El Eclipse. «valentino rossi y tú»

33.

Franni nos hacía señas con sus brazos, de forma animada claramente.

Fran y yo corrimos con nuestras maletas hacia ella y nos saludamos las tres con un abrazo.

Parecía que de verdad le alegraba que llegáramos, quizá no sería algo tan malo pasar unos días con ella, o quizá solo me caía bien ahora porque se me había quitado del todo el enojo con Valentino por haberme ocultado que ellos salían, quién sabe.

Ya teníamos todo nuestro equipaje, así que Fran nos guió a la salida del aeropuerto y nos subimos a un auto que había afuera, lo conducía un hombre de pelo castaño algo mayor, supongo que sería un chófer.

El camino hacia el puerto donde estaría el yate fue algo corto, pero cargando las valijas nuestras se nos dificultaría, así que Franni decidió irnos a buscar en un auto.
Nos contó que nadie sabía que iríamos, ella le había dicho a Valentino que invitaría a dos amigas, pero jamás le contó que éramos nosotras.

Eso hacia más emocionante la llegada, Vale no tenía ni idea de lo que lo esperaba, no se lo imaginaria jamás.
¿Yo y Franni juntas? Sería como ver juntarse al agua y al aceite.

Ella nos ayudó a subir las maletas, al parecer nadie estaba dentro del yate, quizá estaban en la parte de afuera, manejando o sentados en algunas reposeras, quien sabe.
Franni nos guió a un cuarto que compartiriamos con Fran y una chica más pero no recuerdo su nombre realmente.

Era lujoso por dentro, tenía el típico estilo moderno y había luces en todos lados.
Nuestro cuarto tenía una especie de madera clara en las paredes, y para combinar el tono de la madera, predominaba el color blanco de las sabanas, el techo y algunos

detalles más.

Dejamos nuestras cosas y cuando Franni se fue del cuarto para darnos espacio, se despidió diciéndonos que fuéramos a afuera con algún traje de baño, ya que ella estaría allí y nos esperaría en la piscina del yate.

- ¿Cómo crees que reaccione? Él no sabe que somos nosotras las que vinimos - Le pregunté a Fran mientras ponía primero las remeras en un estante, luego coloque unos jeans en otra pila de ropa al lado.

- Creo que se va a caer al agua de la emoción - Amabas reímos imaginandonos aquello.

- Puede ser, puede ser - Terminé de ubicar mí ropa interior y mis trajes de baño en un cajon libre.

Tomé un traje de baño negro entero, que tenía la mayoría de la espalda descubierta y luego me metí al baño para ponermelo correctamente.