Aguardar en calma y confesar con prisa

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Te quiero contar algunas cosas que no sabes de mí, que no sabes de nadie y nadie sabe que las sabrás. Te quiero contar que me gusta cómo se enredan las palabras cuando vienen de tu boca y como las desenredo cuando con suspiros me las susurras. Te quiero contar que hace mucho y en realidad poco que llevo de querer conocerte pero que me encanta caminar de tu lado, a veces siguiendo tus pasos. Quiero confesar que las noches han sido amigas de mi imaginación y que la luna da el reflejo de tu cara, esa que aún no conozco, cuando me quiere mostrar el mundo de otra forma.
Y ya que estoy escribiéndote, seguiré tratando de decir lo que faltará por decir siempre, quiero rescatar tu mirada, porque en definitiva, es la que deja de ser el mundo para convertirse en mi mundo, rescato cada fruncido porque me encanta cuando con mis actos tu piel cambia de forma. Me quedo con los regaños que pueden ser siempre lo que comienza antes de la muerte.
Me gusta escribirte de vez en cuando, arriesgándome a olvidar algunas palabras que prefiero decir en el aire y no en el papel, pero luego descaradamente te escondes de las voces que quieren hablarte. Entonces me siento en la obligación de hablar de tus besos, esos que sin puntería no das aun por miedo a perder, y cómo no pensarlo si en el mundo los besos robados y fríos abundan. De muchas maneras y en muchos momentos los labios han servido para hablar más que para besar, y ¿sabes?, a veces las palabras pueden besar mejor.
También quiero confesar que he llegado a preferir la resaca mientras tu tratas de recordar lo que no ha pasado, prefiero la resaca porque en la mea culpa hallo el equilibrio que necesito frente al éxtasis de felicidad. Y luego de volver a los cinco sentidos que me acompañan de vez en cuando, confieso que te podría ayudar a caminar siempre me permitas sentir tu mano apretando suerte la mía.
Y cuando desde la libertad te escribo arrojo pedazos de libertinaje, ese que solo uso para ti. Entonces, sin recurrir a los protocolos ya los besos empiezan a tener puntería y las palabras sin tener que transformarse en el aire pasan directamente a tu mente. Empiezo a creer que existes en algún lugar y los pétalos que con amor crecen se van deshojando para dejarme tu camino.  

PUNTOS SUSPENSIVOSWhere stories live. Discover now