa: La Leyenda Del Doctor DivinoWhere stories live. Discover now