A la inocencia me acerco y de la ignorancia me alejo

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De inocencia hablamos los que poco sabemos, pero a la inocencia la rodean los frágiles, los nobles y los que conservan sus verdaderas raíces. Porque hay una pureza inimaginable en ella, porque la bondad del que la derrocha ni siquiera la controla y aun así no sabe que la tiene, mientras el que cree tenerla se jacta de su sobradez.

Que la inocencia no es ignorancia y que el ignorante justamente la confunde y se protege es el caos de la sociedad. Es que en el umbral del dolor están quienes replican la apatía y quienes combinan la malicia con la estupidez.

Yo prefiero mantener una combinación de leyes propias en las que se aplique la solidaridad con la inteligencia y la maldad con la inopia, en donde el justo vea por sí mismo y el inválido en conocimiento sea ciego tras su andar. Prefiero el verdadero altruismo y no al mezquino que dice tenerlo.

Consigo con mis ojos la entereza de la vida y las imágenes que me regala, que no me cobra, y que son motivo de un colorido o a veces oscuro análisis en mi cabeza, porque con cada imagen tengo la fortuna de recrear tiempos, momentos y espacios invisibles. Consigo alejarme de la ignorancia, pero embellecerme con la inocencia.

PUNTOS SUSPENSIVOSWo Geschichten leben. Entdecke jetzt