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- Tienes todo, completamente todo, ¿verdad? - Mí madre no dejaba de hacerme la misma pregunta una y otra vez. - Recuerda por favor no olvidarte de llamarme o responder mis llamadas, ¿Bien? - Asentí escuchandola mientras nos separamos del abrazo, teniendo cuidado de no tirarme por la presencia de mis muletas aún.

- Adiós, cariño. Ten cuidado y avisa cuando hayas llegado, cuídate de ese pie - Asentí y papá se acercó para abrazarme a mí.

- Les avisaré - Señalé a papá cuando nos separamos. - Responderé tus llamadas - Ahora dirigí mí dedo hacia mí mamá, por último, señalé a mis hermanos. - Y no les dejaré mí habitación - Todos reímos y con ayuda de papá, que llevo mis maletas, me fui hacia el auto.

El chófer me estaba esperando fuera de casa, así que me apresuré lo que más pude para no hacerlo esperar más y mí padre le dejo mis maletas para que las guarde.
Yo me subí en los asientos traseros del auto junto a mis muletas a un lado y bajé el vidrio de la ventana para saludar por última vez a mí familia con mí mano. Una vez que el conductor subió al auto y el mismo comenzó a avanzar, volví a subir la ventanilla y me concentre en el resto del viaje.

A decir verdad, no era un viaje muy extenso, es decir, solo era media hora sin demoras en el camino, así que por suerte sería un trayecto muy corto que debería tomarme cuando me traslade desde mí departamento a Castelletto y viceversa.

En el viaje me la pasé hablando con el chófer, era un hombre algo mayor ya, pero no lo suficiente como para ser un anciano. Me contó varias cosas sobre él, como que era abuelo de dos niños pequeños, una chica y un chico no mayores de seis años. Tenía dos hijas, Sara, que era pediatra y la madre de sus nietos y luego estaba Rafaela, que era su hija menor, estaba terminando de estudiar psicología. Además estaba casado con una señora que se llama Isabela. Parecían una familia perfecta.

Al adentrarnos en la ciudad, no tardó demasiado en llegar a mí nuevo hogar, ya que estaba el pleno centro.

El conductor frenó en la entrada del mismo y me ayudó a llevar mis maletas hacia el interior del edificio, específicamente a la recepción, dónde estaban una chica y un chico en la parte de recepción. Luego el conductor se despidió y volvió a su automóvil.

- Hum... Tengo alquilado el departamento 4 del piso 6, es la primera vez que vengo - Confesé y ellos sonrieron simpaticamente.

- Nos alegra mucho que te quedes aquí - Dijo el chico - Soy Alex, puedes llamarme desde el departamento si necesitas algo - Asentí sonriendole.

- Yo soy Mía, también puedes preguntarme lo que sea - Luego de decirme aquellos con una sonrisa, se dió vuelta y tomó una llave de la pared donde colgaban las mismas. - Está será tu llave, déjame llevarte las maletas - Salió de detrás del mostrador y se acercó para tomar mí equipaje e ir hacia un gran ascensor.

Presioné el piso 6 y el ascensor comenzó a subir, como corresponde.

Al llegar al piso, me encontré con un bonito pasillo color bordo donde había varias puertas, de las habitaciones claramente.
Mía abrió la puerta de mí departamento y dejó mi equipaje en el interior del departamento y me dijo que si necesitaba hacer compras, ella podría hacerlas por mí, debido a que con mis muletas se me dificultaría cargar las bolsas. Propuesta a la que por supuesto accedí y le di una lista de cosas para comprar y el dinero necesario, luego se fue.

Era un departamento muy amplio, había algo de olor a pintura en el interior, pero ya iba a irse cuando abra bien las ventanas, es que seguro habrán pintado hace unos días y no han abierto nada para que el olor se vaya.

El Eclipse. «valentino rossi y tú»Where stories live. Discover now