Semillas en la isla

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Podría cambiarte pero decido cambiar el camino, porque allí donde habría perdido todas mis esperanzas y mi energía no habría conseguido más que efímeras pasiones agitadas por las olas que finalmente se mueven sin decisión.
Decido cambiar el camino y hacerlo de piedra pero también de tierra y entre la tierra, ir dejando semillas que se conviertan en ilusiones escondidas que irán creciendo sin que lo perciba, con lágrimas que merezcan mi felicidad y también mi tristeza.
Y sin mejor cosa que decir, ahorro tiempo y esfuerzo que no necesito tratando de seguir el ritmo de tus pasos, porque voy caminando mientras mi reloj lo permita y mi corazón consiga seguir vivo. Ahora voy conmigo, a mi modo, sin excesos y regalándole al viento mi territorio que finalmente será suyo y de quien camine con mi afán y su ritmo.
Y será la belleza también la que caracterice las pisadas, porque la fuerza con la que habrá que caminar se definirá por esa sublimidad que no necesita ser expuesta ni mucho menos acariciada, será la belleza del horizonte la que no tendrá prisioneros ni cielos hostiles mientras se vea revivir al sol.
Seguramente el camino se convertirá en una isla en la que todo lo que me rodee sea cercano y distante frente a los esfuerzos que le proponga al agua y al aire que me dejaran suspirar mientras llegas, pero hasta que eso pase, será la mirada fija la que determine el rumbo del viaje y el tacto el que consiga las sensaciones que lleguen cargadas de ímpetu para adornar la ruta.
Todo esto pasara sin final y seguramente sin haber comenzado un día ni una hora determinada, todo lo decidirá el tiempo que venga diferente al calendario y que se acomode a la fluidez de mi respiración hasta poder algún día encontrarte, pero si la vida no ha de regalarme ese encuentro, entonces que la música y un buen libro decidan empezar a buscarme.
Para entonces, el mundo seguirá dejando sus problemas en territorios ajenos, muy poco en realidad dirán los que pueden hablar acerca de lo que se necesita hablar y casi nada se hará al final de cada día si los amaneceres continúan siendo para unos pocos mientras la oscuridad se torna rutinaria para el resto.  

PUNTOS SUSPENSIVOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora